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jueves, 9 de febrero de 2017

In preparation for take off - II

Irse de vacaciones siempre es un placer. Y preparar el viaje con cierta anticipación, un nerviosismo.
¿Será el viaje todo lo que uno espera? ¿Habrá tiempo para tomar suficiente aire? ¿Despejar la mente? ¿Cuántos libros llevar? ¿Estará bien el clima? ¿Estará bien que, al contrario del sujeto de la práctica artística tradicionalmente, que ha deseado permanecer oculto, invisible [1], yo esté exponiendo mi plan así sin más? ¿Estaré esperando la mirada maligna de los otros para, entonces, decir "no entienden nada"?

Puede ser que un poco de todo eso, y también la necesidad de aislarme un tiempo, generar cierta calma que en el día a día se va perdiendo; escaparle a la presión de rogar que el tren no se retrase, que no venga tan lleno, que la puerta quede más o menos cerca como para no viajar tan apretado, que si, de ser eso inevitable, se pueda por lo menos abrir el libro y lograr la distancia suficiente como para hacer foco y no distraerse en la mirada color miel que llega desde unos ojos reflejados en el vidrio de la puerta y que están como esperando que caiga la guillotina o se dispare un mecanismo que la transporte a otros mundos.

Mientras tanto, los días transcurren y se escapan de entre los dedos. La idea de las vacaciones (conquista de las clases asalariadas bien entrado el siglo XX) hace que se pueda soportar el resto del año. Así que para estas vacaciones vengo preparando un viaje que tendrá como objetivo hacer lo que mayormente no hago, que es estar de aquí para allá sin rumbo aparente, y vivir tranquilamente mi vida off-line.

Pero claro, al regreso, espero poder “irrumpir” nuevamente en el mundo en línea, salir del ostracismo al que voluntariamente me someteré para escribir cosas, tomar fotografías, parar a la vera de un camino si hace falta, escribir una hoja de ruta para luego, si corresponde, no cumplirla, y cosas por el estilo.

No se asuste el lector desprevenido, no se notará la ausencia, dado que este blog tiene la particularidad de no mantener una periodicidad; se nota enseguida que es una publicación espasmódica, sin orden y sin progreso. Pero con cierta gracia, en ese discurrir por temas diversos mayormente rodeados en la literatura.
Al menos, es lo que a mí me parece.

¡Salud!

Yo, mí, mío
Febrero, mmxvii






[1] Groys, Boris; Arte en Flujo; Caja Negra; 2016


martes, 31 de enero de 2017

siendo la hora que es

cuatro, cuatro y media, entonces.
tampoco estaba, no sé qué decirle.
fuimos, llamamos, esperamos.
no salió nadie mientras estuvimos ahí esperando.
lo trajimos de vuelta, ¿qué ibamos a hacer?
está en la jaula, detrás de las cortinas.
no tiene ni un rasguño.
algo cansado puede ser, el viaje fue largo.
fuimos y vinimos.
hay bastante tráfico a esta altura del mes.
el jueves.
antes va a ser imposible.
tenga en cuenta las circunstancias especiales.
de cuatro a cuatro y media, es lo que pactamos.
no va a ser posible antes, como le comentaba.
entre todos podemos llegar a un acuerdo.
tiene que haber buena predisposición, nada más.
sin duda.
usted tiene razón.
nosotros también la tenemos.
póngase en el lugar.
no, si no quiere nadie lo obliga.
es una sugerencia, una opinión.
bastante tenemos con lo nuestro.
pero hacemos el esfuerzo, lo intentamos.
a veces no nos sale, pero muchas veces sí.
mire alrededor.
respire hondo, no se apresure.
vísteme despacio que estoy apurado.
el miércoles no se trabaja, usted sabe bien.
queda para el jueves.
además, ya le dije, está cansado.
con estrés, seguramente.
es mucho el viaje y para nada.
estar ahí, al rayo del sol, esperando.
y con tanto para hacer.
ahora descansa.
no se haga problema, se lo aseguramos.
pero si no quiere, no; y damos el asunto por terminado.





fernando berton
enero, último día, mmxvii

viernes, 27 de enero de 2017

mt street(s)

San Telmo - Buenos Aires - 2017
principios de una muy fresca mañana de verano. el calor se ha ido de vacaciones, y nos deja una buenos aires ideal: 14 grados a las 8:23 am; la(s) calles() vac(í)as. o algo así.

entonces tengo tiempo para sentarme a tomar un café un poco antes de entrar al trabajo. a leer un poco algo. tengo para elegir, en mi mochila hoy viajan piglia/renzi, elsa drucaroff y julio

cortázar, ¿quién, si no?

el lector desprevenido me toca el hombro entre que la camarera me reconoce por mi gusto ("jarrito cortado") y el susodicho efectivamente es depositado en la mesa. ¿qué onda?, me dice. ¿qué onda con qué?, le digo. con lo de julio, cortázar, quién si no. ¿qué pasa? y, no sé, fijáte. ¿que me fije qué? y, no sé, no es la primera vez que usás ese recurso. ¿y qué? y qué nada, fijáte.

Creo que el lector desprevenido tiene un poco de razón: estoy abusando del recurso. Pero bueno, sepan entender, los lectores no tan desprevenidos, que uno no puede revolucionar la lengua cada vez. Pensaba en Red Hot Chilly Peppers, por ejemplo, que son los anti-sistema inventados por el sistema. En Picasso, que es millonario por hacer cosas que nadie entiende. En un premio que uno obtiene por hablar mal del sistema que premia eso y te permite salir de pobre. En los que dicen que tal o cual se vende al capital porque gana plata con su disco/libro/cuadro que habla de los pobres. Pienso en Dostoievsky, finalmente, mientras le escribe a su editor diciendo que Crimen y Castigo tendrá cuatro partes, y que por favor se la compre porque no tiene para vivir.

¡Pst! ¿Otra vez, lector? Y sí, si usted escribe, alguien tiene que leer. ¡Pero usted, justamente? Es lo que hay. Verdad. Mire, no vaya tan lejos, la gente hoy quiere frases cortas, con punch. ¿Las pastillas? ¡No sea arcaico, quiere! ¿Eh? Déjelo ahí, le digo que ciento cuarenta caracteres. ¡Oiga!, esto es otra cosa, es blogger, no es tuirer. Ya sé. ¿Y entonces? Sea breve, hombre, como Pipino.

Digamos así: la ciudad está ideal, en su punto justo. es fin de enero, no hace esos calorones del averno, no hay nadie (se puede caminar por el medio de la calle tranquilamente), se puede viajar cómodo en el tren, se puede disfrutar un poco de silencio. Entonces se puede creer. No sé, en algo, en el amor, en el fútbol, quizás en la poesía.

Se va al carajo, vea. Al final no hay nada que le venga bien, querido lector desprevenido. Y no. En fin, será hasta la próxima. Será.



fernando berton. enero 27, 2017

lunes, 23 de enero de 2017

in preparation for take off

no sé si le conté, querido lector desprevenido, que mi padre literario ha sido julio.

cortázar, ¿quién otro?

que, como gran provocador que fue, era de banfield, sabiendo que yo soy de lanús.

hacia el año 1984 yo tuve un amor enorme por una chica pequeña. en tamaño, nomás, pero enorme en sabiduría, en sensibilidad. y una tarde, en la placita sarmiento, me dijo adiós, que lo nuestro no iba más. creo que nunca logré recuperarme de eso.

no recuerdo si para entonces había leído Los autonautas de la cosmopista.  supongo que no, porque de haberlo hecho, habría terminado tirándome a las vías del tren. es que carol murió antes de que este libro se publicara. y julio murió poco después, después de haber sido despreciado en su regreso a argentina.

recapitulo: en el 1984 (no el de orwell) quedé frente a frente con un axolotl en el acuario de la república de los niños. ¡vaya paradoja!, un espacio peronista que me condujo a entender a un antiperonista.  yo no era peronista en esa época. tampoco lo soy ahora. pero puedo entender. al peronismo, claro. no puedo entender al antiperonismo. no me sale entender a los que están en contra de los laburantes. en contra de esos que pensaron que estaba bien irse de vacaciones al hotel del sindicato, a comprar un autito, a ser un "hombre suburbano que sigue su rutina", como decía pappo, o ser un "working class hero", como decía john.

lennon, ¿cuál si no?

y bueno, ser un axolotl tiene su precio: no todos te entienden. ni siquiera la chica por la que dejarías de respirar con tus branquias. por la que podrías dejar el agua para empezar a caminar por el barro y respirar con tus pulmones algo frágiles. algo afectados por la atmósfera.

¿qué otra razón tendrían los peces para salir del agua?

entonces te quedás ahí, perdido en el tiempo, perdido en la evolución, en medio de la placita sarmiento, mientras ella agita sus rulos, sus manitos apenas tocan la parte inferior de tus ojos, con los pulgares, los otros dedos sostienen tu mejilla, tu mandíbula.

pasaron algo así como treinta y tres años.

y pensás que ya es tiempo de hacer un homenaje.

a carol, en primer lugar. porque no la conociste. sabés que era fotógrafa, que se había casado con julio, que encaró con ella lo que sería su último trabajo.

a julio, por lógica consecuencia. porque corresponde, nada más ni nada menos. hay cosas que corresponden. y hacer un homenaje a julio es algo que debo hacer. aunque suene a plagio. aunque parezca falto de imaginación.

¿qué otra cosa es un homenaje?


enero, mmxvii, fernando berton

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