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lunes, 2 de octubre de 2023

Reconocimiento


 Hoy venimos a presumir un poco, ya que el cuento "En la URSS" fue seleccionado para figurar en la antología de la primera versión del concurso "Buenos Aires en 100 palabras".

 La premiación tuvo lugar el 30sep23 en el marco del FILBA, y se llevó adelante en la fundación Santander. Contó con la conducción de Maru Drodz, simpátíca y divertida; la lectura de los cuentos finalistas (tres menciones honrosas, segundo y primer premios), y un final a cargo de Juana Molina, que les puso música a los cuentos ganadores y finalizó con tres temas propios.

Una alegría enorme que hayan seleccionado mi cuento.

El libro es de distribución gratuita, y se puede bajar de la página del concurso: 

www.buenosairesen100palabras.com 

 


Fernando

Octubre, 2023 

 

martes, 1 de agosto de 2023

Carambolas


 

En el artículo “Marcelo del Campo, o más encuentros a deshora”, que está en Último Round, tomo 2, Cortázar nos comenta que mientras leía un libro de Pierre Cabanne, Entretiens avec Marcel Duchamp, descubrió que el artista había estado en Argentina en julio de 1918, y que llevó una serie artículos de caucho que ocupaban toda una habitación. Y termina diciendo:

En el extremo de cada pedazo había un cordel que se ataba a los cuatro ángulos de la habitación: por lo tanto, cuando se entraba en la pieza no se podía circular porque los cordeles lo impedían”.

De inmediato marqué ese párrafo, porque me pareció bastante llamativo el fenómeno: Oliveira, el protagonista de Rayuela, hace lo mismo con unos piolines en su habitación del manicomio.

Enseguida Cortázar reconoce que

Muy lejos, en los años cincuenta y ocho o cincuenta nueve, una bola de este billar fue alcanzada por la que ahora despide desde un libro el taco de Duchamp; en Buenos Aires, un tal Oliveira llenó de cordeles una habitación para que no se pudiera circular en ella.


Podemos decir, entonces, que sería Duchamp un precusor de Cortázar sin temor a equivocarnos: en efecto, ambos se caracterizaron por sus modos sorprendentes y sorpresivos de plantear sus obras. Y si pensamos con Borges en “Kafka y su precursores”, también es factible decir que Cortázar crea a Duchamp como precursor de su obra, si bien es cierto que acá es el propio Julio que comenta la sorpresa al descubrir que ideó un mecanismo bastante parecido al que describe Duchamp.

*

Ahora bien, poco más adelante, en otro artículo de Último Round, “Sobre la exterminación de los cocodrilos en Auvernia”, creemos encontrar un precursor de la serie televisiva Stranger Things, que tiene como protagonista malvado a un monstruo del Mundo del Revés (Upside Down; nótese que quizás María Elena Walsh viene a ser la precursora de este mundo), en una ilustración que Julio incluye en el mentado artículo.

Dejamos aquí las imágenes para que el lector decida por sí o por no si Julio y María Elena anduvieron precursando al temible monstruo que la banda de Eleven y compañía debe destruir.

El dibujo de Cortázar

 
El Demogorgon

Fernando

Agosto, 2023


domingo, 7 de mayo de 2023

Aparición


 

Mientras lee una nota en el diario le viene una idea que podría usar en lo que está escribiendo. La idea se mezcla con la lectura de modo que llega un punto en que no se puede distinguir entra una cosa y la otra.

Deja de leer para anotar la idea, pero ya se fue, es solamente un recuerdo de algo que no llegó a existir.

 

 Fernando

Mayo, 2023

 

viernes, 24 de marzo de 2023

L * U * G * A * R * E * S


 

En el sifón

Las burbujas que están arriba son las últimas en salir. Cuando la válvula se abre, la presión hace escapar una multitud de agua y gas, una suerte de géiser frío que choca con ímpetu en el fondo del vaso y sube por las paredes en una furia de espuma, pequeñas olas embravecidas que termina en un rocío leve en la superficie junto con sutiles borbotones carbónicos para refrescar la boca seca, salada, solitaria desde hace tiempo tiempo y que parece que así va a continuar por mucho tiempo más.

 

Fernando

Marzo, 2023 

miércoles, 19 de octubre de 2022

Llamada


Julia se levanta para atender el teléfono. Una voz metálica, que ella no reconoce, le pide que se acerque a la puerta de calle. Julia va. Por la mirilla no ve a nadie. La voz le indica que debe tomar la carta del piso. Julia da un salto cuando ve el sobre deslizarse por debajo de la puerta.

La mano tiembla al levantar la nota. Rasga el sobre. Lee. Da un golpe a la puerta y se sienta en el sillón. Llora desconsoladamente. Se calma pasados unos momentos. Agarra el celular y llama. Se corta. Vuelve a marcar. Nadie atiende.

Vuelve a leer la carta. No ha llegado a la mitad cuando grita, llora, se desespera. Rompe la carta en mil pedazos y se deja caer en el sillón, exhausta.

Después de un tiempo que no puede precisar, se despierta al escuchar truenos y la lluvia que cae a plomo sobre el techo. Julia toma un cuaderno y una lapicera de la mesa ratona. Garrapatea unas líneas con vigor. Se levanta. Agarra el piloto que está en el perchero, se lo pone. La lluvia es menos intensa pero incesante. Abre la puerta de calle y se dispone a salir.

 

 

Fernando

Octubre, MXXII


 

lunes, 29 de agosto de 2022

Capítulos 7

Rayuela - Capítulo 7

 Este artículo trata de la coincidencia de dos Capítulos 7, uno en una novela y el otro en una serie de TV. Que además de coincidir en el número, un poco coinciden en el tema. 

 Trata, también, del enfoque tan distinto entre uno y el otro, pero vale aclarar que no es nuestra intención juzgar ni hacer una apreciación valorativa, solamente resaltar la coincidencia y la disidencia.

  hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara

 Eso dice el narrador del Cap. 7 de Rayuela.  Un narrador ominipotente, que tiene la capacidad de hacer nacer la boca que desea. A la manera de un dios, su voluntad creadora da vida a la sonrisa que parece inevitable.

 Y tampoco le importa mucho lo que pueda sentir la muchacha a quien le dibuja la boca. "Por un azar que no busco comprender", dice a continuación. O sea, es así porque él dibuja la sonrisa en la cara de ella. No lo importa por qué.

Imagen: Netflix

 Pasamos ahora al Capítulo 7 de la segunda temporada de la serie televisiva Anne with an "E". Ahí, luego de una fiesta, Josephine le habla a Cole de su compañera que ha muerto tiempo ha. Hablan del dolor y de las lágrimas por la ausencia, entonces dice Josephine:

Gertrude amaba mis lágrimas. Era tan abierta que me hacía avergonzar. Fui criada para tener todo guardado. Pero ella  tenía un rango extraordinario de emociones. La vida tenía tantos colores vista através de sus ojos. Pintó mi mundo para siempre. Ella fue la primera persona de quien no me tuve que esconder.

 La diferencia, más allá de los años que transcurrieron entre la novela y la serie (importante porque la mirada respecto del amor es bien diferente), es bien notoria. Aquí tenemos a alguien que ve por los ojos de alguien más, alguien a quien amó y que le permitió salir de su encierro. Alguien que, nos parece, la ayudó a salir de ese encierro en el que estaba y que le permite ahora celebrarla. 

 

 

Fernando

Agosto, 2022  


jueves, 16 de junio de 2022

Una carta

 


Hace ya tiempo que tiene decidido suicidarse. Si no lo hace es porque no le está saliendo bien la carta de despedida. Ha leído varias notas de otros suicidas y no sabe bien qué pensar. La mayoría dice que ama a los que quedan. Pero sabe que eso es mentira. Si está por suicidarse es porque ya no tiene la capacidad de amar.

Ni siquiera puede echarle la culpa a todas las desgracias que ocurrieron alrededor en los últimos dos o tres años: se quedó sin trabajo, murió su madre, le robaron el auto cuando quiso venderlo para poder seguir viviendo mientras conseguía un nuevo empleo, el perro se escapó y su pareja desapareció una noche después de bajar del tren. Le había mandando un mensaje para avisar que ya estaba por tomar el colectivo. Nunca más se supo nada. La policía buscó y buscó, pero no hubo caso. Nadie vio nada. Estuvo semanas esperando que volviera. Llamó y llamó por teléfono, pero no hubo respuesta. Hasta que ya no pudo llorar más.

Pero nada de eso justifica su suicidio, no. Lo único que lo justifica es la tristeza que lleva dentro desde mucho antes de todas esas cosas. La tristeza más grande es pertenecer a una especie capaz de ser tan contradictoria. Los humanos han hecho cosas increíblemente bellas y deplorables a la vez: pirámides, murallas, rascacielos. Todas con millones de obreros ya esclavizados, ya mal pagos. Y vaya a saberse cuántos miles han quedado sepultados en los cimientos, o incapacitados para pegar un ladrillo, sus vidas estropeadas para siempre, peor a trabajar por un salario de hambre. Se ha maltratado a poetas y directores de cine solo por el gusto de hacer una crítica feroz para que todos digan “qué crítico tan incisivo y áspero”. Pero la peor desgracia de todas, le parece, es haber terminado una guerra espantosa con dos espantosas bombas nucleares. Eso es definitivamente imperdonable. Tanto como todos los muertos anteriores. O tal vez peor, porque se suponía que estos venían a cuidar a la humanidad del horror de las naciones del Eje. Cada vez que escucha hablar del mundo libre le da una náusea, le queda un gusto amargo por esa expresión que supuestamente refiere a países donde las personas pueden ir y venir, subir o bajar según les dé la gana pero solo si consiguen el dinero suficiente para pagar la entrada a los lugares a los que ir, venir, subir, bajar.

"Yo quería hacer demasiado. A pesar de que vivo, no estoy realmente viva. No quiero decepcionar a nadie. Es bueno tener dinero... yo quería hacer dinero." Eso dice la nota de Lee Eun Joo, una actriz coreana que se mató cuando había saltado a la fama. Le recuerda al argumento de un cuento que Chéjov no llegó a escribir, que trata de un hombre que va al casino, gana mucha plata, se quita la vida. Piensa que algo de eso hay, que a pesar de estar con vida no lo está realmente. Tampoco es un zombi, o un vampiro. Pero se nota que Lee Eun está confundida. Al menos en lo que escribió para despedirse. Como las notas que no le salen y que le impiden suicidarse, piensa.

Tal vez esa sea la verdadera causa para morir: no poder escribir una buena nota de adiós, no poder dar cuenta de lo que le pasa interiormente. La nota tiene que ser contundente, quien la lea no debe tener ninguna duda. Al finalizar debe decir “claro, no es para menos, ¿cómo es que llegó hasta acá?”

“Simplemente no sería justo ni para mí. Simular que me lo estoy pasando el 100% bien sería el peor crimen que me pudiese imaginar”. Eso escribió Kurt Cobain. También le parece una excusa de lo más banal. Tiene que haber algo más profundo, algo del orden de la desesperanza, del no poder remontar el día. Pero no fingir. Todos alguna vez han tenido que hacer de tripas corazón y hacer creer que está todo bien cuando por dentro todo se desmorona. La muerte de su madre, por ejemplo. Pasado un tiempo tuvo que empezar a decir que estaba mejor, cuando en verdad se sentía desfallecer. Las personas no aceptan la tristeza mucho tiempo, entonces empiezan a decir lo que hay que hacer. “Tenés que salir”, dicen, “distraerte un poco, pensar en otra cosa”. Sí, claro, como si fuera tan fácil salir a distraerse de la muerte de la madre. “Hola, ¿cómo te llamás?, yo vengo acá para olvidar la muerte de mamá”. O algo parecido. Pero no es eso, no. Es que en realidad los otros se incomodan al ver a alguien triste por mucho tiempo. No pueden comprenderlo. Si se matara así nomás, sin dejar una nota definitiva, todos dirían “¿pero cómo puede ser, si hasta la semana pasada hacía chistes y se reía como siempre?” Y claro, sí, hacía chistes y se reía, y podía disfrutar de un libro y de una película y también de ponerle garra cuando no quedaba otra. Pero debajo, o a un costado, de todo eso está la pena, la mueca de dolor, el saber que ya nunca será como era con esas personas que ya no están. Que tendrá que inventarse conversaciones y situaciones fantasmales. Y de persistir en esos intentos hasta creerían que habría enloquecido, al punto de chismear en los negocios “pobre, no le llega agua al tanque”.

Pasan los días. La nota sigue sin salirle. Después de todo, dice, ¿a quién le escribo? Ya no están las personas que amé. Mis hijos ya no me necesitan, tienen sus vidas hechas. El gato ya está viejo y algo sordo y no podría soportar otra pérdida. “A pesar de que vivo, no estoy realmente viva “, dijo Lee Eun Joo. Claro, es eso: vive, pero no tiene vida. Todas son excusas y distracciones para escaparle al dolor, a la pena.

“Viví hasta acá. Ya fue suficiente”, escribe. Y firma.

 

Fernando

Junio, 20MMII 

 

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