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martes, 21 de noviembre de 2017

Neither do I care


¿De qué está hecho un triunfo? ¿De un millón de jugadas bellas o de un gol con la mano en el último minuto?

Estoy estrenando esto de subir videos filmados con el celular, por lo que es muy posible que no se vean, o que no se reproduzcan, como se dice. Que supone el uso de métodos anticonceptivos por parte de los videos, cosa que los eleva a una categoría bastante más avanzada de lo que uno hubiera esperado de un video. Pero ese no es el tema de esta noche.

En su "Manual de zonceras", Arturo Jauretche nos decía que la famosa "viveza criolla" era buscar una mínima ventaja personal en contra del interés social. Esto es, de toda la sociedad.

Creo entender que el video de la fogata tiene que ver con eso. Es el que "va a cagar a casa de otra gente" de la canción de Serrat. O sea, al que no le importa nada llenar de mugre el espacio público, primero, ni llenar de humo a todo el que pase después. Ya se sacó la mugre de encima, entonces todos los demás, jódanse.



El segundo ejemplo es del fútbol. Ese tan amado deporte por la gran mayoría de los argentinos. Tanto que han logrado una pléyade de mujeres fanatizadas por el fútbol para poder compartir algo con sus hombres. Solo para escuchar "vos calláte, qué sabes". (Esto corre por mi cuenta, claro).

Vean a ese señor que está ahí esperando la ejecución del tiro libre. Vean cómo, de forma artera, golpea al rival sin necesidad alguna. Vean cómo le importa un carajo si lo lastima, si le corta la carrera. Él solamente se preocupa por lograr una pequeña ventaja personal. Suponiendo que el árbitro no lo verá, claro. Porque si lo viera, dejaría a su propio equipo con uno  menos y por varias fechas. Y entonces me pregunto yo cuál sería la ventaja, cuál la avivada.

Eso representa, por ejemplo, un señor Oscar Ruggieri, que se jacta de haber cagado a patadas a todo el que se le haya puesto enfrente, sin importar que fuera el mismísimo Maradona. Y todo lo dice con una sonrisa sarcástica.

La misma que pone el que tira la lata de gaseosa después de haberla bebido. O el paquete de papas fritas. O mea detrás de una columna. O hace cagar a su perro en la puerta de la casa del vecino.

Todo eso, querido lector desprevenido, es lo que encierra la insignificante frase "en todo estás vos". Lo que falta decir es "los demás que se caguen".


Salud.



Fernando Berton
Noviembre, 2017.

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