La cuestión es escribir un poco cada día. De esa manera se mantiene la forma, el entrenamiento, estar en estado diría un deportista.
Yo suelo escribir todos los días. Si pudiera publicar todos los correos electrónicos como cuentos, o partes de una novela (Bajtín los clasificaría en algún género discursivo sin mayores dificultades), creo que me haría bastante famoso.
Es más, en el ámbito de la empresa en la que trabajo debo ser ciertamente conocido. Quéseyo, tengo un par de chinos que me dicen "my friend".
Tengo trato con gente en Alemania, en Chile, en Corea, en Japón. En Brasil, incluso, y hasta en Uruguay.
¿Y? Diría el ilustre lector desprevenido, que por cierto hace tiempo que no aporta por estas páginas.
Nada, diría yo. Eso.
¿Y bueno nada?
Pongalé.
¡Qué depresión!
Y yo me iría con las manos en los bolsillos, la cabeza gacha yendo a izquierda y derecha despacio, a medida que se acerca la avenida y el tránsito se hace infranqueable y entonces un bocinazo y de pronto un silencio.
Yo suelo escribir todos los días. Si pudiera publicar todos los correos electrónicos como cuentos, o partes de una novela (Bajtín los clasificaría en algún género discursivo sin mayores dificultades), creo que me haría bastante famoso.
Es más, en el ámbito de la empresa en la que trabajo debo ser ciertamente conocido. Quéseyo, tengo un par de chinos que me dicen "my friend".
Tengo trato con gente en Alemania, en Chile, en Corea, en Japón. En Brasil, incluso, y hasta en Uruguay.
¿Y? Diría el ilustre lector desprevenido, que por cierto hace tiempo que no aporta por estas páginas.
Nada, diría yo. Eso.
¿Y bueno nada?
Pongalé.
¡Qué depresión!
Y yo me iría con las manos en los bolsillos, la cabeza gacha yendo a izquierda y derecha despacio, a medida que se acerca la avenida y el tránsito se hace infranqueable y entonces un bocinazo y de pronto un silencio.
La ciudad y el atardecer |
fernando berton
junio, 2017
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