Saludar, significa "desear la salud"
Cuando yo digo, en mis entradas al blog, o en mis correos ¡Salud!, lo hago en ese sentido.
Se cumple hoy un año desde que decidí empezar a respirar.
Es decir, que elegí la salud.
Elegí poder despertarme sin parecer un pez fuera del agua.
Poder subir una escalera sin sentir que voy a morir en el tercer peldaño.
Poder caminar una hora y sentir, apenas, cansancio físico.
A que no me duela la cabeza de manera insoportable hasta el punto de querer cortármela y tirarla por la ventana cada sábado.
A que no estoy a cada rato al borde de una neumonía doble, de una gripe insoportable, de un ataque furioso de los bronquios.
Me cuesta bastante respirar en días pringosos como hoy, es cierto.
A veces necesito dilatar mis bronquios por medios artificiales, también es cierto.
Como también es cierto que he recuperado el sabor de un café. O de una buena copa de vino.
A distinguir olores como hacía añares no distinguía.
Y sé que estoy en el camino de sonreír, de respirar, de estar mejor.
De poder decir, con certeza
¡SALUD!
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