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domingo, 27 de agosto de 2023

Citas: Tengo sueños eléctricos

Imagen: Mubi / Tengo sueños eléctricos - Dir: Valentina Maurel

 Tengo sueños eléctricos en los que mi padre

cuando no puede arreglar algo

lo revienta al piso.

Se enoja, grita, insulta.

Nos queremos a gritos, a veces,

a golpes.

Así somos,

una horda de animales salvajes

soñando con ser humanos.

Hacen falta, a veces, varios días

para entenderlo.

La rabia que nos atraviesa no nos pertenece.

domingo, 20 de agosto de 2023

¿Qué vemos cuando miramos al cielo?

Imagen: Mubi

 Título: What do we see when we look at the sky?

Georgia - Alemania; 2021

Director: Alexandre Koberidze

Duración: 171 min

Disponible en la plataforma MUBI.


Hacía mucho tiempo que una película no me sorprendía tanto desde lo formal y del contenido. Es que What do we see when we look at the sky?, dirigida por Alexandre Koberidze, es un filme que tiene un tema central pero para desarrollarlo se mueve en todas direcciones. Básicamente nos cuenta una historia de amor y de desencuentro, no sin pasar por lo legendario, lo fantástico, lo realista, un narrador que nos cuenta cosas, a veces explica los personajes y las situaciones; otras, nos confunde más que lo que aclara.

A poco de empezar, la película nos muestra a los protagonistas que se chocan por la calle. Se disculpan y se van por donde venían. Literalmente, lo que provoca un segundo encuentro que desemboca en una cita. Todo esto con una cámara en el piso que solamente muestra los pies y hasta la mitad de las piernas de los actores. Y luego empiezan a ocurrir cosas más que extrañas, al punto que, para sorprendernos, nos pide a los espectadores que cerremos los ojos a una señal y los abramos cuando vuelva a sonar. 

En medio de todo eso hay una película que se está haciendo que incluye al pueblo y a los personajes. Nos pone frente al dueño de un bar que no la pega con sus decisiones pero igual sonríe. Un partido de fútbol entre niñas y niños que termina de manera abrupta, y, lo más loco de todo, un homenaje a la selección argentina de fútbol en general y a Messi en particular, que queda plasmado, entre otras situaciones, en la foto que ilustra este artículo.

Es para prestarle mucha atención, pero antes que nada, es para disfrutarla de principio a fin. Ah, y de yapa, al final hay una entrevista al director. Una belleza todo.

 

Fernando

Agosto, 2023 

viernes, 21 de julio de 2023

Onírica tarde


 La siesta ocurre de manera involuntaria: la película ociosa en su relato, las tensiones que se juntaron a lo largo de la semana, confluyen para provocar un cierre paulatino de párpados, cierta relajación muscular como hacía tiempo

 

 Fernando

Julio, 2023

lunes, 3 de julio de 2023

No es mi problema

 

Imagen: Netflix

No es mi problema


La película En los márgenes (España, 2022, con Penélope Cruz y Luis Tosar, Dir: Juan Diego Botto) trata de cómo se desintegra una sociedad. Para esto nos muestra las vidas de Azucena (Penélope Cruz) y Rafa (Luis Tosar), una en el rol de víctima del capitalismo salvaje que está por quitarle la casa; el otro como una especie de paladín de la justicia que lucha casi de manera quijotesca por defender a esos que poco a poco van cayendo del sistema para quedar en la calle, a merced de especuladores y abusadores de todo tipo.

Filmada con un ritmo frenético, muy adecuado para el tema que trata, nos muestra un día de locos en la vida de los protagonistas y nos permite inferir que es un botón de muestra, que es este día, pero podría haber sido cualquier otro y sería igual.

A lo largo del film, los personajes se encuentran con diferentes personas que, si bien por sus funciones deberían preocuparse por el bienestar de las personas, todo el tiempo hacen notar que no es su problema, e invocan razones superiores para cumplir sus tareas a reglamento y nada más.

Pablo, el encargado de Recursos Humanos del supermercado donde trabaja Azucena, le pide que no falte porque “la empresa lo obligaría a reportar la ausencia y ella sabe lo que eso significa”. Luisa, encargada en un Centro de Acogida, le informa a Rafa que lo que él le cuenta “no es su problema”, y que solo puede atenderlo al final del día. La maestra de Selma (una niña que se llevó la policía porque estaba sola en casa), le informa que la madre de la chica no respondió las cartas, no cree que haya leído los emails y nunca fue a las reuniones que le pidieron cuando le dieron las notificaciones a Selma. Y remata informando que antes tenían personal que permitía prevenir, pero ya no, y que le pasó la pelota a Servicios Sociales. Servicios que sabemos tampoco son la gran cosa porque la mujer de Rafa trabaja ahí y le dice que son un parche, que no tienen nada que ofrecerles a las personas que los necesitan, ni trabajo, ni casa ni nada.

Uno se queda con un sabor amargo al finalizar la película, que aunque con algunos baches argumentales, se las ingenia para poner de manifiesto que las personas de a pie estamos, cada vez más, cercanos a quedarnos sin un perro que nos ladre, porque todos, desde el más triste funcionario al más alto ejecutivo de un banco pasando por representantes del gobierno, están para servir a otros intereses, y que lo que no es pasa no es su problema.


 

Fernando

Julio, 2023 


domingo, 2 de abril de 2023

MALVINAS

Teatro de Guerra;Dir: Lola Arias, 2018 (Imagen: MUBI)


Ya casi no se ven los veteranos de guerra en los trenes vendiendo sus revistas o directamente pidiendo plata para subsistir. Ese hecho banal hace que ya casi no recordemos que hace cuarenta años ocurrió uno de los últimos actos genocidas de la dictadura cívico-militar fue mandar a pibes de dieciocho, diecinueve años a morir en un territorio helado. Así es que los diarios no mencionan actos oficiales, no salen notas en primera plana.

Vi la película Teatro de guerra, medio documental, medio ficcional, dirigida por Lola Arias, de 2018, donde entrevista a ex combatientes argentinos y británicos. En un momento, tocan una canción, cantada por un inglés, que dice así:

¿Fuiste a la guerra alguna vez?

¿Alguna vez mataste a alguien?

¿Viste alguna vez morir a alguien?

¿Lo viste, lo viste, lo viste

Lo viste, lo viste?

¿Alguna vez fuiste ignorado por el gobierno que te mandó a la guerra?

¿Viste a tu mejor amigo suicidarse?

¿Tuviste a un hombre agonizando en tus brazos?

¿Lo viste, lo viste, lo viste

Lo viste, lo viste?

¿Alguna vez viste un hombre en llamas?

¿Alguna vez viste un hombre ahogarse en un mar helado?

¿Alguna vez fuiste a la tumba de tu amigo con su madre?

¿Fuiste, fuiste, fuiste,

Fuiste, fuiste?

¿Estuviste alguna vez en la guerra?

¿Estuviste alguna vez en la guerra?

Por eso es mejor recordar que unos milicos alucinados nos metieron en el peor infierno de lo peor que ya teníamos alrededor.

No olvidemos a nuestros Héroes de Malvinas. No los olvidemos. No olvidemos que el 24 de marzo está muy cerca del 2 de abril, el principio y el fin de ese espanto  que todavía hoy nos duele.

Fernando

Abril, 2023

miércoles, 22 de febrero de 2023

¿Existen nuevos sentimientos?

 

Imagen: Netflix

Ella (2013 - 126 min)

Dir: Spike Jonze

Elenco: Joaquín Phoenix, Scarlett Johansson, Amy Adams, Rooney Mara

En un mundo altamente tecnológico, Theodore (Joaquin Phoenix) se dedica a escribir cartas para otras personas, en una empresa que se llama “cartasmanuscritas.com”: él le dicta las cartas a un software, que luego les pone una caligrafía que simula ser a mano y las imprime. A todo esto, Theodore se siente algo solo luego de separarse de su esposa Catherine (Rooney Mara), y decide adquirir un OS (Sistema Operativo) que tiene la capacidad de ir mejorando a medida que se desarrolla. De ahí en más, mantiene una relación muy interesante con Samantha (Scarlet Johansson, de quien solo se oye la voz), al punto de que se vuelven casi inseparables.

En un momento determinado, mientras hace una retrospectiva de su relación con Catherine, Theodore le dice a Samantha: “A veces pienso que ya sentí todo lo voy a sentir. Que a partir de ahora, no voy a sentir nada nuevo”.

Y es un punto bastante interesante, ya que pone de manifiesto los límites de las emociones y sentimientos humanos. Los biólogos mencionan siete emociones básicas: ira, miedo, asco, alegría, tristeza, sorpresa y desprecio. Los sentimientos son emociones filtradas, emociones interpretadas por el organismo. Esto significa que siempre son una representación de la situación del individuo. Pero independientemente de eso, lo que sí parece ser perturbador para Theodore es el hecho de que no va a experimentar ningún sentimiento nuevo en lo que le quede de vida.

Esto parece ser cierto para las personas de existencia real. En efecto, ¿podemos esperar tener nuevos sentimientos? Lo más probable es que se vuelva a experimentar el mismo, en otras circunstancias. Es decir, la alegría se repetirá, solo que en otro contexto, con otras personas. Y así con todo.

Por eso, tal vez, cuando la relación con Samantha se va estrechando es que Theodore siente algo nuevo, ya que hasta ese momento su comunicación con los diferentes softwares que usa a diario es puramente funcional y/o transaccional. En cambio, con Samantha lo que siente es diferente, es nuevo. Alguien podrá decir que no es nuevo lo que experimenta, que lo que cambia son las circunstancias. Concedemos que es cierto. Apuntamos, más bien, a lo novedoso de entablar una relación con una inteligencia artificial, algo que ha sido programado pero que, en el camino, desarrolla un vínculo especial con quien la instaló.

En síntesis, una película que nos permite reflexionar acerca de lo rutinario de nuestras emociones, que se repiten de tanto en tanto, y de si es posible creer que podemos tener de parte de los programas de computación una relación como si fuera una persona física.

 

Fernando

Febrero, MMXXIII 

domingo, 12 de febrero de 2023

Copia Original

 

Imagen: Mubi

Copia Certificada Abbas Kiarostami (2010 – Francia – 106min)

Protagonistas: Juliette Binoche, William Shimell

La película se inicia con la presentación de un libro titulado “Copia Certificada”, que indaga en el concepto de originalidad, no en el sentido de la idea sino en el de “autenticidad”, es decir, la obra tal y como sale del taller del artista. O lo que es lo mismo, la autenticidad estaría dada por la unicidad: esta obra es única, no hay otras como esta. Todas las demás son copias. O, en palabras de Walter Benjamin[1], “Incluso en la reproducción mejor acabada falta algo: el aquí y ahora de la obra de arte, su existencia irrepetible en el lugar en que se encuentra”.

Y como para poner en tensión el alto concepto en el que tenemos a las obras originales, Elle (Juliette Binoche) le dice a James Miller (William Shimell), autor del libro en la ficción, que le dedique un ejemplar a su hermana Marie, quien se sintió atraída por el título ya que ella opina que “una buena copia es mejor que un original”. Y es en este concepto en el que queremos detenernos más que en la crítica al film en sí, que recomendamos y mucho, ya que está lleno de diálogos graciosos, una actuación brillante de Binoche y giros inesperados en la trama. Los diálogos al comienzo de la película son imperdibles, y como en algunos libros, habría que subrayarlos todos.

Pero volviendo: ¿qué importancia tiene la originalidad, o como queda dicho, la unicidad, de una obra? ¿Esperamos, acaso, que la obra nos transmita ese aquí y ahora que según Benjamin la hace irrepetible? Pero, ¿no hace a la obra de arte su espacio de exhibición? Cuando Duchamp expuso su obra “Fuente”, ¿no estaba diciendo que el museo hace a la obra de arte?

Dice Benjamin en el texto citado: Las circunstancias en que se ponga al producto de la reproducción de una obra de arte, quizás dejen intacta la consistencia de ésta, pero en cualquier caso deprecian su aquí y ahora. Aunque en modo alguno valga esto sólo para una obra artística, sino que parejamente vale también, por ejemplo, para un paisaje que en el cine transcurre ante el espectador. Sin embargo, el proceso aqueja en el objeto de arte una médula sensibilísima que ningún objeto natural posee en grado tan vulnerable. Se trata de su autenticidad.

En la película, el protagonista en un momento comenta que de tanto hablar, se está perdiendo el paisaje, con lo que parece estar de acuerdo con Benjamin. Sin embargo, inmediatamente acota: “Mira estos cipreses, son bonitos y son únicos. Es decir, nunca verás dos cipreses iguales. Son viejos. Alguien me dijo que un sitio hay uno que tiene mil años. Originalidad, belleza, antigüedad, funcionalidad… esa es la definición de una obra de arte. Solo que en este caso no están en un museo, sino en pleno campo… por lo que nadie repara lo suficiente en ellos”. Y aquí discute con el texto de Benjamin en el sentido de que considera que un árbol puede ser una obra de arte en tanto y en cuanto alguien lo mire de esa manera. Es decir, ¿por qué un árbol pintado es arte y no el árbol mismo? La pregunta parece responderse porque al árbol no lo hizo un artista. Es el artista el que hace objetos de arte, los objetos que están en el mundo y no los hizo un artista, no son arte. Eso parece implicar el concepto benajaminiano de que ningún objeto natural posee autenticidad.

Esta afirmación, entonces, nos conduce a creer que los objetos de arte y su originalidad están pensados como objetos de consumo, como mercancías. Si esto es así, entonces la originalidad pasa de ser una cualidad estética a tener un valor de mercado, un precio. Por eso el original vale más que la copia, que la falsificación. Dentro de este ideario, la mala obra original es mucho más valiosa que una excelente copia. Valiosa en dinero, aclaramos, porque hay aquí una sutil transformación: al preocuparnos por la originalidad de un objeto, ya no nos interesa su esencia en tanto que objeto de arte, sino por su precio. Un Picasso original vale millones. Una copia, con suerte, decenas de miles. Estamos, entonces, en una brutal alteración del aquí y ahora de la obra al trocar placer por negocio: nos gusta esta obra por lo que vale y no por las sensaciones que nos produce observarla. Apreciamos la técnica del autor en moneda de curso legal y no en cuanto a admiración por la maestría con que el artista ejecutó su obra. Por eso es que James comenta que los humanos olvidamos el placer, la diversión: quizás quiere decirnos que no perdamos de vista que disfrutar de una obra de arte no tiene por qué ser algo costoso. Entonces, si vemos reproducciones de un Caravaggio o de un Da Vinci, tendríamos que tener en cuenta, por sobre todas las otras cuestiones, el placer que ello nos produce.

Una última cosa: si lo que queremos es hacer negocios, entonces compraremos un reloj carísimo. Pero si solamente queremos saber la hora, con el reloj de pulsera de plástico nuestro objetivo se cumple de igual modo. En palabras de James, “no considero nada sencillo llevar una vida sencilla”.

Fernando

Febrero, MMXXIII



[1] Walter Benjamin, “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica”; 1936

domingo, 15 de enero de 2023

Divertirse barato

Dos tipos peligrosos -Dir: Shane Black - 115 min

La película The nice guys (Dos tipos peligrosos), protagonizada por Russel Crowe y Ryan Gosling, es una comedia negra bastante liviana no exenta de crítica social. Situada en los años '70, en medio de la crisis del petróleo, nos muestra, por un lado, cómo las automotrices siguen fabricando autos con motores V8 de 7000 cc, y un grupo de jóvenes activistas que protesta por la excesiva contaminación: por la radio se escucha que alertan a la población de no hacer ejercicio innecesario antes de las 18:00; y por el otro cómo se puede abusar de niñas pre adolescentes con la abundancia del dinero.

Sin embargo, nada de eso será tema principal del film, es solamente el contexto para que se desarrolle la historia de Jackson Healy (Rossell Crowe), un matón a sueldo que ha dejado la bebida; y Holland March (Ryan Gosling), un detective privado que no ha dejado de beber. Healy y March, luego de un primer encuentro brutal (Healy se ocupa de resolver cuestiones a las trompadas), terminan unidos. Cómo es que temas tan complicados terminan siendo el fondo de una comedia es algo que no vamos a plantearnos aquí. A estas alturas, hemos visto y oído cosas mucho peores.

Tampoco, querido lector desprevenido, haremos una crítica cinematográfica, ya que la película no lo vale. Son casi dos horas más o menos divertidas, nada que no se haya visto ya. Pues bien, se preguntará el lector, ¿adónde quiere llegar este artículo? A los subtítulos, respondemos. ¿Otra vez? Sí, otra vez.

Apenas comenzada la película, nos encontramos con estas imágenes:


 


Entendemos la economía de esfuerzo, pero si no iban a traducir 1977 como 1977, para qué traducir LOS ANGELES, CALIFORNIA como LOS ÁNGELES, CALIFORNIA. ¿Vale la pena un acento?, nos preguntamos.

Poco después, nos encontramos con un caso opuesto, vale decir, como no se ve la frase completa, la pasamos por alto, como si no existiera. Cuestión que la cámara se demora unos cuantos segundos en el frontispicio del municipio de la ciudad de Los Ángeles, lo que marca una importancia de lo que allí nos informa: 


 

"He who violates his oath profanes the divinity of faith itself", reza. (Aquel que viola su jurament profana la divinidad de la fe misma). Insistimos, esta frase tiene importancia en relación a la trama, y se la deja pasar como si tal cosa.

Por último, un chiste más de la traducción:


Pietaje, así dice. Nos detenemos en la excentricidad porque así como nos parece que no costaba nada traducir 1977, y les dio flojera traducir la inscripción en el edificio municipal, hay aquí una elaboración. Se deben haber tomado unos cuantos minutos para llegar a la conclusión de que si existe metraje debería existir pietaje para ser consecuentes con el sístema de medición que usan en Estados Unidos. 

Pasada la risa, nos queda el asombro, y entonces nos preguntamos si traducirían "pulgadaje" si el término fuese "inchage". 


Fernando

Enero, MMXXIII

 

 


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