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lunes, 23 de marzo de 2020

Historias Vegetales



Hace un buen rato que estoy intentando contar esta historia y no sé muy bien cómo. Digamos que el año pasado planté semillas de morrón y de tomates (volveremos sobre estos rebeldes) de los frutos que compré en la verdulería. Digamos también que poco antes empecé a compostar los restos orgánicos en casa, y que luego usé como tierra para plantar las semillas. Lo que vemos a continuación es el resultado: 

15-11-2019


Es decir, un plantín de morrón en compost casero en un recipiente plástico convenientemente perforado en el fondo para que se escurra el exceso de agua. En suma, una suerte de combinación naturaleza e industria.

Ahora bien, el dilema de escribir de una forma u otra esta historia está dado porque los tomates nunca germinaron, y sí lo hicieron los morrones, como se ha visto en la imagen. Y creció la planta hasta tener unos 50 cm de altura. Y una vez yo le comenté a MEC que me parecía que eran transgénicos y que nunca iban a dar frutos. MEC me miró algo sorprendida, y entonces se levantó y fue hasta el patio y habló con los morrones. Les dijo que yo decía que ellos no iban a crecer, pero que no me hicieran caso, que ella sabía bien que todo lleva tiempo y que crecieran cuando fuera su momento. Luego volvió a su computadora, MEC, a seguir preparando el último examen que le permitiera acceder a la tesis. Pero hoy ella no puede verlos. No la está pasando bien en su internación. Y esto es lo que no sé si quiero contar. Queda para mejor oportunidad, cuando la salud de MEC mejore.

Entonces sí, voy a contar lo que sigue.

Pasaron los días y  la plantita fue creciendo. Entonces me envalontoné y compré semillas de lechuga y de rúcula y de tomate, que no aclara que no son ni perita ni redondo, sino de la variedad “rebelde”. Y los puse en sustrato que compré en un maple de huevos a modo de almácigos, y tuve que hacerles una protección con hilo sisal para protegerlos de las garras de los gatitos (acá no hay gaviotas arrasadoras de surcos).

Y mientras esto iba ocurriendo, la planta de morrón empezó a ponerse cada vez más grande, y sus hojas tienen el aroma del morrón cuando uno se acerca y las huele, y pasa suavemente los dedos por las hojas bien verdes, amplias, seguramente con un objetivo que yo ignoro por completo.

Y entonces el sol, que da en la ventana un rato, hace del cemento y el hierro algo verde, una hermosa planta de morrón, con olor a morrón y proveniente de semillas de morrón, pero sin morrón. Un fiasco. (Quiero aclarar que todo esto ocurre en un PH que tiene un patio y una terraza pero nada nada de tierra, así que hubo que arreglárselas con macetas plásticas y botellones de cinco litros y maples de huevo para hacer la pequeña huerta urbana)

Pero, así como reventar es el suicidio del descreído, según decía Isidoro Blaisten, una mañana cualquiera, que en este caso fue una mañana especial: 29 de febrero, las cosas se tornaron en maravilla:

29/02/2020


Nos ahorraré a todos el tiempo que llevaría contar los momentos de incertidumbre sobre si las flores darían o no frutos. Aquí lo vemos hoy, 23 de marzo de 2020, desde la ventana del cuarto donde escribo. Y escribo con cierta emoción por haberme decidido a plantar una planta, y cuidarla para que crezca, y de frutos, y de esos frutos hacer nuevas plantas y así comerlas.

23 de marzo de 2020,

Pero, ¿se las va a comer? ¿Después de tanto esfuerzo y cuidado y charla y hasta caricias y husmearle las hojas? ¿Se las va a comer?

¿Y si no?

Y bueno, déjela libre, que haga lo que quiera, que tenga sus propios morroncitos si quiere y si no quiere no, pero no la mate. ¿Sería capaz de cortarla en juliana, en daditos y echarla al aceite hirviendo seguramente con alguna pobre cebolla y hasta un ajo y un tomate, rebelde o no?

Y, de algo hay que vivir. ¿Qué voy a comer si no? ¿Animales? También tendría que matarlos, ¿no es cierto?

Y sí, la verdad es que ahí tiene razón.

¿Y qué hacemos, entonces?


Fernando
Marzo, MMXX, año de la pandemia


jueves, 6 de junio de 2019

Momento de reflexión



Un taladro interrumpe la tranquilidad buscada, aunque no es tan grave si se mantiene cerrada la puerta. Sol en la ventana y la sombra de la mano en el papel. Deseos de dormir, salir de paseo, compartir una charla. A mitad del párrafo, notar que no se sabe bien de qué se habla, que es puro placer de escribir, aunque no sea mucho, ni el placer ni lo escrito. Es romper con la inercia del escritorio y de la pantalla, búsqueda de un momento apenas distinto. (Ahora se suman al taladro unas explosiones, seguramente de una protesta sindical). No hay mucho más para decir aquí. La mente está en calma, en un punto aparte por ahora.


El taladro se apagó, y ya pedí la cuenta.

Fernando

Junio, 2019

lunes, 8 de abril de 2019

¿Cuánto vale la basura?

Este es un artículo del cansancio. La verdad es que no pude encontrar un momento para buscar con ganas los precios que voy a mencionar aquí:

Según el gobierno de la ciudad, se realizó en el año 2008 un mapa digital para lo que se consideraron alrededor de 12000 (doce mil) manzanas.

Si hacemos una cuenta exageradamente simple, considerando que la ciudad en verdad tiene doce mil manzanas, ni más ni menos, obtenemos como resultado que en algún momento la ciudad tuvo que comprar doce mil contenedores de basura. (en la foto que inicia el artículo se ve un poquito, en primer plano hay un paquete que antes fue embalaje y que ahora es basura que no llegó al contenedor, y que acaso fue arrojado por el propietario de las zapatillas, acaso no). Pero para quien no lo tiene claro, nos refereimos a estos contenedores:

Aquí se ve un poco mejor que el paquete no llegó al container, lo que lo convierte en suciedad urbana (no se ve con tanta claridad el propietario de las zapatillas al que, injustamente, acusamos de ensuciar una vereda)

Ahora bien, ¿a qué viene todo esto? A que, hace unos años, la basura se sacaba en bolsitas y no había contenedores. Los recolectores de residuos (o basureros) pasaban corriendo por las calles y levantaban las bolsas.

En un momento que no recuerdo bien, pero que fue alrededor de 2013, la ciudad de Buenos Aires decidió modificar ese sistema, y se pusieron los contenedores. Eso que vemos allí.

Acá viene la parte de la vagancia: no logré encontrar el precio de esos contenedores. Encontré otros, que se les parecen. Y acá reconozco el error de este artículo: no sabemos bien cuánto cuesta uno de esos contenedores. Pero suponiendo que fuera este
Eso nos da unos 390 dolares. A uno por manzana, tenemos que el gobierno de la ciudad debió invertir algo así como USD 4.690.000 (DOLARES ESTADOUNIDENSES: CUATRO MILLONES, SEISCIENTOS NOVENTA MIL) Redondeando, claro.

No alcancé a investigar cuánto vale un camión. Pero si un auto cualunque vale entre trescientos mil y quinientos mil pesos, imagine el lector el costo de un camión.

¿Y todo para qué? Para que de pronto te pongan un contenedor de basura en la puerta de tu casa, que en general huele bastante mal con los desechos que contiene, sin contar el olor a meo de todos aquellos que los han confundido con baños públicos. Más la cantidad de personas que buscan en la basura su sustento diario, que empezaron siendo cartoneros, después se los llamó recuperadores urbanos y ahora son sencillamente personas en situación de calle.

Y que, además, te pongan uno o dos contenedores (lo cual aumenta la cuenta que sacamos antes, pero sepa usted disculpar nuestra vagancia) poco antes de la parada del colectivo, lo que, por un lado, dificulta ver si viene o no viene el colectivo. Y, cuando viene, le dificulta al mismo arrimar al cordón para que suban los pasajeros. Lo que, en definitiva, dificulta el tránsito. En fin, una serie de eventos desafortunados si no fuera que cuestan una millonada.


Sin contar, claro, el valor de los nuevos camiones, que no hemos tenido la presencia de ánimo de averiguar.

Todas estas cosas, tiradas así al voleo, sin mucho rigor investagativo, muestran, querido lector desprevenido, que lo único que les interesa a los gobernantes de la CABA es sacar plata de donde puedan.  Porque resulta que por esto, a usted,  querido consorcista desprevenido, le aumentaron las expensas. Y que se tome debida nota de que esto no es una diatriba en contra de los porteros, más bien todo lo contrario. Pero claro, usted, que tiene que pagar un poco más de expensas, seguramente le echará la culpa al portero que ahora tiene que cargar las bolsas todas juntas hasta donde está el conenedor, y no al gobierno de la ciudad que gastó casi cinco palos verdes en comprar contenedores que después va y pone justo en la parada del colectivo, o en la puerta de tu casa para que venga un cualquiera a mearlo y te llene de más olor la puerta de tu casa.

Sepa disculpar usted el desorden.


Fernando Berton
Abril, MMXIX

domingo, 15 de abril de 2018

Viajar mejor


Cuando uno baja en la estación Constitución del tren Roca, lo que ve desde hace unos cuantos años (antes habìa un cartelito manual, que un empleado actualizaba haciendo girar un rodillo hasta hacer coincidir los números que indicarían la hora de partida) es un cartel luminoso que muestra la hora, el destino del siguiente tren y la hora de partida.(En la foto no se aprecia bien porque la saqué a las apuradas: estaba llegando tarde al trabajo).. Este cartel, además, puede verse cuando se accede al andén. Es decir, que puede verse de ambos lados. Es reversible.

En el artículo de este mismo blog llamado Disculpe las molestias se da cuenta de un mensaje grabado que se oye tanto en los trenes como en la estación y que anuncia las mejoras que se están realizando en la terminal Constitución para que los pasajeros viajemos mejor. La más visible es la limpieza y nuevas luces, y en los últimos días se inició un cambio en la señalética, y este formato de cartel luminoso está siendo reemplazado por otro. Cuando uno accede por la calle Hornos, se aprecia un totem con una serie de pantallas de tocar que nos permiten ver información sobre destinos, horarios y las distintas líneas. También se ha modificado el cartel central a este formato, que está algo mejor al anterior ya que brinda más información (seis trenes en lugar de cuatro).

También se están modificando los carteles en los andenes, entonces ahora, al bajar del tren, lo que vemos es lo siguiente:


Es decir, la parte de atrás de un televisor. Es decir, que si uno quisiera saber qué hora es, ya no puede. Digamos, de paso, que al acceder al andén desde el hall central, este televisor indica de forma clara el destino y la hora de salida, pero la hora actual está muy chiquita, cosa que para los que somos cortos de vista es una dificultad. Además, ¿quién no ha tenido un olvido momentáneo al ingresar al andén y preguntarse por la hora de salida? Con la versión anterior, esto se resolvía solamente con mirar el tablero. Ahora no, habría que preguntarle a alguien o bien caminar hasta la punta de la plataforma para recuperar el horario y/o el destino de la formación.

Tal vez uno peque de muy exigente, pero si resulta que estas modificaciones acontecen para viajar mejor, se me ocurre que los nuevos carteles no contribuyen a eso. (Para otras consideraciones, querido viajero desconocido, por favor remitirse al citado artículo)

Fernando
Abril, 2018


miércoles, 6 de diciembre de 2017

Más misterios de la vida cotidiana

El poder de la mente

Descubrimos que en realidad el hombre no tenía visión de rayos-x.

Tenía telequinesis.

Y se dedicó a bajar la lona con el poder de la mente.

Pero se desintegró con el esfuerzo.



Diciembre, MMXVII

martes, 5 de diciembre de 2017

Misterios de la vida cotidiana

X-RAY

El hombre que está sentado en la silla presencia un partido de fútbol que se disputa en la cancha cubierta por la lona.

Tiene en la mano un teléfono celular.

Lo que no alcanzo a saber es si la visión de Rayos-X la tiene en sus ojos o es el celular el que atraviesa los objetos.




Diciembre, 2017

martes, 21 de noviembre de 2017

Neither do I care


¿De qué está hecho un triunfo? ¿De un millón de jugadas bellas o de un gol con la mano en el último minuto?

Estoy estrenando esto de subir videos filmados con el celular, por lo que es muy posible que no se vean, o que no se reproduzcan, como se dice. Que supone el uso de métodos anticonceptivos por parte de los videos, cosa que los eleva a una categoría bastante más avanzada de lo que uno hubiera esperado de un video. Pero ese no es el tema de esta noche.

En su "Manual de zonceras", Arturo Jauretche nos decía que la famosa "viveza criolla" era buscar una mínima ventaja personal en contra del interés social. Esto es, de toda la sociedad.

Creo entender que el video de la fogata tiene que ver con eso. Es el que "va a cagar a casa de otra gente" de la canción de Serrat. O sea, al que no le importa nada llenar de mugre el espacio público, primero, ni llenar de humo a todo el que pase después. Ya se sacó la mugre de encima, entonces todos los demás, jódanse.



El segundo ejemplo es del fútbol. Ese tan amado deporte por la gran mayoría de los argentinos. Tanto que han logrado una pléyade de mujeres fanatizadas por el fútbol para poder compartir algo con sus hombres. Solo para escuchar "vos calláte, qué sabes". (Esto corre por mi cuenta, claro).

Vean a ese señor que está ahí esperando la ejecución del tiro libre. Vean cómo, de forma artera, golpea al rival sin necesidad alguna. Vean cómo le importa un carajo si lo lastima, si le corta la carrera. Él solamente se preocupa por lograr una pequeña ventaja personal. Suponiendo que el árbitro no lo verá, claro. Porque si lo viera, dejaría a su propio equipo con uno  menos y por varias fechas. Y entonces me pregunto yo cuál sería la ventaja, cuál la avivada.

Eso representa, por ejemplo, un señor Oscar Ruggieri, que se jacta de haber cagado a patadas a todo el que se le haya puesto enfrente, sin importar que fuera el mismísimo Maradona. Y todo lo dice con una sonrisa sarcástica.

La misma que pone el que tira la lata de gaseosa después de haberla bebido. O el paquete de papas fritas. O mea detrás de una columna. O hace cagar a su perro en la puerta de la casa del vecino.

Todo eso, querido lector desprevenido, es lo que encierra la insignificante frase "en todo estás vos". Lo que falta decir es "los demás que se caguen".


Salud.



Fernando Berton
Noviembre, 2017.

viernes, 3 de noviembre de 2017

Cuide sus pertenencias


este vecino le ha puesto un candado a su árbol
para impedir que se escape

no, no se rían

podría ocurrirles alguna vez
que se levanten una mañana
y descubran que su árbol ya no está
que se ha ido
quién sabe a dar sombra a qué remotos lugares


vean, si no, lo que les puede pasar
si no toman sus recaudos



lunes, 30 de octubre de 2017

Disculpe las molestias


Desde hace unos días, en el tren Roca te sale un mensaje que dice algo así como que por reformas en la estación Constitución algunos accesos van a estar cerrados y a provocar demoras en la salida.

Y después te dice que gracias a estas reformas en la estación vamos a viajar mejor.

PUES NO

Vamos a viajar mejor cuando:

  • Haya más capacidad en los trenes (de las nuevas formaciones, pasamos de tener ocho (8) vagones a tener siete (7). O sea que vamos más apretados)
  • Cuando mejoren la infraestructura de las vías (un viaje entre Longchamps y Constitución demandaba en 1995, 37 minutos. Hoy demanda 50 minutos)
  • Cuando las puertas de los trenes cierren siempre (que estén rotas, demora la salida)

Es decir, querido viajante desprevenido, no te dejes llevar por las luces navideñas. Arreglar la estación terminal no está mal, pero NO hace que viajes MEJOR. Lo que digo arriba son solamente unas pequeñas cuestiones.

Que sigas bien.




Fernando Berton
Octubre, 2017

sábado, 19 de agosto de 2017

Tiempos modernos II

Hablan del teléfono, de silenciar las aplicaciones, de dejar sólo el tono de llamadas

No te voy a llamar, ella dice
¿Por qué?, dice él, no estás haciendo nada.
Vos tampoco, dice ella
¿Segura?

Silencio.

En mi peor momento emocional me tirás estas cosas. Te ponés punzante, dice él.

Ella ríe irónica, y sigue tomando el café con leche.










Fernando Berton
01-08-2017

martes, 13 de junio de 2017

Escribir un poco

La cuestión es escribir un poco cada día. De esa manera se mantiene la forma, el entrenamiento, estar en estado diría un deportista.
Yo suelo escribir todos los días. Si pudiera publicar todos los correos electrónicos como cuentos, o partes de una novela (Bajtín los clasificaría en algún género discursivo sin mayores dificultades), creo que me haría bastante famoso.
Es más, en el ámbito de la empresa en la que trabajo debo ser ciertamente conocido. Quéseyo, tengo un par de chinos que me dicen "my friend".
Tengo trato con gente en Alemania, en Chile, en Corea, en Japón. En Brasil, incluso, y hasta en Uruguay.

¿Y? Diría el ilustre lector desprevenido, que por cierto hace tiempo  que no aporta por estas páginas.
Nada, diría yo. Eso.
¿Y bueno nada?
Pongalé.
¡Qué depresión!

Y yo me iría con las manos en los bolsillos, la cabeza gacha yendo a izquierda y derecha despacio, a medida que se acerca la avenida y el tránsito se hace infranqueable y entonces un bocinazo y de pronto un silencio.



La ciudad y el atardecer


fernando berton
junio, 2017





lunes, 22 de mayo de 2017

No molestar




Hoy iba a tomar el tren de 20:21, pero vi que estaba muy lleno y que no tenía tanto apuro de modo que me decidí por el de 20:25. Caminé hasta el tercer vagón, de modo que al bajar me deje cerca de los molinetes, porque si hay algo que me gusta es no perder tiempo. Que dicen que es dinero, ¿nocierto?

Subí, entonces, al tren de 20:25 en plataforma 6. Me senté y empecé a leer Caminantes, de Edgardo Scott. Pero a poco de empezar la lectura se inició una discusión entre dos pasajeros. Resulta que uno de ellos estaba algo borracho y le dio charla al que tenía sentado al lado. Que, molesto por la situación, se levantó y se fue. Pero además de levantarse e irse, se quejó al guarda, que se quejó a los de prevención, que se quejaron a la Policía Federal, que se quejaron a la Gendarmería Nacional.

Cuestión que el tren de 20:25 no salía, porque un muchacho se molestó con un borrachín, que provocó la aparición de tres fuerzas policiales, que no fueron culo de hacerlo bajar.

Finalmente el tren arrancó, y el borrachín estaba enardecido porque los de prevención se le reían en la cara y el guarda lo miraba amenazante. En un par de estaciones subió el jefe de estación, más policía, más gendarmería. Por un borrachín, entiéndase bien. es decir, una decena de personas armadas por un pobre tipo alcoholizado. Que como mayor delito dijo un par de insultos a los guardias de "Prevención" (la verdad es que no los había visto nunca antes), y que hablaba a los gritos; pero en ningún momento tuvo ninguna actitud real de agredir, salvo sus improperios verbales.

Pasado un buen rato un pasajero pidió al guarda que lo dejara tranquilo, que se fueran a otro vagón y el muchacho se calmaría, porque lo estaban provocando. A mi vez, le pedí al guarda lo mismo, que lo dejara tranquilo. A lo que me respondió que "no sabía lo que podía llegar a hacer". Que lo cuide la policía, le sugerí. Me dio vuelta la cara y abandonó el vagón. Al fin el pobre borrachín accedió a bajar y continuamos el viaje. Pero la verdad es que me quedé algo preocupado por la integridad física del muchacho.

¿Qué clase de sociedad estamos teniendo, que tenemos que denunciar a un pasajero alcoholizado? ¿Y que apenas dos o tres personas se pongan a favor del pobre borracho?

Esto ocurrió en el Ferrocarril Roca, saliendo de Constitución con destino a Burzaco. El pasajero fue sacado por la fuerza en la estación Darío y Maxi (Avellaneda), sin razón alguna porque no cometió ningún delito, salvo hablar en voz alta con alguien que no se bancó su presencia.

¿Qué clase de sociedad estamos viviendo? Entonces me acordé de la película Minority Report, con Tom Cruise, donde la policía se jacta de prevenir los crímenes porque tres freaks en una pileta adivinan quién va a cometer un crimen.

Ya es la segunda vez en este mes que tengo que apelar a esa película. Y me estoy preocupando.



Fernando Berotn
Mayo, 2017.

sábado, 29 de abril de 2017

Alma Azul Libros


Alma Azul Libros - Lanús Este
En la esquina de la Avenida 9 de Julio y F. M. Esquiú, Lanús Este, nos encontramos con una bella librería, que antiguamente fuera una farmacia. Es más, aún queda el grabado en la fachada, que habla de mantener la historia del local, abierto como librería en noviembre de 2016, y que fue adquirido por el abuelo de Ángela en 1922.

La vidriera que da sobre 9 de Julio, si uno llega por la mañana, tiene un film que protege a los libros de la dañina influencia de los rayos solares, que tantas tapas desteñidas y ajadas ha creado por detrás de inescrupulosas vitrinas. Esto nos habla de la preocupación de la dueña por cuidar los preciados objetos que ofrece para el regocijo de los lectores.

Al ingresar, nos encontramos con una decoración de lo más agradable: paredes pintadas de color maíz, una antigua puerta con vidrios repartidos pintados como si fueran un vitral, una mesada de hormigón que sostiene una vieja bacha enlozada (esas que hoy están tan de moda), y una canilla digna del palacio San José, completan una media ventana que sostiene un cuadro, y una silla con respaldo semicircular, parecido a las que se encuentran en el Café Tortoni. Todo esto da la sensación de que somos viajeros en el tiempo luego de haber entrado a ese local que próximamente cumplirá cien años.

María Ángela, que nos recibe con una sonrisa, nos cuenta que “el local lo compró mi abuelo en 1922. Pero mientras lo refaccionaba, abrió la farmacia en el local que está justo en diagonal a este.”

Cosas que pasan: ¿Y cuándo se abrió la farmacia en este lugar?
Ángela Adamo: En 1930, cuando se puedo terminar de refaccionar.
CQP: ¿Por qué Alma Azul?
AA: Bueno, pensé que aquí antes se cuidaba del cuerpo, y los libros son un cuidado para el alma.
CQP: Mens sana…
AA: Claro, tal cual. Y bueno, el azul es un color tranquilizante, y se asocia con la mente, con la parte más intelectual de la persona. En la antigüedad se lo relacionaba con el infinito, la inmortalidad, la realeza, lo sagrado.
CQP: ¿Y cómo va la librería? ¿Tuvo buena repercusión en el barrio?
AA: La verdad es que va bastante bien. Los vecinos le dieron una buena recepción. Hay personas que vienen a charlar, a mirar. Muchas veces me dicen que no se animaban a entrar, pero después se dan cuenta de que acá pueden preguntar, recorrer los estantes, no es un supermercado de libros donde sí o sí tienen que comprar.
CQP: Y también hacer talleres.
AA: Sí, yo entiendo este lugar como un espacio, no solamente como una librería. Por ejemplo hace una semana hubo una muestra de un taller de teatro, presentamos un libro, o un recital. Tenemos talleres de meditación, muestras de pintura. Esa pared de ahí, por ejemplo, que estaba a la miseria por la humedad, decidí dejarla con el ladrillo visto para que respire, y exponemos pinturas.
CQP: ¿Y cómo pasaron de una farmacia a una librería? Parece un cambio algo alocado.
AA: (risas) Pasa que mi tía siempre tuvo librería. Ella abrió una librearía hace casi cincuenta años en Río Negro, así que no es algo lejano para mí.
CQP: La decoración es muy agradable, se nota un cuidado por mantener el vínculo con el pasado.
AA: La decoración la hice con mucho trabajo. Casi todas las estanterías son las originales de la farmacia. El mueble que uso de escritorio era parte de la separación que había entre el local y el laboratorio. Toda la entrada, las vidrieras, son las originales. Le cambié los vidrios a esta puerta (la que da al baño) y le pinté un falso vitral. Igual que la puerta de servicio. Todo lo que es madera lo lijé yo misma, la verdad tuve que trabajar un montón, porque después que se cerró la farmacia el local estuvo alquilado a una panadería y dejaron un desastre. Pero mi idea fue mantener la fachada, pensar en el barrio como era en esos tiempos.
CQP: ¿Cuáles son los proyectos para los próximos años?
AA: Muchos amigos me dicen que ponga un bar. Puede ser algo a tener en cuenta, porque el que viene a tomar un café puede mirar un libro y sería una ayuda para el negocio.
CQP: Parece una idea muy interesante.
AA: No la descarto, pero por ahora estoy yo sola y no podría, además de que hace falta otro tipo de habilitación, una inversión y tener gente que sepa del negocio. La librería se mantiene, (yo vivo de la jubilación) pero todavía no da para crecer por ese lado.


En un momento de la charla entra una clienta, y Ángela corre de un lado para otro en busca de los libros que le pide. Recomienda, sugiere, pregunta. Nos preguntamos cuál será el orden que lleva, ya que va de un lado a otro del local por libros similares. Nos dirá que es un orden personal, y que en algún momento buscará hacerlo más profesional (como su tía la librera de Gral. Roca), pero que por ahora se siente cómoda así. Y es muy cierto, lo que se respira en Alma Azul es tranquilidad. 


Fernando Berton
Abril, 2017


sábado, 17 de diciembre de 2016

Tiempos modernos




Ayer se me ocurrió ir al cine. Y debo reconocer que, a riesgo de parecer un anticuado, tuve algunas dificultades. En primer lugar porque llegué tarde. Hice mal la cuenta de lo que debía caminar desde la oficina hasta el local, y llegué muy sobre la hora. Esto es porque me quedé haciendo tiempo, mientras leía un libro, en el Bar La Poesía. Cuando me quise acordar, había pasado más tiempo del necesario, así que tuve que salir corriendo hacia el futuro (la película se exhibía en un coqueto barrio cerca de la Costanera Sur).

Algo agitado por la veloz caminata, entré para ir directo a la boletería. Y no la encontré. Busqué unas ventaniillas por encima de las cuales se anunciaran las películas y los horarios y las salas. Pero no. Algo frustrado por la tardanza y mi incapacidad para adaptarme, fui a los chicos que te cortan la entrada, que con una gran amabilidad prefabricada (hola / buenas tardes / bienvenido al Cine Tal) me indicaron que debía dirigirme a la boletería. Y señalaron hacia los mostradores de venta de pochoclo y otras ofertas para acompañar la película. ¿Ahí?, pregunté con cierta incredulidad, con ostentosa timidez. Los dos amables chicos asintieron con sus cabezas, al unísono, sonrientes, como las prostitutas de Fargo.




Así que allá fui, temeroso de que me echaran a patadas al grito de "oiga, ¿no ve que esto es una pochoclería?". Pero otra vez no. Resulta ser que ahí venden las entradas. Que, si no sabés qué película vas a ver, tampoco podrás detectar, ya que los carteles luminosos dicen cosas como "Combo 1: 1 pochoclo + 1 gaseosa = $X,XX".  Entonces, de manera muy decidida, encaré a la chica y le dije "dos para Tren llegando a la estación, por favor". Y mientras esperaba la ominosa respuesta intuida un par de líneas arriba, la chica, sin que se le mueva un ápice su visera, me preguntó si para las 18:50 (ya pasadas, reitero) a lo que le dije que sí, y ella me dijo que todavía estaba en publicidad, así que no me hice problema, nada peor que entrar al cine con la película empezada.

Bueno, resulta que finalmente entré y me ubiqué en mi cómoda butaca, y pude disfrutar de la proyección. No sin saberme un viajero del tiempo, como en ese clásico de Spielberg, que no lograba decodificar el entorno.

Así que bueno, queridos todos, avíspense, que la cosa está cambiando. Hasta la próxima.

¡Pero! ¿No va hablar de la película?, intuyo que dirá el espectador desprevenido.

Y no, vea, la verdad que esto es por el entorno.

¡Avise! Usté está abusando de nosotros, los lectores / espectadores desprevenidos.

Puede, ser, pero vaya a ver, en este mismo blog, El paratexto de parabienes. Y tal vez un día de estos, la amable chica nos diga "¿quiere agregar alguna película a su pochoclo?"


The Reflex

ferbertonnandommxvidiciembre

jueves, 28 de julio de 2016

Character sketch

Un hombre entra a la librería y pide un café con leche con medialunas.
las medialunas todavía no salen, tendrá que esperar un cachito.
Se queda sentado, en silencio, los brazos cruzados, la mirada -algo perdida- hacia la barra, hacia la camarera que trabaja en su café con leche y en sus medialunas.
No lee el diario que tiene a la mano, no recorre con la vista los estantes que rebosan libros.
Solamente está sentado.
En silencio.
Espera.
El café con leche casi está listo.
Para las medialunas, tendrá que esperar un cachito.




bertonmmxvijunefernando

domingo, 12 de junio de 2016

viernes, 10 de junio de 2016

¿Quién am I?

hey, you can be very rude sometimes
¿yo?
yeah, you, what's going on?
nada, nada, estoy bien
i think you're not, c'mon tell me, what's wrong?
¿qué está mal? ¡qué se yo! nada, o todo, da igual
hey, no, i hate to see you like that
no te preocupes, se me va a pasar
yeah, i know, everything's gonna be over, but you look no good
gracias por notarlo, pero voy a estar mejor
you'll be fine, o'course, i'm pretty sure
sos muy linda, gracias
don't be silly!
no soy
yes, you are! i ain´t pretty
sí, la más linda de la cuadra
don't lie to me like that!
dale, no te hagás la humilde
see what i mean?
¿qué?
you lie to me
no te miento, no, para nada
yes you do, silly lier!
no te miento, sos muy linda, de verdad
ok, then, say that again
sos muy linda, y me gustás
you mean it?
claro, tonta, me encantás



juniofernandobertonmmxvi

jueves, 2 de junio de 2016

Ok, tomé un poco de más

i

I have to admit. A veces me se me va la mano, you know? Pero bueno, no es siempre igual. I sometimes feel unlike tonight. Y si no te escribo es porque me pediste que no te escriba. That's it. Supongo que podríamos encontrarnos a tomar un café, y charlar. Darnos nuestras opiniones, yo creo que es así, don't ya?

Pero bueno, como chico obediente, obedezco. I won't write to you, you know?
Pensé que iba a ser más facil. Get the hell away from me! y ya está.
Pero no.
No está.
You are the hell away from me, claro.

Pero duele como la puta madre, I have to admit.

ii

llegué tarde al andén y el tren se fue así nadamás cerró las puertas casi en mi cara y se fue para allá para yo donde iba también quizás no sé ahora no estoy de nada seguro quizás yo no iba o no tenía que ir o no debería haber habido

iii

hubo un brindis
hubo un vino
hubo una pipa y una paz
hubo  recuerdos y sueños y también hubo
hubo noches y tardes y semanas
hubo mucho grito de gol
hubo mucho win derecho
hubo mucho gol de media cancha

iv

escucho una música que viene desde lejos para quedarse tal vez acá entre el oído medio y el corpúsculo de malpighi sin que yo pueda dar demasiada cuenta de los procesos gramaticales que acontecen mientras el grafema se despierta de repente en medio de un recital desenchufado de nirvana que canta una canción de bowie que cantaba a las estrellas y al polvo de las estrellas y se murió de repente mientras trataba de ser un héroe just for one night.

v

me vengo a dar cuenta de muchas cosas de las que no me había vengado antes y me da un poco de bronca tener cierto ego que no me permite ser todo lo que hubieran deseado los demás que yo fuera y me da bronca porque muchos de esos tenían las mejores intenciones que les servían para llenar sus egos y decirme a mí redonamente lo que tenía que hacer sin mirarse un poco al espejo después de haber dicho lo que dijeron y sentir un poco lo que yo podría haber sentido si me hubieran dicho así en la cara a una enorme distancia de donde estamos ahora que lo que yo estaba haciendo no era lo correcto según sus redondas consideraciones y entonces yo tendría que haber aceptado y no decir enough is enough you know andá a cagar.


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