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lunes, 22 de mayo de 2017

No molestar




Hoy iba a tomar el tren de 20:21, pero vi que estaba muy lleno y que no tenía tanto apuro de modo que me decidí por el de 20:25. Caminé hasta el tercer vagón, de modo que al bajar me deje cerca de los molinetes, porque si hay algo que me gusta es no perder tiempo. Que dicen que es dinero, ¿nocierto?

Subí, entonces, al tren de 20:25 en plataforma 6. Me senté y empecé a leer Caminantes, de Edgardo Scott. Pero a poco de empezar la lectura se inició una discusión entre dos pasajeros. Resulta que uno de ellos estaba algo borracho y le dio charla al que tenía sentado al lado. Que, molesto por la situación, se levantó y se fue. Pero además de levantarse e irse, se quejó al guarda, que se quejó a los de prevención, que se quejaron a la Policía Federal, que se quejaron a la Gendarmería Nacional.

Cuestión que el tren de 20:25 no salía, porque un muchacho se molestó con un borrachín, que provocó la aparición de tres fuerzas policiales, que no fueron culo de hacerlo bajar.

Finalmente el tren arrancó, y el borrachín estaba enardecido porque los de prevención se le reían en la cara y el guarda lo miraba amenazante. En un par de estaciones subió el jefe de estación, más policía, más gendarmería. Por un borrachín, entiéndase bien. es decir, una decena de personas armadas por un pobre tipo alcoholizado. Que como mayor delito dijo un par de insultos a los guardias de "Prevención" (la verdad es que no los había visto nunca antes), y que hablaba a los gritos; pero en ningún momento tuvo ninguna actitud real de agredir, salvo sus improperios verbales.

Pasado un buen rato un pasajero pidió al guarda que lo dejara tranquilo, que se fueran a otro vagón y el muchacho se calmaría, porque lo estaban provocando. A mi vez, le pedí al guarda lo mismo, que lo dejara tranquilo. A lo que me respondió que "no sabía lo que podía llegar a hacer". Que lo cuide la policía, le sugerí. Me dio vuelta la cara y abandonó el vagón. Al fin el pobre borrachín accedió a bajar y continuamos el viaje. Pero la verdad es que me quedé algo preocupado por la integridad física del muchacho.

¿Qué clase de sociedad estamos teniendo, que tenemos que denunciar a un pasajero alcoholizado? ¿Y que apenas dos o tres personas se pongan a favor del pobre borracho?

Esto ocurrió en el Ferrocarril Roca, saliendo de Constitución con destino a Burzaco. El pasajero fue sacado por la fuerza en la estación Darío y Maxi (Avellaneda), sin razón alguna porque no cometió ningún delito, salvo hablar en voz alta con alguien que no se bancó su presencia.

¿Qué clase de sociedad estamos viviendo? Entonces me acordé de la película Minority Report, con Tom Cruise, donde la policía se jacta de prevenir los crímenes porque tres freaks en una pileta adivinan quién va a cometer un crimen.

Ya es la segunda vez en este mes que tengo que apelar a esa película. Y me estoy preocupando.



Fernando Berotn
Mayo, 2017.

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