Ayer hablaba con la doctora Liliana, a quien, entre paréntesis, agradezco todo el apoyo en este difícil camino de empezar a respirar y sonreír, acerca de las dificultades que permanentemente encontramos para mantener las cosas que se empiezan. Por caso, los grupos de apoyo a los fumadores, ex fumadores y futuros ex fumadores.
Decíamos que es bastante difícil transferir las experiencias, que lo que uno siente es casi imperceptible para el otro, y si te tirás al piso para sacar una buena perspectiva de un adoquinado, alguien va a decir ¡Uau, qué bueno!, y otro que sos un tarado.
También hablamos de la posibilidad de acercar estas experiencias a otros, aún sabiendo que muchos ni siquiera las compartan. Pero , de alguna manera, es mejor decir que callar. Si no decimos lo que nos pasa, el otro ni siquiera puede decir "no lo entiendo, pero me moviliza". O algo así, o ni siquiera así, queseyo, quiero decir que de alguna forma se movilice algo en la otra persona.
Y detrás de todos estos pensamientos está el hecho de lo difícil que resulta, a veces, sonreír. Casi que es más fácil dejar de fumar que encontrar cosas que hagan sonreír.
De repente, pienso que mi programa de radio "Así es la vida" (que ocurre en ninguna radio, sino en verdad, en la oficina, y a veces siento que mis compañeros me detestan), es una forma de luchar por la vida, de ser quien soy, sin importar lo que vayan a decir. El mundo parece estar lleno de injusticias, casi a cada paso que damos, pero ¿cómo podríamos dar pasos hacia la justicia? ¿Existe, acaso, este fenómeno que llamamos "justicia"? Who knows.
Y hablábamos, también, con la Doctora Liliana, sobre la alienación. Por eso este artículo tiene varias etiquetas, y acaso me quede corto, y debería ponerle todas. Y a todos los artículos, claro, tendría que ponerles todas las etiquetas. Porque vamos, si pongo la cámara contra la pared para sacar la foto que vemos a la izquierda, es porque quiero sonreír y con eso cuidar mi salud, a la vez que reflexiono sobre las cosas que me hacen bien.
Pero, por qué esto no puede estar, también, etiquetado como La Ciudad, etcétera.
Y esta misma noche, hablaba con los chicos, para decirles que, si ellos quieren, luchen por un mundo donde se pueda ser quien uno es, sin discriminar, sin odiar, sin culpar a los otros pobres infelices como nosotros de lo que no sotros somos incapaces de hacer (nosotros se escribe así, pero lo dejo como no sotros apropósitamente porque me gustó el error, de alguna manera se ve interesante)
ya es hora de ir terminando, ya es hora de disfrutar del silencio y de la noche que está en su apogeo, derramando suavemente algunas gotas sobre el techo, provocando las ganas de andar por ahí escribiendo cosas, por ahí disfrutando de lo que no pude escuchar en su momento, pero que gracias a la tecnología está bastante a mano. y casi a un clic podemos encontrar lo que queremos.
Now listening: ballad of john and yoko.
¡Salud!
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