Imagen: Netflix |
No es mi problema
La película En los márgenes (España, 2022, con Penélope Cruz y Luis Tosar, Dir: Juan Diego Botto) trata de cómo se desintegra una sociedad. Para esto nos muestra las vidas de Azucena (Penélope Cruz) y Rafa (Luis Tosar), una en el rol de víctima del capitalismo salvaje que está por quitarle la casa; el otro como una especie de paladín de la justicia que lucha casi de manera quijotesca por defender a esos que poco a poco van cayendo del sistema para quedar en la calle, a merced de especuladores y abusadores de todo tipo.
Filmada con un ritmo frenético, muy adecuado para el tema que trata, nos muestra un día de locos en la vida de los protagonistas y nos permite inferir que es un botón de muestra, que es este día, pero podría haber sido cualquier otro y sería igual.
A lo largo del film, los personajes se encuentran con diferentes personas que, si bien por sus funciones deberían preocuparse por el bienestar de las personas, todo el tiempo hacen notar que no es su problema, e invocan razones superiores para cumplir sus tareas a reglamento y nada más.
Pablo, el encargado de Recursos Humanos del supermercado donde trabaja Azucena, le pide que no falte porque “la empresa lo obligaría a reportar la ausencia y ella sabe lo que eso significa”. Luisa, encargada en un Centro de Acogida, le informa a Rafa que lo que él le cuenta “no es su problema”, y que solo puede atenderlo al final del día. La maestra de Selma (una niña que se llevó la policía porque estaba sola en casa), le informa que la madre de la chica no respondió las cartas, no cree que haya leído los emails y nunca fue a las reuniones que le pidieron cuando le dieron las notificaciones a Selma. Y remata informando que antes tenían personal que permitía prevenir, pero ya no, y que le pasó la pelota a Servicios Sociales. Servicios que sabemos tampoco son la gran cosa porque la mujer de Rafa trabaja ahí y le dice que son un parche, que no tienen nada que ofrecerles a las personas que los necesitan, ni trabajo, ni casa ni nada.
Uno se queda con un sabor amargo al finalizar la película, que aunque con algunos baches argumentales, se las ingenia para poner de manifiesto que las personas de a pie estamos, cada vez más, cercanos a quedarnos sin un perro que nos ladre, porque todos, desde el más triste funcionario al más alto ejecutivo de un banco pasando por representantes del gobierno, están para servir a otros intereses, y que lo que no es pasa no es su problema.
Fernando
Julio, 2023
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