Comprar RELACIONES

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martes, 28 de febrero de 2017

In preparation for take off VI



- ¡Esto es una estafa!
- ¡Eh! Salga de ái, va, vía.
- ¡Esto es un atropello, oiga!
- ¡Qué atropello ni atropello! ¡Rajá de acá!
- ¡Acá no hay ningún count-down! Esto va subiendo.
- ¡Pero tomatelás de una vez!
- Ya vamos por el seis, y tendría que ir hacia abajo.
- ¡Juera, bicho! ¡Vaya pa' las casas!
- P-p-p-pero...
- ¡Pero nada, piantá!

¡Mamá! La verdad es que no le aconsejo a nadie tener un lector desprevenido. Se te mete de la nada y encima quiere tener razón. ¡Habráse visto!

Decí que ya estoy de vacaciones, y pretendo no hacerme más problema, mi única ocupación ahora es ir a buscar el auto y agarrar la ruta por unos días y  olvidarme de todas estas cosas.



A partir de entonces, pálido e intrépido lector, nos mantuvimos firmes. Ninguna invitación fue aceptada, pese a las campañas desatadas con vistas a obtener la presencia del Lobo en tal o tal lugar en los meses de mayo y junio (y no era fácil, puesto que nos resultaba imposible dar una explicación aceptable de nuestra negativa). No pasaron. Nosotros, sí. Con la esperanza, oh paciente acompañante de estas páginas, de que nuestra experiencia te haya abierto también algunas puertas, y que en ti germine ya el proyecto de alguna autopista paralela de tu invención. (1)

¡Qué envidia! ¡Qué no daría yo por tener un lector pálido e intrépido en vez de uno desprevenido! Pero bueno, cada quien tiene el lector que se merece y habrá que lidiar con eso.

Así que en estos días en los que los árboles  ya se van probando el traje de otoño, me toca preparar mis vacaciones. Falta poco, y ha sido un año difícil como para que se prolongue tanto el descanso anual. No es poco que mientras todos vuelven uno se va, así que la idea es aprovechar esas oportunidades.

Solamente habrá que bancarse al lector desprevenido un par de días más.

¡Salud!


Fernando Berton,
Febrero 28, 2017

(1) Cortázar, Julio; Dunlop, Carol; Los autonautas de la cosmopista -un viaje atemporal París/Marsella-; Alfaguara; Madrid; 1996; Págs. 43-44

lunes, 27 de febrero de 2017

deber ser

climbing up - summer - 2017

I sometimes wonder: ¿estaré haciendo bien? Y a veces me respondo que sí; otras veces que no.

Hasta las cuatro de la tarde,los deseos no están disponibles. Duermen el sueño de los justos, o las siestas ajustadas, mientras se deleitan en recibir caricias con las yemas de los dedos por la espalda las costillas o las nalgas.

Recién llegó un correo de vos. Decía cosas que no se entendían del todo, pero que más o menos se podía suponer que sí cuando todo el resto de la cuestión quedara en términos acordes a lo que se había pactado previamente en concurso real y en el pleno ejercicio de las facultades.

Más temprano que tarde las chicas lograrán su cometido y el resto deberá callar para pasar a otra etapa.

Ninguno de los dos consideró que fuera necesario caer en las falsedades tan frecuentes cuando el hombre común llega a su casa después de haber concretado una nueva jornada de trabajo y el resultado ha sido cero. Es decir, que todo lo que ganó ese día ya se lo ha gastado entre ir y venir del trabajo, la comida de él y la de su familia y entonces todo vuelta a empezar.

De un momento a otro la tarde se ha convertido en noche. ¿Qué pasó? Estaba nublado, y no nos dimos cuenta de la metamorfosis. De la tarde que se ha convertido en noche de un momento a otro mientras estábamos mirando hacia otra parte.

El tren ha salido demorado. Antes, salía de azul y blanco. 

El subte ya no llega a la estación terminal, y la gente ha preferido caminar a estar esperando infinitamente en la parada del colectivo que no ha sido capaz de prever el aumento sideral de pasajeros.

La chica infinita llega a casa. Prepara un mate, y con una sonrisa enorme dedica una sonrisa amplia como un horizonte. Y luego entrega su deseo al sudor aumentado un millón de veces por un febrero excesivamente caluroso para lo que normalmente es un febrero.

Y así vamos pasando. Las cosas son lo que son.

¿Cómo creés que deberían ser?


Berton, Fernando
2017, febrero



sábado, 25 de febrero de 2017

Otras voces

Cosas que pasan es un blog que no se caracteriza por divulgar la obra ajena de manera completa. Lo hace desde la reseña, la crítica, el impresionismo. Pero obra completa de otros autores casi que no. 
Hoy, sin embargo, se hará una excepción, y presenta un texto del conde Alejandro von Belda, nacido en Baviera en 1899, muerto en 1912, en la madrugada del 15 de abril, mientras buscaba nuevos horizontes en su viaje desde Europa a América. 

Por ciertos errores en la burocracia cósmica, renació en Argentina años más tarde, hijo de Herman Bigalski, Caballero de la Orden de Leopoldo con Espadas, destituído Alcalde de la municipalidad de DEURNE, distrito y provincia de Amberes, arribado al Río de la Plata en busca de mejor fortuna, que no encontró. 

Renombrado como Alejandro Belda, cruzó sus caminos con un servidor a comienzos del siglo xxi, en circunstancias poco claras, pero que llegaron al intercambio de determinadas obras.

En honor a este magnífico encuentro, Cosas que pasan se complace en presentar a continuación un texto original e inédito, hasta el momento, del susodicho.

Esperamos que el lector desprevenido y el habituado logren disfrutarlo.

¡Salud!








La Sentencia
Estaba viviendo en la periferia de Kosovo. El barrio, con casas al fondo, pequeñas quintas y alambre tejido al frente, bien podría haber parecido cualquier otro suburbio tranquilo del mundo, a no ser que la guerra había destruido todo. De mi casa solo quedaban escombros.
En esa desolación estaba cuando escuché, creo que de una radio portátil de un vecino, una noticia que me generó indignación: el Papa recorrería las zonas bombardeadas. Estaba pensando en lo poco que me importaba el papa y la hipocresía de la iglesia católica, cuando noté, por el revuelo de los vecinos, que el personaje pasaría por el frente de lo que había sido mi casa.
Debo confesar que tuve un ataque de cholulismo, y quise llegar hasta la verja para verlo pasar. En eso recordé algo que había dibujado hacía tiempo y que había podido rescatar de entre las ruinas. Lo llevé para mostrárselo.
Estaba pasando Juan Pablo II. No noté la comitiva, parecía que caminaba sólo, puerta a puerta como un vendedor ambulante. Ahí lo encaré y le dije que tenía un dibujo para mostrarle.  El viejito de ojos azules era inexpresivo y pausado. Podía pensarse que se la daba de importante o que estaba en otra frecuencia. Le di el dibujo y mientras él lo observaba (me da vergüenza recordarlo), comencé a explicárselo con verborragia: El dibujo tenía dos rostros de Jesús superpuestos, uno mirando hacia abajo y otro hacia arriba; le conté que mi intención había sido representar la parte humana que miraba los hombres y la divina que miraba hacia arriba.
El papa, con el dibujo en las manos, en un instante que me pareció una eternidad, guardó silencio.
De pronto sentenció algo, que en principio pensé había entendido mal: - Tenés que escribir sobre esto.-
Y eso fue todo.
                                                               …………………………………………..

Estimado Juan Pablo II
Ignoro cuál es el protocolo para dirigirme a usted, en estas circunstancias. Es claro que cualquier protocolo sería una especulación literaria, particularmente cuando se le escribe a una persona muerta y no es mi intención hoy ornamentar con palabras, sino organizar un contenido.
Si deseo aclararle mi posición de respeto y mi condición de no practicante de la fe católica.
Cuando pensé que mi tarea encomendada estaba cumplida, dado que había escrito el texto que figura más arriba bajo la premisa “escriba sobre este tema”, me encontré con la invitación a redactar esta “carta abierta” y nuevamente quedo perplejo ante esta misión a realizar.
Calculo que tendré que escribir sobre el Cristo humano que mira hacia adelante y el Cristo dios que mira hacia arriba. Y pienso en los aviones de la revolución del ’55 con la leyenda pintada en las alas “Cristo Vence” que bombardearon al pueblo en la Plaza de Mayo. Alguno habrá mirado hacia arriba antes de morir… Se me revuelve el estómago teniendo que escribir sobre esto. Intentaré continuar. Tal vez, el que mira hacia arriba es el humano, y el otro no.
El tema es que, después de nuestro primer contacto, de esto ya hace más de quince años, me dediqué a investigar sobre cristianismo, leí los evangelios, disfruté de los beneficios de la fe y finalmente perdí la confianza en las organizaciones eclesiásticas, como tantos otros.
Pero bueno, no fue una pérdida de tiempo. Hoy puedo hablar de la figura de Cristo como hombre y como Dios, con mucho más fundamento que en aquél entonces. Sin embargo sigo dando rodeos sin entrar al tema.  Seguramente la yunta de la iglesia con la oligarquía que se manifestó en Argentina por los años ’30 -y no da señales de ruptura-, me revuelve las tripas. A pesar de que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al reino de los cielos…
La parte más sangrienta y terrible del evangelio es la de la llamada “pasión”. El pobre tipo crucificado mira a Dios hacia arriba y dice: -Perdónalos, no saben lo que hacen. Aunque también, antes de su muerte dice: -¿Por qué me has abandonado? El hombre o la mujer en esa Plaza de Mayo dicen lo mismo. Tal vez porque Cristo vive en nosotros, todos somos una parte de él, cuando miramos al que está al frente o cuando miramos al cielo.
Se supone que Cristo vino a salvarnos, y en particular, a librarnos de la culpa. Y con el simple proceso de reconocer la culpa y aceptar la fe, quedamos libres para seguir creciendo, evolucionando. Tanto las personas como las instituciones.
Sin embargo, la iglesia católica no expresó el mea culpa por esos hechos, y si, por ejemplo, por curas perversos. No se reconoce culpable como organización,  sino que reconoce podridos algunos extremos perdidos de sus múltiples extremidades.
Me pregunto si reconocer este mal no ayudaría a resolver la antinomia goriloperonista, la grieta, y tantos otros males que nos aquejan, como iglesias que son organismos comerciales, morales hipócritas, antinomias demagógicas.
Lo más práctico sería escribirle al papa Francisco, pero bueno, nadie es profeta en su tierra, tampoco él.
Creo que ahora cumplí con mi parte. Por eso le pido a usted, que si está a su alcance, gestione los medios necesarios para generar estos cambios. Tal vez, a partir de allí, el mensaje evangélico fluya con otro contenido, y se pueda hablar de cristianismo con auténtico orgullo.

Fue un gusto y un desafío haber soñado con usted.
Saludos

miércoles, 22 de febrero de 2017

¿viste? yo te dije

piano man

La noche llega indefectible.
Sabemos que el concurso real de las altas horas de la tarde no le llega ni a los talones a las altas horas de la madrugada.
Existe una controversia acerca de las altas casas de estudios.
Pero no es esto lo que venimos a dilucidar hoy. Que es de noche y ha llovido estrepitosamente durante un rato, para que luego salga el sol. Bueno, el sol no sale de noche, vaya a saberse si por menor de edad, porque la mamá no se lo permite o por una simple cuestión de cansancio. Posta, hay que estar todo el día dale que dale quemando hidrógeno para, encima, tener que salir de noche. No es vida.
Así que como quiera que sea, las altas horas y las altas cosas compiten, quizás, con la alta costura, que llega como quien no quiere la cosa. 
Hemos visto que la alta costura nos lleva a un estado de refinamiento que no es propio de este espacio. Verdad, acá se defienden otras cuestiones, otros refinamientos, otros conceptos; pero nada de alta costura. 

En fin, la cosa se ha ido de las manos. 
Esto ya no es más lo que era.
Recurro a la buena voluntad de los lectores, que sabrán disculpar las molestias ocasionadas.
Estamos trabajando por un blog mejor.




fernando
berton
febrero
veinte diecisiete

martes, 21 de febrero de 2017

Preparándose para el despegue V



I used to play football when I was young. But I wasn't a good player at all, I have to admit. 

Now I have a better picture of the game, but really worse lungs. So when the time comes, I will do anything to avoid climbing a stairway. (Never mind if it's to heaven or hell) (Well, now I'm having second thoughts, cos it seems to me that heaven is upstairs whilst hell is downstairs. At least, so the song goes "Going down, party time / my friends are gonna be there too // I'm on the highway to hell") [1]

So, the conclusion should be that when you have an obstructive pulmonary disease, it's better if you go to hell, cos' it's gonna be much easier walking down than climbing up, dude.

But I missed my point, I believe (it's not the first time I do, and it won't be the last, for sure), so I will make tracks and get back to the beginning of times: everybody knows at this time of year that I can’t stand it anymore. As a castaway that sees the last piece of wood go by, my vacation is definitely taking it’s time. Ok, I’ll pay, and be patient as well.

Never mind the bullocks, this is my last week, so I won’t be sad, I won’t be troubled. People look at me and say hey, ‘ud, is that really you? Can that be fuckin’ ya’?

And  I say fuck yes!, it’s me, what would you think, ‘ud?

No, nothing, just asking.

Ok, then, see ya’ round.

See ya.





someone who used to be me
february, 2017

lunes, 20 de febrero de 2017

In preparation for take off IV ó estofado de chauchas

La jaula de la locura


Así como el título de una de las canciones póstumas de Los Beatles, las aves en general y los pájaros en particular son sinónimos de libertad, se utilizan como metáfora del alma (pensar en la representación alegórica del "espíritu santo") y simbolizan el viaje que hace el hombre desde el mundo terrenal hasta el mundo espiritual. El final de la película Blade runner, por ejemplo, nos muestra esto de manera ejemplar.

La fotografía que ilustra el presente artículo fue capturada (je je) hace ya un par de años (casi) e intenta representar la triste realidad que nos toca vivir: disfrutamos del canto de un pájaro enjaulado mientras vivimos, a nuestra vez, en una jaula mayor.

¿Y si todo fuera una simple estadística? Es decir, que cada uno de nosotros cupiera en una categoría preestablecida, y, así como existe un ratio para determinadas cosas (los robos, las estafas, las defraudaciones, etc.), nuestras vidas no fueran ni más ni menos que un porcentaje de probabilidades.

Entonces seremos gordos, fumadores, soñadores, realistas, comunistas, peronistas y así de acuerdo a una ley de probabilidades.

Lo traumático es ver, desde mi decil, digamos desde mi cuadrante, que algunas de esas cuestiones predeterminadas parecieron, por una vez, haber sido alteradas. Entonces creímos que los trabajadores también teníamos derechos, que podíamos irnos de vacaciones al hotel del sindicato y no creer por ello que le estábamos robando nada a nadie.

Entonces resulta que ya falta poco. Que me iré de vacaciones a mi propia costa, gastando los dineros que supe conseguir gracias a que me echaran de un empleo y que, casi por milagro, de algún modo todavía perduran. Pero ya falta poco, queridos lectores, para mis vacaciones y para la extinción de esos dineros.

Ya les contaré al regreso que tal nos fue, a los extintos pesos y a un servidor.

¡Salud!



fernando berton
febrero, mmxvii

domingo, 19 de febrero de 2017

Pozos

La calle está imposible. Intransitable. Los colectivos se desvían por izquierda y por derecha. Rodean la plaza, que está llena de hojas y de pájaros que no van ni vienen. Hace varias horas tuvieron que rescatar una camioneta que estuvo a punto de desaparecer. La televisión y los diarios se hicieron un festín. Todos querían ser testigos, decir que no había sido a las catorce sino a las trece cincuenta, y así. Unos niños que pasaban saludaron a cámara y fueron reconocidos, años más tarde, como los perpetradores de la masacre. Pero esa es otra historia.



Fernando Berton - mmxxvii

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