La calle está imposible. Intransitable. Los colectivos se desvían por izquierda y por derecha. Rodean la plaza, que está llena de hojas y de pájaros que no van ni vienen. Hace varias horas tuvieron que rescatar una camioneta que estuvo a punto de desaparecer. La televisión y los diarios se hicieron un festín. Todos querían ser testigos, decir que no había sido a las catorce sino a las trece cincuenta, y así. Unos niños que pasaban saludaron a cámara y fueron reconocidos, años más tarde, como los perpetradores de la masacre. Pero esa es otra historia.
Fernando Berton - mmxxvii
No hay comentarios:
Publicar un comentario