Dos tipos peligrosos -Dir: Shane Black - 115 min |
La película The nice guys (Dos tipos peligrosos), protagonizada por Russel Crowe y Ryan Gosling, es una comedia negra bastante liviana no exenta de crítica social. Situada en los años '70, en medio de la crisis del petróleo, nos muestra, por un lado, cómo las automotrices siguen fabricando autos con motores V8 de 7000 cc, y un grupo de jóvenes activistas que protesta por la excesiva contaminación: por la radio se escucha que alertan a la población de no hacer ejercicio innecesario antes de las 18:00; y por el otro cómo se puede abusar de niñas pre adolescentes con la abundancia del dinero.
Sin embargo, nada de eso será tema principal del film, es solamente el contexto para que se desarrolle la historia de Jackson Healy (Rossell Crowe), un matón a sueldo que ha dejado la bebida; y Holland March (Ryan Gosling), un detective privado que no ha dejado de beber. Healy y March, luego de un primer encuentro brutal (Healy se ocupa de resolver cuestiones a las trompadas), terminan unidos. Cómo es que temas tan complicados terminan siendo el fondo de una comedia es algo que no vamos a plantearnos aquí. A estas alturas, hemos visto y oído cosas mucho peores.
Tampoco, querido lector desprevenido, haremos una crítica cinematográfica, ya que la película no lo vale. Son casi dos horas más o menos divertidas, nada que no se haya visto ya. Pues bien, se preguntará el lector, ¿adónde quiere llegar este artículo? A los subtítulos, respondemos. ¿Otra vez? Sí, otra vez.
Apenas comenzada la película, nos encontramos con estas imágenes:
Entendemos la economía de esfuerzo, pero si no iban a traducir 1977 como 1977, para qué traducir LOS ANGELES, CALIFORNIA como LOS ÁNGELES, CALIFORNIA. ¿Vale la pena un acento?, nos preguntamos.
Poco después, nos encontramos con un caso opuesto, vale decir, como no se ve la frase completa, la pasamos por alto, como si no existiera. Cuestión que la cámara se demora unos cuantos segundos en el frontispicio del municipio de la ciudad de Los Ángeles, lo que marca una importancia de lo que allí nos informa:
"He who violates his oath profanes the divinity of faith itself", reza. (Aquel que viola su jurament profana la divinidad de la fe misma). Insistimos, esta frase tiene importancia en relación a la trama, y se la deja pasar como si tal cosa.
Por último, un chiste más de la traducción:
Pietaje, así dice. Nos detenemos en la excentricidad porque así como nos parece que no costaba nada traducir 1977, y les dio flojera traducir la inscripción en el edificio municipal, hay aquí una elaboración. Se deben haber tomado unos cuantos minutos para llegar a la conclusión de que si existe metraje debería existir pietaje para ser consecuentes con el sístema de medición que usan en Estados Unidos.
Pasada la risa, nos queda el asombro, y entonces nos preguntamos si traducirían "pulgadaje" si el término fuese "inchage".
Fernando
Enero, MMXXIII
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