Un ruido repentino a ramas que se arrastran con/por
el viento por las chapas
un frunce en la frente que viene
de lo hondo de la noche
cae a pique por/con los párpados apretados y el pelo suelto
un treinta y uno de enero que se muere hacia el oeste
de calor de incubadora descompuesta
de pollos reventados como sueños indebidos
de manos que se cruzan en miradas que acarician hasta acá
desde allá
portentosas en las sábanas atrapadas al vuelo una tarde
explotada al calor del colectivo imaginado tantas
veces
tantos besos
tantos pájaros que vienen del hedor del inframundo
suben por los tubos
rasgan las almohadas
pican
desgarran
manchan recuerdos de sangre desdoblada a puro esfuerzo
encuentro duradero como un soplo
un estornudo
o un agujero
caigo en la cuenta
mientras me desarmo
que has dejado de soñarme por el ruido repetido
que hacen las ramas en las chapas
Fernando
Setiembre, MMXXI
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