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martes, 19 de abril de 2016

Las mentiras y otras publicidades


Una cosa que quedó flotando en la nota anterior es que hay un modelo a seguir. Me explico: cuando la fábrica de desengrip plus te dice que si te tomás un desengrip se te pasa todo y no hace falta que faltes al trabajo, te está diciendo que cagaste, que tu vida ya no es más tu vida, y que tenés que ir a trabajar siempre.

Muchos de nosotros hemos pasado por la situación de llamar a la empresa para decir que no podíamos ir porque estábamos enfermos de algo (mayormente gripe, cáncer de colon o hiv, da igual), y lo que nos preguntan es "¿cuándo venís?". Con suerte, algún compañero te puede mandar un wasap para saber si estás bien.

Pero en realidad, lo que este artículo quiere decir es lo siguiente: el modelo de la droga está en todos lados. El que te vende merca, paco, éxtasis o cualquier otra boludez, sabe que vos estás buscando estar arriba. To be high, dicen en inglés. Que es una forma de conseguir desde afuera lo que no conseguís desde adentro.

La publicidad de medicamentos de venta libre (llámese ácido acetil salicílico, desengrip, no cough, especto yokosama san o como sea) apela al mismo discurso: tomá esto y vas a estar para arriba.

Lo mismo con las bebidas alcoholicas: tomá vino friso con columnas de orden jónico que vas a ser feliz.

Antes, cuando el Nono Pugliese recorría el mundo con Claudia Sánchez fumando eleme largos, las publicidades de cigarrillos -hoy prohibidas en la tele- decían exactamente lo mismo: fumáte un eleme largo y vas a ser feliz.

Bueno, no descubro nada, todas las publicidades te dicen que si consumís X vas a ser feliz.

Quiero decir que las publicidades de sustancias son equivalentes a los que te venden drogas. En fiestas electrónicas, a la entrada de la cancha, en el hall central de la estación Constitución, a la salida del colegio nacional, en el congreso nacional, a la vuelta de tu casa, en la villa 31, en Rivadavia y Acoyte o en el aeropuerto de Schiphol, en Amsterdam.

Quiero decir que las empresas necesitan que vos no faltes al trabajo. Entonces, no faltes, no te sientas mal, tomáte un desengrip plus ultra super de la lora y no faltes. Trabajá hasta morir, como un galeote. Con suerte, algún compañero al que no le importa tanto eso, capaz te manda un wasap y te pregunta si estás bien.

Tu jefe, seguramente, lo único que te va a preguntar es si volvés el viernes.

¡Salú!






Me and my circumstances
MMXVI

lunes, 18 de abril de 2016

La publicidad y otras mentiras



Yo no soy un experto en adicciones. O tal vez sí, desde el punto de vista del adicto. Quiero decir que no me dedico a eso, a saber por qué la gente (entre la que me incluyo) es adicta a lo que es adicta.

Creo que siempre hubo adictos, antes y después de los avisos publicitarios. Esto no quiere decir que los adictos del siglo IV antes de Cristo tengan las mismas razones que los de ahora para adictarse. O adiccionarse, según otros. Ni siquiera que fueran inducidos por mensajes subliminales a consumir determinadas sustancias.

Lo que sí me parece irrefutable es que el modelo que nos toca vivir aprende todo el tiempo de sí mismo y busca maximizar ganancias a toda costa. Si esto significa vender copos de nieve, aceitunas rellenas o pastillas de sperman, da igual.

Y aquí quiero hacer un pequeño alto en el camino: la cultura de la satisfacción inmediata de los deseos es una vil mentira, vayan sabiéndolo. Nada ocurre en tres clics. O sí, por ejemplo este artículo:
1) clic en "nueva entrada" (detesto la palabra "entrada", pero en fin
2) escribir el artículo (o entrada)
3) publicar

¡Y listo!

¿Qué facil, nocierto?

Pero, ¿donde está la trampa? En el punto 2, claramente. Porque, ¿qué pasa si en el medio de la escritura se corta la luz y no tengo acceso a la internet? O peor, ¿qué pasaría si en medio de la escritura me gano la lotería y entonces me chuparía bien todo escribir esta "entrada"? Y peor de los peores, ¿qué pasaría si en medio de la escritura mi musa inspiradora decidiera poner un taller literario, digamos en Quebec, y olvidarse de mí por completo y dejarme con mi artículo a medio hacer? ¿Eh?

Pues que, en cualesquiera de los casos, no llegaría al punto 3. Ergo, esto de los "tres simples pasos" es, como tantas otras cosas que se publicitan, una falacia.

Bueno, pero volviendo. ¿Qué pasaría si, por ejemplo, me diera dolor de cabeza? Pues bien, acudiría al viejo y querido acido acetil salicílico, que rápidamente me sacaría de mi situación para ponerme a punto, enfocado y atento a lo que tengo que hacer.

Lo mismo si me diera un resfriado o una gripa. Me tomaría un desengrip plus ultra y listo, nada de cama ni de costoso día por ART en la empresa.

O sea, tómese esto que va andar bárbaro, sin necesidad de faltar al laburo (con el consiguiente beneficio para la empresa que lo emplea y el perjucio para la salud que lo matiene vivo) y chau pinela.

Y si el desengrip archi plus ultra no le hace nada, pruebe con un sperman, que seguro lo pone bien arriba y no le vienen a la mente esas boludeces de cuidar la salud, de hacer todo en tres simples pasos y creer que lo están explotando, vea, usted se está poniendo medio paranoico, me parece.

Volviendo II: no crea que las casualidades son tan casuales. Si hay alguien vendiendo cosas ilegales, es porque hay alguien a quien le interesa que eso pase.

Y no digo más, porque es la hora de tomar mi desengrip ultra comb.

¡Salud!




Fernando Berton
Abril MMXVI

domingo, 28 de febrero de 2016

La naturaleza no viene en lata

Imagen tomada del episodio 2 de Cooked  
 
Este documental basado en el libro del mismo nombre de Michael Pollan reflexiona, en cuatro capítulos, sobre las distintas formas de cocinar, y las relaciona con los elementos básicos de la naturaleza según los antiguos: Fuego, Agua, Aire, Tierra.

Pollan hace un recorrido nada ingenuo sobre las formas de cocinar de las antiguas culturas y las actuales. Nos dice que cocinar es algo que distingue visiblemente al hombre de otras especies, y nos muestra la gran cantidad de tiempo que necesitan otras especies para masticar y digerir los alimentos no procesados; y las ventajas que tiene en todos los sentidos cocinar lo que se come.

Pero, como nada hay perfecto en este mundo, los humanos podemos comer más rápido la comida preparada pero necesitamos invertir tiempo en la cocina.

Entonces, llegamos a ver cómo la industria agroalimentaria pone en escena estrategias enormes para hacernos creer que cocinar en casa es una pérdida de tiempo. Que lo es, pero para las empresas que nos contratan, claramente.

Y también nos muestra la relación directa entre obesidad y no cocinar. La comida que no se cocina se come más rápido y en más cantidad, básicamente.

En resumidas cuentas, un muy interesante trabajo sobre la manera en la que no nos alimentamos.



Fernando Berton
Febrero MMXVI

domingo, 3 de enero de 2016

Cuchá

Cerati y Spinetta en vivo

Hay en este blog una serie de notas que se llaman "dejar de fumar", que después cambiaron a "respirar", una vez cumplido el objetivo.
Y al mismo tiempo surge una otra serie que se llama "sonreír", por esas cosas que te hacen bien (cada uno decide cuales)

"Cuchá" -repetido varias veces- es lo que le decimos a alguien cuando un tema nos gusta mucho, por las razones que sean.

#Bajan es una canción bellísima de Spinetta. Dice, por ejemplo:


Viejo roble del camino
tus hojas siempre se agitan algo

Hoy quiero traer este tema a colaboración porque es una forma de hacer belleza de lo feo, de hacer algo feliz de lo triste. Son esos tonos menores que nos invitan a reflexionar, a pensar qué hicimos mal, y qué hicimos bien.

Y a disfrutar de un breve solo de guitarra al finalizar la canción.

La versión que propongo es de un recital maravilloso: Spinetta y las bandas eternas,  de 2010. En este caso junto a Gustavo Ceratti. Vemos al flaco, en su dificultad de respirar, cómo se las ingenia para llegar a los tonos. Y sin embargo, aunque estaba ya en maniobras de aterrizaje, nos regaló a todos este concierto.

Pero puede el lector buscar la versión original del disco Artaud, o la del propio Ceratti en Amor Amarillo, o hacer sus propias búsquedas, o ignorarla redondamente.

Simplemente es un homenaje y una invitación a pensar en qué cosas hicimos mal para no poder cantar, o caminar muy rápido, o no poder vivir sin tomar algún medicamento.

¡Salud!

miércoles, 10 de julio de 2013

¡Salud!


    Saludar, significa "desear la salud"
    Cuando yo digo, en mis entradas al blog, o en mis correos ¡Salud!, lo hago en ese sentido.
    Se cumple hoy un año desde que decidí empezar a respirar.
    Es decir, que elegí la salud.
    Elegí poder despertarme sin parecer un pez fuera del agua.
    Poder subir una escalera sin sentir que voy a morir en el tercer peldaño.
    Poder caminar una hora y sentir, apenas, cansancio físico.
    A que no me duela la cabeza de manera insoportable hasta el punto de querer cortármela y tirarla por la ventana cada sábado.
    A que no estoy a cada rato al borde de una neumonía doble, de una gripe insoportable, de un ataque furioso de los bronquios.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Dejar de fumar - empezar a....


    "No piense en un caballo blanco" sigue siendo el caballito de batalla -valga la rebuznancia- de este blog. Cosa que ya he dicho en "Piense en un caballo blanco".

    Sin pretensiones evangelizadoras, quiero decirles a todos los que quieren dejar de fumar, que es la mejor decisión que pueden o podrían tomar. Porque como puede verse en Cosas que Pasan, poco después, tus intereses van hacia otro lado.

    A mí se me dio por escribir, por recorrer el barrio donde trabajo y poner las fotos graciosas o no tanto en  este blog o en Google + (no tengo facebook).

    Y eso es porque dejar de fumar, en estos tiempos, te devuelve un montón de minutos. Todos esos minutos que perdías yendo de tu escritorio al lugar donde la empresa te permite fumar (en general, la calle). Todos esos minutos de ansiedad que hacían que no pudieras soportar no prender un pucho al bajar del tren, el colectivo o después de un polvo (sí señor, dicho así, con todas las letras); y cuantas cosas más.


    Así, es posible poner la cámara en otro lugar, ver las cosas desde otra perspectiva.

    Porque se trata simplemente de eso, de mirar las cosas desde otro lugar.

    ¿Hacía cuanto que Cosas que Pasan no decía nada sobe fumar? Un tiempo bastante largo. ¿Y por qué?  Porque, justamente, Cosas que Pasan ahora se dedica a vivir la vida de otra manera, que es el del arte, el de escribir regularmente, sacar fotografías (algunas mejores que otras ciertamente), de recomendar notas en los diarios, que básicamente son las contratapas de Pagina o Rosario/12, que nos cuentan otra  realidad , desde otro punto de vista.

    ¿Han visto los distintos artículos Punto de vista en este mismo blog? Véanlos. Es interesante saber que las cosas pueden ser de un modo u otro según dónde pongamos la cámara. O nos paremos nosotros mismos. Qué cosas bonitas les digamos a los otros para que nos quieran.

    ¿Han leído el artículo Tarda, pero llega, de Osvaldo Bayer en Página/12? ¿Han visto Mundo Bayer en el canal Encuentro? ¿Han, al menos, leído la apretada síntesis de Tarda pero llega en este mismo ámbito? Si es que sí, ¡Felicitaciones! Y si es que no, adelante, háganlo.

    Muchas de las cosas que escribo no me pertenecen del todo. He copiado enteros artículos de Wikipedia (Petroglifos I, por ejemplo), y he armado pequeños textos sobre los textos de otros (cómo hacer un cántulo en tu casa). Y hasta he entablado relaciones epistolares con los autores de esos artículos que me han maravillado (Víctor Maini, Javier Chiabrando, Miriam Cairo, por ejemplo), y que de alguna manera han movido mi espíritu siempre inquieto para escribir de nuevo.

   Y hasta he logrado que alguien cuelgue mi blog de su muro de facebook (no, no, no y no voy a decirlo, adivinen quién, como en adivinizas y los medios de comunicación, ¡pst!)

    (Bue, eso de "he logrado" es mi punto de vista, por supuesto)

   Y dirán, qué carajo tiene que ver esto con dejar de fumar.

   Diría la chica Prandi.... TOOOODO. Si señor, dejar de fumar es volver a tomar el control de tu vida.
   Nada más, nada menos.

   Think about it!

  ¡Salud!




   

jueves, 11 de octubre de 2012

Piense en un caballo blanco



       La estadística del blog dice que "No piense en un caballo blanco" es el artículo más leído de todos en Cosas que pasan.
       Y muy pero muy lejos, Adivinanza y los medios de comunicación, ocupa el segundo lugar.
       ¿Y qué me dice esto a mí?
        Varias cosas, pero, en primer lugar, que me reconforta muchísimo saber que hay un montón de personas leyendo ese artículo. Básicamente porque implica un camibio de actitud. En mi caso personal, en relación al cigarrillo. Pero andá a saber qué otras cosas puede estar pensando toda le gente que lee "No piense..." No sé, pero desde dejar de fumar, tomar, jugar, trabajar, jalar y cualquier otra actividad que uno hace de forma viciosa.
        La verdad es que me sorprendo yo mismo de ver esta repercusión. Gratamente, claro. Y  celebro, aunque más no sea, si alguna de las personas que ha leído mi nota haya dejado, aunque sea un poco, de hacer lo que hacía como vicio. Es decir, si fumó un cigarrillo menos, si tomó una copa menos, etc., me doy por bien pagado. Ni que hablar si han logrado dejar esa dependencia.
        Mi experiencia, hasta ahora, es más que maravillosa. No sé si me siento taaaan mejor de los pulmones. Porque el frío, todavía, me hace un chflido medio fulero. Pero, eso sí, me despierto y puedo respirar. Las sibilancias que se escuchaban desde la otra cuadra ya están más recatadas. El catarrito que tuve y que me hacía la voz finita ya casi no lo siento. Y hasta el  olor del shampoo ¡me dura varias horas!
         Y aunque no del todo, es algo por el momento incipiente, pero puedo decir que me ha cambiado el humor. Insisto, no es que todos los que me conocen lo noten, pero íntimamente sé que voy hacia alguien menos quejoso. (INSISTO, es algo INCIPIENTE, no confundir).
         Por eso, mis queridos lectores, celebro que hayan preferido "No piense en un caballo blanco", porque, a decir verdad, más allá de algunos errores fruto de un viejo teclado que suele fallar, es uno de los textos más bonitos y más logrados de este blog.
        Vale, salud, y no duden en escribir si se les ocurre compartir alguna experiencia.
        Muchas gracias

        PD: De paso, pueden buscar libros de Rodolfo Walsh, que ha inspirado la estructura de la nota, y que a la distancia le agradecemos su compromiso con todos nosotros.

       PD 1: También pueden leer cosas de María Elena Walsh, que no sé si tenía algún parentesco con Rodolfo, pero también fue una genia de nuestra literatura.

      PD 2: De paso, busquen por ahí "Desde las montañas del sureste mexicano", del Subcomandante Marcos. Yo sé que vivimos en una sociedad capitalista, y que -próximamente irá una entrada sobre este tema-, muchas de las cosas que hoy tenemos se pueden hacer gracias a semejante modelo económico; pero no está del todo mal pensar que podemos tener una sociedad un poco más inclusiva, un poquito así -como el que fuma UN pucho menos- más justa, sea lo que fuere la justicia, porque, no jodamos, nadie va a hacer una ley en su propia contra, y por consiguiente, lo que llama justicia, lo es ¿para quien?

      PD 3: Que ya va va terminando, porque el muchacho parece haberse puesto un poco denso, pero fuera de broma, gracias a todos por leer, por estar ahí, y por sorprenderme con las preferencias. ¡Un gran abrazao a todos!

      PD 4: Que juro que es la última. Las fotos de este artículo son de la fuente de Las Nereidas, de la gran artista Lola Mora. Busquen por ahí, google mediante, y dense una vuelta por Costarnera Sur. Como premio, se pueden comer una bondiolita en los carritos que están ahí cerca.



   


viernes, 14 de septiembre de 2012

Puntos de Vista II



     Entre la grúa y el Ministerio de Defensa, se ven las dos torres del edificio de la Aduana. Que puede ser que esté lleno de ratas, pero desde el punto de vista arquitectónico es una maravilla. (Ok, mi único criterio arquitectónico es "me gusta" - "no me gusta", lo admito). 

     Sin embargo, y desde que empecé a recorrer el espacio que me rodea con otras miradas, reconozco que hay algunas construcciones, que supongo las más antiguas, que tienen como un poco más de encanto que otras, y que suelen provenir, en general, de cuando parecía ser que los edificios de 4 o 5 pisos eran el final de la historia. 
    
    Claro, cada piso tenía entre 3,5 y 4 metros de alto, contra los 2,4 que normalmente tienen los edificios modernos. Y había algunas casas con techos de hasta 4,5 metros de altura (Buscar, en este mismo blog, el texto "Pesadilla", y se dará una idea mejor de lo que estoy diciendo)

    En fin, la cuestión es que en general hago esta caminata al revés, es decir, voy por la parte del dock más cercana a la Av. Huergo, y vuelvo por la más cercana al río. Y al hacerla al revés, me encuentro con las dos torres del edificio de la Aduana, que entre pitos y flautas debe estar a unos 2 km de donde tomo la fotografía.

   Pero bueno, me llama la atención una cúpula que veo entre las dos torres, y me pregunto de qué se trata. ¿Será el edificio de los Atlas, de Belgrano y Perú? Me parece que no, porque no se vería desde esa perspectiva.Además, ese edificio está rematado por dos cúpulas Entonces, ¿qué es lo que estoy viendo entre las dos torres de la Aduana?

   La verdad no lo sé, así que pido amablemente a los queridos lectores y amigos, una pequeña ayuda para detectar ese edificio.

   ¡Salud!

(He aquí una ampliación para facilitar la búsqueda)




martes, 14 de agosto de 2012

Inconsciente copado



            Anoche soñé que fumaba, después de una situación un poco traumática. Aparecieron, de pronto, una serie de personajes en el sueño, que me decían que por qué estaba fumando. Finalmente, apagué, en el sueño, el cigarrillo que había prendido.

            Mi quilombete personal no se resolvió todavía,  y me sigue doliendo un poco la panza, pero me da cierto placer saber que, dormido, sé que tengo que respirar.

            ¡Salud!

jueves, 9 de agosto de 2012

Dificultades



Ayer hablaba con la doctora Liliana, a quien, entre paréntesis, agradezco todo el apoyo en este difícil camino de empezar a respirar y sonreír, acerca de las dificultades que permanentemente encontramos para mantener las cosas que se empiezan. Por caso, los grupos de apoyo a los fumadores, ex fumadores y futuros ex fumadores.

Decíamos que es bastante difícil transferir las experiencias, que lo que uno siente es casi imperceptible para el otro, y si te tirás al piso para sacar una buena perspectiva de un adoquinado, alguien va a decir ¡Uau, qué bueno!, y otro que sos un tarado.

También hablamos de la posibilidad de  acercar estas experiencias a otros, aún sabiendo que muchos  ni siquiera las compartan. Pero , de alguna manera, es  mejor decir que callar. Si no decimos lo que nos pasa, el otro ni siquiera puede decir "no lo entiendo, pero me moviliza". O algo así, o ni siquiera así, queseyo, quiero decir que de alguna forma se movilice algo en la otra persona.

Y detrás de todos estos pensamientos está el hecho de lo difícil que resulta, a veces, sonreír. Casi que es más fácil dejar de fumar que encontrar cosas que hagan sonreír.

De repente, pienso que mi programa de radio "Así es la vida" (que ocurre en  ninguna radio, sino en verdad, en la oficina, y a veces siento que mis compañeros me detestan), es una forma de luchar por la vida, de ser quien soy, sin importar lo que vayan a decir. El mundo parece estar lleno de injusticias, casi a cada paso que damos, pero  ¿cómo podríamos dar pasos  hacia la justicia? ¿Existe, acaso, este fenómeno que llamamos "justicia"? Who knows.

Mientras tanto, Piazzola suena en el fondo -como casi todas estas noches en las que decido sacar las estridencias de la televisión, y escuchar lo que  me parece mejor, o más armónico-; y así voy desgranando este artículo, que se ilustra con algunas fotografías que tomé hoy, poniendo la cámara de otra forma, en otros ángulos, por esas callecitas que tienen un nosequé, viste.



Y hablábamos, también, con la Doctora Liliana, sobre la alienación. Por eso este artículo tiene varias etiquetas, y acaso me quede corto, y debería ponerle todas. Y a todos los artículos, claro, tendría que ponerles todas las etiquetas. Porque vamos, si pongo la cámara contra la pared para sacar la foto que vemos a la izquierda, es porque quiero sonreír y con eso cuidar mi salud, a la vez que reflexiono sobre las cosas que me hacen bien. 

Pero, por qué esto no puede estar, también, etiquetado como La Ciudad, etcétera.

Y esta misma noche, hablaba con los chicos, para decirles que, si ellos quieren, luchen por un mundo donde se pueda ser quien uno es, sin discriminar, sin odiar, sin culpar a los otros pobres infelices como nosotros de lo que no sotros somos incapaces de hacer (nosotros se escribe así, pero lo dejo como no sotros apropósitamente porque me gustó el error, de alguna manera se ve interesante)


ya es hora de ir terminando, ya es hora de disfrutar del silencio y de la noche que está en su apogeo, derramando suavemente algunas gotas sobre el techo, provocando las ganas de andar por ahí escribiendo cosas, por ahí disfrutando de lo que no pude escuchar en su momento, pero que gracias a la tecnología está bastante a mano. y casi a un clic podemos encontrar lo que queremos.
Now listening: ballad of john and yoko.

¡Salud!

domingo, 29 de julio de 2012

Respirar 4


Entonces, casi de pronto, me animo a subir, a escalar, sin temor a morir en el intento.
A levantar un pie, y luego el pie, y recordar a Cortázar mientras el pie acompaña al pie, y poner las manos así para asir, por un instante, un peldaño, para estar en posesión del propio destino por un segundo apenas.
Que así  de la nada parece   una tontería, pero resulta un logro más que destacable, si  me pongo a pensar por un momento que no hace mucho tiempo hubiera sido capaz de salir descalzo con tal de no subir a buscar los zapatos si me los hubiera olvidado . Y estas son las cosas que me dan ganas de seguir, porque me doy cuenta que estoy yendo hacia una vida mejor, que no sigo rompiendo lo que ya está roto, y que tal vez pueda respirar cada día más


De todos modos, por un instante siento que el frío no me hace bien, y vuelvo a sentir el pecho cerrado, que al aire le cuesta entrar, y que necesito estar en lugares calientes. Si bien debo aclarar que lo que siento no tiene punto de comparación con lo que me pasaba hace no menos de un mes, que en el momento mismo de levantarme sentía el pecho totalmente cerrado, y una lucha permanente por un poco de aire.


Y por eso van todas estas fotografías de escaleras, porque subí por todas ellas y pude seguir caminando  al llegar. Porque son el símbolo de lo conseguido, y de lo rápido que uno se recupera de una situación tan espantosa como la que va quedando atrás. 
¡Salud!

miércoles, 18 de julio de 2012

Respirar 3

Chile y Paseo Colón


Ahi tenés, esta es la subida por Chile desde el Paseo Colòn. Llegás a  Balcarce sin esfuerzo, porque no hay, casi, pendiente. Claro, comparado con San Juan o cualquiera de las otras. De paso, te podés tomar algo en alguno de los barcitos que hay.

En la esquina de Chile y Defensa, te podés sacar una foto con Mafalda, el entrañable personaje de Quino, que hoy anda cumpliendo años.  Unos 80, nada menos.

También podés mirar los edificios, de distintos estilos, algunos de colonial español, otros neoclásicos, con frisos estilo greco romano, un edificio de la vieja Compañía Italo Argentina de electricidad, con distintos colores, algo chillones, para atraer la atención del turista, supongo.

Y podés, también, ahora que te dedicás a respirar, oler la basura que hace varios días que no se levanta por distintas huelgas, y que le dan una nota desagradable a este barrio histórico de la ciudad.

Que hace un tiempo, era refugio de los que no teníamos mucho dinero, y cruzábamos la Avenida de Mayo para comer, en algún bodegón de Defensa o Tacuarí, un bife de costilla con fritas por la mitad de precio que en Sarmiento y San Martín. Pero claro, eso ya no es así. Cualquier pavada que comas te sale no menos de pesos cuarenta y cinco.

Pero bueno, los edificios están ahí, y se pueden disfrutar. Supongo que la basura algún día la van a levantar, y que también levantarán el país, y que los reyes magos me van a traer un metegol que pedí hace tiempo y no llega.


martes, 17 de julio de 2012

Respirar 2 (Vamos subiendo la cuesta)

El edificio blanco que se ve sobre la izquierda es el antiguo Patronato de la Infancia (PADELAI), que está, en estos días, tomado, y parece tener un conflicto con la ciudad. Próximamente, veré de ahondar en este tema. Pero, en realidad, lo interesante, es la diferencia entre Balcarce y Paseo Colón. La verdad no soy bueno para este tipo de cálculos, pero supongo, sin método específico, que debe haber no menos de 4 metros. Que, cuando uno baja, no tienen demasiada importancia (sí hay que tener la precaución de bajar en zig-zag, para no sentir que los dedos te van a perforar el calzado); pero que al momento de subir, te pueden dejar la lengua por el piso, el culo haciendo así, y los pulmones pidiendo por favor.
     Ahora, la verdad verdadera es que ya no me asusta. Puedo subir desde el Paseo Colón hasta Balcarce así como vengo, sin parar en el medio de la cuadra a buscar un poco de oxígeno. Sin que me tiemblen las piernas.
     Estas son las cosas positivas que estoy pensando para sentir que lo mejor que uno puede hacer es respirar. Desde el yoga, se dice que el alimento más importante es el aire. (Podemos vivir más de diez días sin comer alimentos sólidos, pero unos pocos minutos sin respirar)
    No piense en un caballo blanco apunta, precisamente, a proponerse metas positivas. Respirar, despertar a la mañana sin hacer un ruido infernal, sin boquear como pez fuera del agua. Y esto, con un diagnóstico de E.P.O.C. (=Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), y también enficema, es decir, destrucción de los alveólos pulmonares que producen una sensación de que el aire entra pero no sale, y escuchás un ruido espantoso al respirar.
     Ya quedó dicho, el cuerpo reacciona de forma maravillosa: en menos de una semana, puedo dar saltitos para subir un cordón, y hasta ensayar un trote cuando el semáforo repentinamente se pone a favor de los automovilistas.
      Descubrí, también, que había encontrado un recorrido que evitaba lo más posible las subidas pronunciadas (por ejemplo, si sos todavía un fumador pesado, te conviene  subir del Paseo Colón por la calle Chile, que tiene una cuesta mucho más suave que cualquiera de las demás) Claro, dependiendo de cuántas cuadras te tome llegar hasta Chile, si no, lo mejor es encarar la subida, y hacer un alto en el medio, hasta que puedas darte cuenta y dejar de pensar en lo que no tenés que hacer, y hacer lo que tenés que hacer, es decir, respirar mejor. Y así, cuando veas la cuesta como se ve acá, no te va a dar miedo, ni te vas a agitar como si corrieras una maratón.
     ¡Salud! y que puedas pensar en positivo.



PD: Al final me puse un poco demasiado pedagógico, o iglesia pentecostal. Perdón, no es la idea, pero estoy tan feliz con esta decisión que he tomado, que se me va la mano.
Probá, nada más. Gracias por leer.

viernes, 13 de julio de 2012

Respirar

De pequeños, jugábamos a mantener la respiración. En el agua, o en un zaguán, o en las baldosas frías del pasillo que separaba un jardín de un dormitorio.
Sentarse en esas baldosas en el verano, era como tomar una gaseosa helada después de jugar a la pelota en el potrero de a la vuelta.
Luego, vinieron otras sensaciones, en la época en que los chicos usábamos pantalones acampanados, y las chicas usaban minifaldas, y al sentarse en las baldosas frías, permitían ver, o entrever, o intuir, intimidades que no podíamos decodificar del todo, pero que ciertas rigideces paradigmáticas nos hacían entender sin mayores fundamentos que se trataba de una cuestión que debía resolverse en el próximo juego de las escondidas.
       Al cabo de varias horas de permanecer esperando, inútilmente, que nuestra supuesta salvación para todos los deseos nocturnos -y también diurnos, a qué engañarnos-, llegara hasta nuestro escondite, no nos quedaba más remedio que dejar nuestra marca en la pared y un enorme deseo disfrazado de otra vez será, pero que por favor sea pronto, porque esto no da para más.
      Después de correr hasta la piedra, y salvar para todos los compañeros, y quedar jadeantes, con los brazos en jarra, los ojos rojos y la transpiración cayendo a borbotones; otra vez el regreso a las baldosas frías, a bajar la ansiedad, a sentir que el aire nuevamente iba oxigenando las neuronas, los capilares, que el cerebro otra vez estaba en funciones -conceptos que, en rigor, solamente adquiriríamos años más tarde-; y que ese beso dado a las apuradas, medio chingado, casi casual, no significaba más que el agradecimiento por salvar a los compañeros.
    Compañeros que, poco después, serían acribillados en Viejo Bueno, y en tantos otros lugares, pero no lo sabía yo entonces, compañero no tenía ese significado.
     Y tampoco lo tenía celular, que en esa época era un colectivo que usaba la policía en sus famosas "razzias", y no algo que hoy tenemos para comunicarnos -muy poco-, o para mandarnos la parte -bastante-
     Han pasado muchos años, y hoy vuelvo a respirar, a sentir el olor de los eucaliptus, y las margaritas y las azucenas. He dejado por ahí algunas malas costumbres. He recuperado la respiración. Y eso está bueno.

   ¡Salud!

martes, 10 de julio de 2012

No piense en un caballo blanco


                

                 En el último capítulo de "Dejar de fumar" me di cuenta de algo importantísimo: el enfoque estaba equivocado, y como consecuencia, ante la repetición de un hecho negativo, volví al pucho.
    En efecto ( y en esto apelo a la psicología inversa), es mucho mas fácil tener un pensamiento positivo ("voy a pensar en un cielo diáfano"), que en algo pero de forma inversa ("no voy a pensar en un caballo[1]").
     


[1] Como se puede apreciar, ciertamente es muy poco probable que no piense en un caballo. Entonces, la idea aquí es abordar la cosa desde otro lugar: por empezar, la serie “Dejar de fumar” va a desaparecer, y voy a seguir con una nueva que tenga una definición positiva, por ejemplo, algo simple como “Empezar a Respirar”, que da una idea de vida. Además, es un objetivo más copado hacer que no hacer.
  La cuestión pasa a tener un tono ciertamente lingüístico, y está bien que lo tenga, porque según me parece, escribir estas experiencias, sensaciones y sentimientos sobre lo que me pasa con un vicio, no son, ni más ni menos, que cuestiones del lenguaje, y en tal sentido va la historia: encontrar una mejor manera de definir las metas. Y ahí es donde, definitivamente, es tanto mejor decir lo que voy a hacer en lugar de lo que voy a dejar de hacer. Porque, ¿qué voy hacer cuando termine lo que hacía antes? ¿Voy a comer un caramelo o una barrita de cereal en lugar de fumar un cigarrillo?
  Veo que el tema es claro: si uno reemplaza un vicio por otro, el círculo no termina más. Consecuentemente, me propongo escribir los capítulos de  “Empezar a respirar”, que abordarán, más o menos, los siguientes puntos:
  • a sentir cómo cada vez el aire entra mejor en los pulmones,
  • cómo cada mañana se siente un silencio al inspirar mientras me desperezo camino de la ducha, 
  • cómo se puede subir la escalera a buscar algo que me olvidé sin temor a llegar boqueando  después de tan solo 15 escalones, 
  • ahorrar unos pesos –tanto en cigarrillos como en medicamentos-, 
  • ganar en objetivos definidos de esta misma manera para otros ámbitos de la vida, 
  • salir de la oscuridad hacia la luz como la semilla que de pronto verdea apenitas sobre el surco y se abre frágil y vulnerable hacia ese sol terrible que la aterra a la vez que la maravilla y la atrae de manera inevitable.

 A ver, esto significa que necesito buscarle la vuelta a los temas que me preocupan de modo tal que se puedan decir evitando la negación. Hacer un esfuerzo, más o menos grande para, precisamente en aquellos puntos importantes, tener una actitud que procure ir hacia la vida, hacia la alegría, hacia el gozo.
¿O es lo mismo, acaso, decir “te amo” a decir “no te odio”? (Aceptando por un instante que uno es el opuesto del otro, claro, y contando con la siempre amable colaboración del lector que sabrá apreciar el objetivo puramente ejemplificante del ejemplo), decir “porque sí” es lo mismo que ¿por qué no? “Te voy a matar” ¿es igual a “Te dejaré vivir”?
Y he notado todo esto esta mañana, mientras tiraba un pucho, después de casi una semana de fumar 10 o 12 por día. Luego de otra en la que fumé 1 o 2 diarios (es decir, 2 cigarrillos cada día, y no dos diarios, que sería bastante mucho más dependiendo si es tabloide o sábana). Y al sentir, otra vez, la incapacidad de respirar, pensé “tengo que volver a respirar”. Y ahí fue que hizo clic este texto, porque al volver a leer la serie “dejar de….”, dije “está mal, en realidad mejor sería pensar en algo que tengo que hacer en vez de dejar de hacer otra cosa”.
Por eso, abiertamente le estoy copiando el método a Rodolfo Walsh de su cuento “Nota al pie”, en el que la nota va creciendo un renglón por página, hasta fagocitarse al texto que le da vida. Bueno, más o menos quiero, desde lo visual, significar que lo positivo va creciendo sobre lo negativo, hasta ser lo más importante, lo más destacable y lo más bello de este recorrido.
¡Salud!

   

sábado, 7 de julio de 2012

Dejar de fumar 4

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        Hay cincuenta mil razones para fumar: porque estás triste, feliz, porque estás aburrido, porque estás mirando un partido de fútbol, porque estás nervioso, porque querés disfrutar un momento de tranquilidad, porque hiciste el amor, porque no lo hiciste, porque estás apurado, porque estás por entrar a un lugar donde no se puede fumar, porque acabás de salir de un lugar donde no se puede fumar, porque ganaste a la quiniela, porque no tenés un peso, porque sí, porque no.
       Yo descubrí que mis razones fundamentales para fumar tienen que ver con no lograr lo que quiero, o cuando las cosas no salen del todo bien.
       Esta semana he fumado de nuevo. Y como no logro bajar otra vez la cantidad de cigarrillos, sigo fumando.
       La interpretación seudo psicologicista que hago es que son esos momentos en que uno, medio en broma, dice "uy, me quiero morir". Y, efectivamente, voy y prendo un cigarrillo. Y luego otro, y otro más y así vamos.
       Creo, eso sí, que lo mejor que puedo hacer es seguir intentando cambiar esta mala costumbre. Hace bastante tiempo me pasó que escribía cuando me sentía mal, o me pasaban cosas tristes. Y, de alguna manera, estaba provocando infelicidades todo el tiempo solamente para tener algo sobre qué escribir. Cuando me dí cuenta de eso, dejé de escribir. No es que de pronto dejaran de ocurrir, pero sì dejé de provocarlas.
      Algo así me ha pasado con el cigarrillo: como me pasan cosas desagradables, fumo. Pero como he visto  y dejé dicho en entradas anteriores, el bienestar de no fumar es demasiado fuerte como para dejarlo pasar.
      De manera que no me presiono, pero sé que tengo que cambiar esta costumbre y buscar ayuda definitivamente. Lo que vengo haciendo me ha dado resultados temporarios, y necesito que sea definitivo.
      ¡Salud!

sábado, 30 de junio de 2012

Dejar de fumar 3


        No descubro nada al decir que el cuerpo humano es una maravilla, pero la verdad es que la respuesta del mìo en esta semana (he fumado un cigarrillo por día), es increíble.
        Ayer caminé la subida de Paseo Colón a Balcarce así de una, como venía, y casi no sentí el esfuerzo. Es como si mis pulmones me dieran las gracias por el alivio que les estoy dando. La verdad es que me dan ganas de seguir, y en algún momento terminará esta carrera loca del pucho.

       Pensaba en los tiempos en que yo era chico, y fumar no estaba mal visto. De hecho, si alguien venía a tu casa ni se le ocurría preguntar "¿puedo fumar?". Con suerte te pedían un cenicero.

       Lo mismo en el colectivo, que, lleno hasta la manija, la gente prendía cigarrillos sin que importara nada. ¡Y andá a decir algo! 
     
        Lo mismo pasaba en el tren. Pero después, con los años, sacaron los vagones fumadores. Seguramente porque les costaba alcanzar a los vagones que no fumaban.

        En fin, por el momento creo que no puedo decir que he dejado de fumar, pero sindudamente tengo muchísimo más control y me siento mucho mejor. Eso es lo que me impulsa a mantener una cantidad baja por día, y seguramente el día que me muera, estaré mucho mas sano, ¿no es cierto?

     ¡Salud!

martes, 26 de junio de 2012

Dejar de fumar 2





Lunes, 28 de mayo de 2012
                El aire ya no entra. Definitivamente tengo que dejar de fumar. El costo de seguir fumando es muy alto.
                Fumé, en todo el día, un cigarrillo, en un ataque de desesperación. En lo físico me sentí mejor, pero estoy de muy mal humor.

Martes, 29 de mayo de 2012
                Al levantarme, encuentro que puedo respirar mejor. Sigo de mal humor. Pienso todo el tiempo en un cigarrillo, y hasta se me nubla la vista. He ido al kiosco y no compré cigarrillos.  La mejora es evidente. No tengo tanto ruido en los pulmones, y el cansancio al caminar es menor. Esas deben ser las claves para salir de este momento.
                Es desesperante. Son las 11:21, y tengo que hacer un esfuerzo increíble para no salir corriendo al kiosco a comprar puchos. Espero que pase pronto, porque de verdad me siento mucho mejor de la respiración. Está muy bueno no tener ese ruido intenso cada vez que inspiro profundo (bue, profundo es una manera de decir, porque no me queda mucho espacio libre). Sigo más tarde.

Miércoles, 30 de mayo de 2012
                La diferencia, al levantarme, es enorme. No sentir ese ruido espantoso, ni tener que boquear para que entre un poco de aire.  Lo mejor que puedo hacer es seguir así.
                Pero la fuerza que hay que ponerle al impulso que viene es de no creer. Ayer me fui a dormir porque si seguía levantado no iba a poder resistir, creo. El gran objetivo es mantener la actitud durante la semana, y no morir por la desesperación el fin de semana. Eso va a estar bueno, porque es cuándo más siento ganas, y como estoy más relajado, la voluntad decae. Creo que es ahí donde tengo que poner toda mi atención, este fin de semana va a ser crucial.

Jueves, 31 de mayo de 2012
                El esfuerzo de hoy va a ser mayor, porque ya tengo un cigarrillo encima a las 8:04 am.  Tengo que lograr mantenerlo hasta el final. Y tomar un turno para el tratamiento. Pensar, más que nunca, que el bienestar que siento es mayor que nunca. Subir desde Paseo Colón hasta Balcarce sin sentir que muero sin aire. Respirar con tranquilidad al despertarme. No tener tanto olor en la ropa.

Miércoles, 20 de junio de 2012
                No lo conseguí. Fumé menos, pero no lo conseguí. Mi mal humor no cambió para nada, es más, se puso peor. Solamente porque no pude lograrlo.
                Y ahora, acá estoy, otra vez con broncodilatadores, antibióticos y antimucóticos -o como sea que se llamen-,  para aflojar los mocos. Y un montón de plata tirada, en puchos y en medicamentos que tal vez no hubiera necesitado.
                Y es triste saber que se puede, pero que yo  no puedo. Y que tampoco me animo a buscar más ayuda. El lunes fumé 3 o 4 cigarrillos, y me tiré de cabeza en la cama, sin aire. Ayer llamé al médico de urgencia. Vino la que vino varias veces, “decíme algo que me sorprenda”, me dijo, y no tuve nada para decir. Se fue desilusionada. Quedé desilusionado, con los pulmones hechos mierda, con la bronca de esta adicción que no para.
                Quéseyo, tal vez lo mejor sea dejar de escribir este diario de la muerte, porque es una forma más de pensar en lo que no quiero ni tengo que pensar. Pero, a la vez, dejarlo sería claudicar en el esfuerzo. Y seguirlo implica dar vueltas al pedo sobre los primeros dos párrafos (28 de mayo de 2012)

Viernes, 22 de junio de 2012
                “Y a mediados del otoño, mientras todo moría, los hombres-mono se agitaban en sueños, recordaban a los muertos del año anterior. Los espectros llamaban desde dentro de las cabezas. Recuerdos, eso son los espectros, pero los hombres-mono no lo sabían. Detrás de los párpados, en las horas tardías de la noche, aparecían los espectros de la memoria, saludaban, bailaban, y entonces los hombres-mono despertaban, echaban ramitas al fuego, lloraban, se estremecían. Podían ahuyentar a los lobos, pero no a los recuerdos, no a los fantasmas. Entonces se acurrucaban, rezaban pidiendo que llegase la primavera, vigilaban el fuego, agradecían a dioses invisibles las cosechas de frutos y bayas. [1]
                Fumar es más o menos parecido: está dentro de la cabeza, hay algo que resuena cada tanto y te baila y te zapatea pidiendo a gritos fumar. Y en general, uno cae rendido y fuma. Para sentir ese minúsculo placer que te marea un poco, te tranquiliza un poco, te acaricia la garganta hasta quemarte, y sentís unos dedos firmes que no te sueltan y una risa terrorífica te asusta.
                Igual ocurre con cada cigarrillo.  Hasta que un día ya no hace falte que te aprieten el cuello, porque directamente no podés respirar. Pero ese deseo enorme que retumba en la cabeza no se va, retumba, tumba, tumba.
                Hoy hace cuatro días que no fumo. Estoy encerrado en mi cuarto casi todo el día, escribiendo mi blog, viendo películas, soñando con cambiar de puesto de trabajo porque no aguanto más a mi jefe. Y todas, en realidad, son puras excusas para no fumar. 

Martes, 26 de junio de 2012
                Voví al trabajo. Cada vez más detesto a mi jefe, que ni sisquiera me preguntó cómo me sentía. “La más hermosa niña del mundo / puede dar sólo lo que tiene para dar”[2]
                Mientras tanto, algunas cosas concretas que he hecho:
2010:
a.       Dejar de fumar en el auto
b.      Dejar de fumar en el cuarto
2011:
a.       Caminar desde la estación de tren hasta la oficina (20 cuadras)
b.      Caminar desde la oficina hasta la estación de tren (20 cuadras)
c.       No fumar al caminar
2012:
a.       No fumar dentro de casa
b.      Viajar sin cigarrillos y sin encendedor
c.       Agarrarme una linda obstrucción pulmonar que apenas te permite ver
Supongo que hay cosas más prácticas que hacer todo esto en tanto tiempo. Es, a mi favor, lo que puede conseguir. Hoy he fumado solamente un cigarrillo, y sin terminar. Siento que he logrado bajar la ansiedad hasta ese punto, y el pensar en un cigarrillo realmente se ha espaciado mucho en el tiempo.
La conclusión, cuando todavía me considero fumador, es que dejar el vicio es muy bueno para la salud física, pero terrible para la salud mental.



[1] Bradbury, Ray; “El Arbol de las Brujas”; Minotauro, Buenos Aires, 1978; Pág. 64

[2]  Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota; “Musica para pastillas”; Oktubre; 1984; Del Cielito Records

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