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martes, 22 de octubre de 2024
Guerra y Paz
domingo, 17 de marzo de 2024
Olvidos
Las tormentas trajeron inundaciones. Las inundaciones vinieron con cortes de luz. Los cortes de luz se llenaron de recuerdos. Recuerdos de un amor que empezó por vía epistolar (los correos electrónicos pertenecen a ese género), y que terminó en silencios. Yo sé que no me porté bien, y quise disculparme. Pero todo fue en vano.
Ahora volvió la luz y puedo volver a leer. Y entonces la lectura me recuerda esa relación que había olvidado casi. O, mejor dicho, no tenía tan presente todo el tiempo como cuando ocurrieron los primeros silencios. Ahora el silencio es total, y ya no me duele. Solamente me da un poco de pena saber que me equivoqué fiero y no la pude remar.
Entonces me encuentro con un poema de Cecilia Pavón que me recuerda esto que había olvidado, y quiero poner acá en el blog por si alguna vez me lo olvido del todo y encuentro, como por casualidad, que ese poema que había escrito para recordar el olvido ha tenido varias visitas estos días. Lo dejo acá en este link para quien quiera.
Han pasado 17 días,
hasta ahora no he recibido ninguna observación de tu parte,
ningún tipo de respuesta,
ningún elogio, crítica o comentario
de nada de lo que te envié…
Lo que dice la razón es que no debería escribirte más,
el tiempo avanza y me olvido de todo lo que nos dijimos
esa noche que fuimos a beber y bailar,
me olvido de tus ojos.
(Cecilia Pavón - "Lista", en Querido Libro)
Fernando
Marzo, 2024
miércoles, 13 de marzo de 2024
Ganas de Escribir
martes, 28 de noviembre de 2023
Señales (o los muertos saben)
Dice Irene Vallejo en su artículo “Quédate, fantasma”:
“recordar es, en cierto modo, dejarse visitar por fantasmas.
En los primeros momentos del duelo, no deseamos escapar de la memoria, no queremos volver a la vida normal. La idea misma del consuelo suena a deserción, a falsedad, a despropósito. Durante las horas vacías, invitamos al espectro, le rogamos que nos obsesione y embruje nuestra casa.”
Esa sensación espectral que nos habita, por momentos se hace tan intensa que no nos queda otra que dejarla salir, verla deambular por sus lugares favoritos de la casa, la vemos ahí tomando mate, haciendo cuentas, escuchando la radio.
De igual modo brotan las lágrimas, se hacen tan densas que no podemos contenerlas y estalla el llanto. ¡Qué no daríamos por sostener su mano una vez más! Andar esas calles antiguas en busca de un bar donde mirarnos a los ojos, reproducir charlas tantas veces sin sentido, todas las veces divertidas, emotivas, necesarias.
Hay quienes sueñan con sus muertos. Les hablan y les dicen que están bien, que estén bien. Inclusive hay quienes han perdonado y sido perdonados post-mortem en sus sueños. Pero hay quienes no tenemos esa suerte, y debemos interpretar los mensajes encriptados que nos mandan.
Ahí está el texto de Vallejo, por caso, que tan bien describe lo que se siente en los primeros momentos que nos tocan vivir cuando la muerte se lleva a la persona amada. Queremos que el dolor dure para siempre, nos parece una traición reír, tener hambre, trabajar. Nos parece horrible estar vivos cuando los muertos vienen a la memoria.
Más todavía cuando nos encontramos disfrutando el momento, de saber que estamos haciendo cosas que queremos hacer, que nos gustan y nos dan placer. Pensamos que los muertos hubieran querido que así fuera, que estemos bien, porque eso querían y nos decían en vida.
Sin embargo, nos mandan señales. De pronto al texto de Vallejo se suma una contratapa de Juan Forn, “Morir es otra cosa”, que muchos años antes de la pandemia ya nos alerta sobre la muerte deshumanizada, de los que mueren solos en los hospitales. Forn cita el libro Ayudar a morir, de la doctora Iona Heath, donde dice:
“Siempre que sea posible, los pacientes deben morir en un lugar familiar y querido. No deben morir en soledad. Hay que comunicarse hasta el final con el moribundo, y no sólo de palabra sino también a través del contacto físico, mirándolo a los ojos, sosteniendo su mano.”
Y es entonces que los muertos se aparecen y nos miran con sus ojos desolados. Brotan de nuestro interior porque ya no podemos contener el dolor de haberlos dejado solos en un hospital.
Fernando
Noviembre, 2023
lunes, 24 de abril de 2023
The long haired boy - El chico de pelo largo / de Shel Silverstein (fragmento)
There was a boy in our town with long hair—
I mean really long hair—
And everybody pointed at him
And laughed at him
And made fun of him.
And when he walked down the street
The people would roar
And stick their tongues out
And make funny faces
And run in and slam their door
And shout at him from the window
Until he couldn't stand it anymore.
So he sat down and cried
Till his whole body shook,
And pretty soon his hair shook too,
And it flapped
And flapped—
And he lifted—
And flew—
Shel Silverstein
Había un chico en el pueblo con pelo largo-
Quiero decir con pelo realmente largo-
Y todos lo señalaban
Y le hacían burlas.
Y cuando caminaba por la calle
La gente le rugía
Ponía caras raras
Y corrían y golpeaban sus puertas
Y le gritaban desde la ventana.
Hasta que un día no lo pudo soportar más
Y se sentó y lloró
Hasta que le tembló todo el cuerpo
Y pronto su pelo se sacudió también
Y aleteó
Y aleteó
Y se elevó
Y voló
(Traducción propia)
Fernando
Abril, 2023
martes, 13 de septiembre de 2022
El show (fragmento)
sábado, 2 de julio de 2022
El tiempo pasa
SOLITUDE
In my solitude you haunt me
with reveries of days gone by.
Música De Duke Ellington
Mi soledad no está sola:
está conmigo
Me acompaña dondequiera
que voy: duerme en mi cama
come de mi mano: respira
el aire que respiro
Me habla con mi voz
camina como yo camino
siente lo que yo siento
Sólo una vez mi soledad
se alejó de mi lado
me abandonó: partió
Fue esa tarde que conocí
a la mujer de mi vida
Meses y meses sin mi soledad
noche tras noche con mi gran amor
ocupando el espacio
de mi desamparo
Hasta que un día todo terminó
como siempre terminan
los amores eternos:
en un abrir y cerrar de ojos
Y ahora
he regresado a mi casa
Mi soledad me recibe
con los brazos abiertos
no me dice nada
no me reprocha nada
me abraza me consuela
Llora conmigo
Oscar Hahn
**
No queda mucho que agregar. Solamente que el recuerdo a veces se hace presencia. Por un instante fugaz ella está conmigo. Luego se desvanece. Queda el recuerdo, una sonrisa apenas que, pronto, se hace mueca.
Fernando
Julio, 2022
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