- ¡Esto es una estafa!
- ¡Eh! Salga de ái, va, vía.
- ¡Esto es un atropello, oiga!
- ¡Qué atropello ni atropello! ¡Rajá de acá!
- ¡Acá no hay ningún count-down! Esto va subiendo.
- ¡Pero tomatelás de una vez!
- Ya vamos por el seis, y tendría que ir hacia abajo.
- ¡Juera, bicho! ¡Vaya pa' las casas!
- P-p-p-pero...
- ¡Pero nada, piantá!
¡Mamá! La verdad es que no le aconsejo a nadie tener un lector desprevenido. Se te mete de la nada y encima quiere tener razón. ¡Habráse visto!
Decí que ya estoy de vacaciones, y pretendo no hacerme más problema, mi única ocupación ahora es ir a buscar el auto y agarrar la ruta por unos días y olvidarme de todas estas cosas.
A partir de entonces, pálido e intrépido lector, nos mantuvimos firmes. Ninguna invitación fue aceptada, pese a las campañas desatadas con vistas a obtener la presencia del Lobo en tal o tal lugar en los meses de mayo y junio (y no era fácil, puesto que nos resultaba imposible dar una explicación aceptable de nuestra negativa). No pasaron. Nosotros, sí. Con la esperanza, oh paciente acompañante de estas páginas, de que nuestra experiencia te haya abierto también algunas puertas, y que en ti germine ya el proyecto de alguna autopista paralela de tu invención. (1)
¡Qué envidia! ¡Qué no daría yo por tener un lector pálido e intrépido en vez de uno desprevenido! Pero bueno, cada quien tiene el lector que se merece y habrá que lidiar con eso.
Así que en estos días en los que los árboles ya se van probando el traje de otoño, me toca preparar mis vacaciones. Falta poco, y ha sido un año difícil como para que se prolongue tanto el descanso anual. No es poco que mientras todos vuelven uno se va, así que la idea es aprovechar esas oportunidades.
Solamente habrá que bancarse al lector desprevenido un par de días más.
¡Salud!
Fernando Berton,
Febrero 28, 2017
(1) Cortázar, Julio; Dunlop, Carol; Los autonautas de la cosmopista -un viaje atemporal París/Marsella-; Alfaguara; Madrid; 1996; Págs. 43-44
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