Recibí la cotización que le pedí a un proveedor y no pude creer que fuera tan alta. Empecé a escribir la respuesta preguntándole al proveedor si me vio la cara o qué. Enseguida me dí cuenta de que es mejor no ir al choque tan abiertamente, entonces le contesté que al leer el costo total me caí de espaldas por la ventana y me rompí dos costillas, las piernas y los brazos.
¡Uh, qué zarpado!, se sorprendió el proveedor, ¿y ya estás trabajando?
Pensé, entonces, en
responderle así:
En un bazar no cabe un elefante.
Una elefanta no se balancea en la tela de una araña.
Cuatro elefantes no entran en un fitito. Ni uno, siquiera. Ni recién nacido.
No se puede guardar en la heladera una elefanta.
Los elefantes no pueden esconderse atrás de una margarita.
Por más paciencia o por más saliva que le ponga, no podrá un elefante comerse una hormiga.
Fernando
Junio, 2023