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viernes, 27 de enero de 2017

mt street(s)

San Telmo - Buenos Aires - 2017
principios de una muy fresca mañana de verano. el calor se ha ido de vacaciones, y nos deja una buenos aires ideal: 14 grados a las 8:23 am; la(s) calles() vac(í)as. o algo así.

entonces tengo tiempo para sentarme a tomar un café un poco antes de entrar al trabajo. a leer un poco algo. tengo para elegir, en mi mochila hoy viajan piglia/renzi, elsa drucaroff y julio

cortázar, ¿quién, si no?

el lector desprevenido me toca el hombro entre que la camarera me reconoce por mi gusto ("jarrito cortado") y el susodicho efectivamente es depositado en la mesa. ¿qué onda?, me dice. ¿qué onda con qué?, le digo. con lo de julio, cortázar, quién si no. ¿qué pasa? y, no sé, fijáte. ¿que me fije qué? y, no sé, no es la primera vez que usás ese recurso. ¿y qué? y qué nada, fijáte.

Creo que el lector desprevenido tiene un poco de razón: estoy abusando del recurso. Pero bueno, sepan entender, los lectores no tan desprevenidos, que uno no puede revolucionar la lengua cada vez. Pensaba en Red Hot Chilly Peppers, por ejemplo, que son los anti-sistema inventados por el sistema. En Picasso, que es millonario por hacer cosas que nadie entiende. En un premio que uno obtiene por hablar mal del sistema que premia eso y te permite salir de pobre. En los que dicen que tal o cual se vende al capital porque gana plata con su disco/libro/cuadro que habla de los pobres. Pienso en Dostoievsky, finalmente, mientras le escribe a su editor diciendo que Crimen y Castigo tendrá cuatro partes, y que por favor se la compre porque no tiene para vivir.

¡Pst! ¿Otra vez, lector? Y sí, si usted escribe, alguien tiene que leer. ¡Pero usted, justamente? Es lo que hay. Verdad. Mire, no vaya tan lejos, la gente hoy quiere frases cortas, con punch. ¿Las pastillas? ¡No sea arcaico, quiere! ¿Eh? Déjelo ahí, le digo que ciento cuarenta caracteres. ¡Oiga!, esto es otra cosa, es blogger, no es tuirer. Ya sé. ¿Y entonces? Sea breve, hombre, como Pipino.

Digamos así: la ciudad está ideal, en su punto justo. es fin de enero, no hace esos calorones del averno, no hay nadie (se puede caminar por el medio de la calle tranquilamente), se puede viajar cómodo en el tren, se puede disfrutar un poco de silencio. Entonces se puede creer. No sé, en algo, en el amor, en el fútbol, quizás en la poesía.

Se va al carajo, vea. Al final no hay nada que le venga bien, querido lector desprevenido. Y no. En fin, será hasta la próxima. Será.



fernando berton. enero 27, 2017

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