Comprar RELACIONES

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sábado, 18 de febrero de 2017

Noche abierta

La barra de la esquina

Ey, Vahn! C'mon, join us, have a beer!
Lo miré con desdén. No me habla a mí, pensé, y giré la cabeza sobre mi hombro derecho. Tampoco vi a nadie detrás del izquierdo.
C'mon, dud, don't make me beg, pli!
Hacía frío, el sueño definitivamente no iba a llegar. Pensé que sería mejor dejar de sonambulear, tenía los ojos negros, el estómago vacío, un dolor en el cuello.

Rangh no tenía gas. Las puertas las había arrancado y cortado en pedacitos para hacer leña.  Rangh me miraba, mientras yo estaba en el inodoro, con una sonrisa entre divertida y decadente. No lograba encender el fuego, y le temblaban las manos, algo azules, por el frío y por la abstinencia. Al final salí del baño y logramos prender un papel, más por suerte que por pericia.

Got a cigar, Vahn?
Mighei fumó el cigarrito en dos pitadas. se notaba de lejos su temblor. Me miró con los ojos entornados, como si fuera un agradecimiento.  El lugar estaba tibio y me pidió para comprar una cerveza. Tiré algunas tarjetas sobre la mesa, y Mighei mostró su sonrisa incompleta, como excepción a mi buena voluntad.

Poco después teníamos una buena llama, y Rangh, con sus manos totalmente entumecidas, me acarició torpemente. Temblamos un poco mientras sonreíamos a la llama que iba creciendo anaranjada, con algunos costados negros, un poco de azul, con la alegría de haber logrado un suceso. Las caricias continuaron por un rato, hasta que logramos una temperatura más o menos acorde, y entonces Rangh trajo unos pedazos de carne que puso a asar ensartadas en un trozo de alambre

Vahn, what ya gonna do now?
Ni yo sabía que iba a hacer. Le inventé alguna cosa, y Mighei apoyó el vaso y se rió fuerte, hasta que le dio tos, y se cayó al piso, en un ataque. No supe bien que hacer, de modo que le dí unos golpecitos en la espalda a ver si se le pasaba. Pero como no reaccionó me fui. Después preguntaría cómo había terminado.

A media hora del amanecer nos dormimos. Rangh tenía la piel fría, y respiraba con dificultad. La baja temperatura y el humo le afectaban le pulmones. Le acaricié la nuca despacio, hasta que los dedos abiertos se me enredaban en su pelo revuelto. Me detenía con cada quejido, y volvía a empezar, mientras esperaba que la respiración le volviera a ser normal. Hasta que el ruido se detuviera por completo, y con las primeras luces del día llegara la tranquilidad.





Fernando Berton
Febrero, 2017

jueves, 16 de febrero de 2017

Detrás del frente

Recién llego a la esquina y ya me está semblanteando. Doy una calada al cigarro, y suelto el humo con bronca. Mejor me rajo, pienso rápidamente, y me las pico con rumbo a la estación. En el túnel me cruzo a los pibes del Jazmín. Ey, Van, me saludan, vamos a lo de Sundy, copáte. Me sumo al grupo, y repartimos cigarros. Sundy vive en Carva, digo, ¿cómo vamos? En tren, vení por acá. Bajamos por otro túnel, hasta el andén. Hace calor y ha llovido no hace mucho, se conoce, y la humedad es bastante notoria. Todos fumamos y tosemos y el humo se queda en el aire, porque está muy pesado, no corre viento. Al rato ya casi no se ve nada, y de pronto llega el tren, pero está muy retrasado. Apenas bajan los que venían nos hacen subir, sin limpiar ni nada. Una azafata dice que no nos hagamos problema, que para no perder más tiempo van a limpiar durante el viaje. Nos miramos y nos decimos que ok, algo displicentes. El tren gira sobre sí mismo y arranca, las bandejas de comida se caen al piso y nosotros nos tambaleamos a punto de ir también al suelo, pero se estabiliza y nos quedamos ahí, comiendo de las bandejas que usaron los otros pasajeros. Hay un pollo algo frío y con gusto a hervido, o como si no se hubiera cocinado bien. Las gaseosas ya no tienen gas y el agua está derramándose de una jarra que parece pinchada, o tal vez haya estado fría y ahora la humedad se derrite y se derrama por la mesa y cae o se queda pegada en servilletas de papel manchadas de tomate y de aceite de una ensalada que está totalmente quemada por la sal y el vinagre. Pero la comemos igual, mientras las azafatas barren y pasan unas aspiradoras de líquidos y de otras sustancias para dejar todo más o menos en orden, más o menos en desorden, en pocos minutos.. Pasamos por una estación pero el tren no se detiene, hay un muelle y cabos y yo pienso que nos vamos a matar pero las ruedas están en línea y pasa justo, hasta que al final se detiene y bajamos. No sé de dónde aparece Máscar y me abraza y me besa como siempre, y un poco nos excitamos pero yo me estoy alejando del grupo y entonces le digo salí de acá, con un empujón, y Mäscar me mira con cara de desconcierto, pero no le doy cabida y me voy con los pibes, que están jugando un loco y me toca ir al medio. Cásti me va tirando pelotas y yo me las tengo que sacar de encima sin que piquen, cada vez más rápido, derecha izquierda derecha izquierda, hasta que una toca el piso y vuelta a empezar.
A la noche llueve y nos volvemos. Sin noticias de Sundy




fernando berton
febrero, mmxvii

miércoles, 15 de febrero de 2017

Acumulación de cúpulas

Cabildo de Buenos Aires

La verdadera situación es la intersección de dos conjuntos disjuntos: el de los equis tales que equis confluyen en un punto equidistante a la fiaca y el hastío, por un lado; y el de los y tales que y buscan el punto de fuga de la realidad agobiante.

Estuve buscando un curso, tutorial, un tríptico o folleto explicativo para la detección temprana del huevo hinchado. Tal actividad evitaría bastantes dificultades que acontecen diariamente en oficinas, galpones, terminales aeroportuarias, salas de primeros auxilios, bibliotecas populares, hospitales públicos o privados, facultades de derecho o de izquierdo, que tales son las condiciones del huevo: derecho o izquierdo.

He de decir que no hay. Si uno quiere evitar grandes desmanes, debería ser factible saber con determinada exactitud que uno está, de manera casi inconsciente, a punto de mandar todo a la mierda por tener el síndrome no siempre tenido en cuenta, acaso inexistente, de la hinchazón de huevo.

No se ría. Le pido encarecidamente.

Cuando un jefe le pide algo (y recuerde que la condición sine-qua-non de ser jefe es pedir cosas, muchas de ellas inútiles); cuando la cola del colectivo es demasiado larga; cuando el calor aprieta; cuando la humedad es lo que mata; cuando el canto de los grillos resulta inentendible; cuando las distancias entre dos puntos no siempre son una recta; cuando los cuadrados de las hipotenusas son iguales a la suma de los cuadrados de los catetos; cuando los santos bernardos entran en huelga; cuando los plegamientos hercínicos reducen las distancias equidistantes entre las curvas que superponen a las rectas. Cuando todo eso está en juego, mi querido, la hinchazón de huevo está a punto de hacer estragos en sus emociones y estará usted a punto de cometer una pelotudez.

Por lo tanto, desde aquí, humildemente, exhortamos a las autoridades para que lancen, de manera inmediata, una campaña pública para alertar a la población, y para alentar a cada ciudadano a estar atentos a estos posibles síntomas que, de manera no exhaustiva, enumeran de manera más o menos regularmente las causas y/o motivos sentenciales que conducen indefectiblemente a mandar a todo, todas y todita mi alma a la reverendísima mierda.

Y eso no está bien, si hay maneras de prevenirnos.

¡Salud!




febrero, mmxvii
fernando berton



martes, 14 de febrero de 2017

In preparation for take off - III

Hoja de Ruta
Solamente me falta la firma del ATA (1)

Vacaciones, here I go!

En siete (7) simples pasos:

1) Relax. No hace falta mayor explicación. Ya lo dijo el Quixote: Sancho, reláxate y anda.

2) Calm down. Acá por ái hay que hacer alguna aclaración, porque no es lo mismo calm down que calm up. En promedio podemos decir que calm, cosa de no complicar mucho el tema.

3) Think! Que a todas luces tiene que ver con las inundaciones. O bien con los agradecimientos. No sé muy bien, prometo tener algo pensado para la próxima.

4) Enjoy! (Coca cola) O lo que venga. La idea es que no nos encuentre la semana sin haber pasado un rato agradable.

5) Read. Esto viene a cuento de una publicación anterior, que preguntaba: ¿cuántos libros habré de llevar? Yo creo que no muchos. Dos es un buen número, porque la idea es leer, claro, pero también generar materiales para lo que resta del año (2)

6) Write * Y sí. Tal vez sea este el punto principal. Least but not last, podríamos decir. ¿Vos y quién más podrían decir? Los personajes que aparezcan. ¿Y si no aparecen? Yo y mis frustraciones.



Mine, me, I
Febrero, MMXVII

notas                                                                        
(1) Agente de Transporte Aduanero. (Qien pueda entender, que entienda)

(2) Que es una visión a todas luces pesimista, porque ya estimamos que el año resta. No hemos hecho ninguna encuesta, por lo que es algo incontrastable. Pero en tiempos de las posverdad, ¿a quién le importa?

(7) La vida, querido desprevenido lector, se hace en tres (3) y no siete (7) simples pasos. Deberías saberlo ya.

* As much as you can. It may occur that things will not happen as expected. This is only a will.

** It'll be like just starting over. Holidays, my dear, don't last. They're just an ephemeral sensation, when you feel free, happy, and Tuesday follows Monday seamlessly.

lunes, 13 de febrero de 2017

Los límites de la literatura



Muchas veces me he preguntado para qué sirve la literatura. He leído bastantes libros, de toda índole: poesía, cuento, novela. En menor medida teatro. También textos teóricos, de divulgación, autobiografias (por ejemplo la de don Enzo Ferrari), y hasta libros de autoayuda (como las ambulancias). Incluso he leído libros inéditos, cuentos y novelas de asistentes a talleres a los que asistí; y, créase o no, fui filtro de un jurado de un concurso literario alguna vez. Créase o no.

¡Qué oportunidad para que aparezca el lector desprevenido! Pero no, lamento. Me mandó un correo electrónico más temprano para decir que no estaba disponible hoy. Por razones personales. Y yo le creo, no hay cosa más atendible que las razones personales.

Bueno, dicho esto, tendré que arreglármelas sin el lector desprevenido. Decía recién que leí unas cuantas cosas, diversos estilos, géneros varios, más o menos estéticos, más o  menos utilitarios. Si bien es cierto que la palabra siempre triunfa, y todo texto es, muy en el fondo, una estética; acaso una escolástica.

Yendo al tema: el pasado 3 de febrero (fecha patria, si las hay) se presentó en Caburé Libros Memento Mori, de Esteban Ierardo que es licenciado en Filosofía por la UBA. Y, como no podía ser de otro modo, nos deja pensando: ¿de qué se trata Memento mori? No se apure, che lector, a traducir rápidamente del latín. Todos sabemos que vamos a morir. Pero, ¿sabemos cómo vamos a vivir?

Y ahí, quizás, esté la clave de este libro de filosofía, que se vale de la literatura para divulgar su mensaje.

En la presentación estuvieron presentes otros escritores: el poeta Ces Le Mhyte, que de modo algo enrevesado nos puso en alerta de que algo raro pasa en el cuento (o relato, o texto, o ensayo) "La noticia". 

Y luego, el escritor Guillermo Fernández nos dijo que a veces debemos tener cuidado con aquellos que al reseñar un libro nos dicen cuánto saben de otros libros que han leído, pero se les escapa lo que están leyendo; es decir, el libro reseñado.

Hasta aquí, está pasando algo de eso. Mucho prolegómeno y poco de Memento mori. Así que vayamos al grano.

El libro se inicia con el cuento (sin temor a equivocarme) "El gran cruce o La Serpiente del Arco Iris", que me recuerda a las historietas de Larguirucho, que solían tener títulos con "o".  Y que es, ciertamente, es un cuento humorístico y que nos permite reflexionar entre lo analógico y lo digital, por decir así. 

Y termina, justamente, con "La noticia" y "Memento mori"; que podemos decir que forman un tandem, no se entiende uno sin el otro. Y no se entiende el libro, tampoco. No digo que son la columna vertebral, pero casi. 

Cito un par de frases de "La noticia" (que podrían parecer al azar): 

"... nuevas propuestas de turismo aventura, como el turismo nuclear en Chernóbil" (Pág. 152)

" ... cómo posar para las fotografías de las revistas o las secciones frívolas de los portales online de noticias" (Päg. 152)

Y un par de "Memento mori":

"Y el dinero casi ilimitado del Estado permite financiar las campañas mediáticas insistentes para convencer a los infelices de que son felices." (Pág 169)

"... propagar la nube frívola del chisme para llevar la política e incluso la economía al terreno del entretenimiento." (Pág. 169)
Este libro empieza por el humor (acaso negro), que sirve para relajarnos, y abordar el resto con la sonrisa a flor de labios. Sin embargo, a medida que avanzamos en los cuentos, notamos que la sonrisa tiene, a su vez, otra posibilidad, y es que así como así podría confundirse con la revolución de la alegría, si se me permite la expresión, como si no pasara nada.

Y bueno, no, señores, lamento decir que sí pasa. Que es importante estar atentos, todo el tiempo, porque muchas veces con sonrisitas de acá y sonrisitas de allá ¡zas!, te encontrás con que todo ha sido en vano, y lo que parecía un alegre Sueño de una noche de verano terminó siendo una tragedia de las peores.

Es por eso que recomiendo la lectura de Memento mori, porque detrás de una apariencia ingenua, de un camino lateral de la "gran literatura", nos encontramos con varias sorpresas, reflexiones, senderos escondidos y remansos en los que parar un rato, tomarse un mate y pensar que a veces lo que reluce no es oro. Como el color amarillo.

Izq: Guillermo Fernandez; Centro: Esteban Ierardo; Der: Ces Le Mhyte
Ingresando (¿o saliendo?) un personaje ignoto que remeda a Las meninas, de Velázquez) y que salió por pura casualidad, pero que vale pena resaltar, ¿nocierto?



Fernando Berton
13 de febrero, mmxvii

jueves, 9 de febrero de 2017

In preparation for take off - II

Irse de vacaciones siempre es un placer. Y preparar el viaje con cierta anticipación, un nerviosismo.
¿Será el viaje todo lo que uno espera? ¿Habrá tiempo para tomar suficiente aire? ¿Despejar la mente? ¿Cuántos libros llevar? ¿Estará bien el clima? ¿Estará bien que, al contrario del sujeto de la práctica artística tradicionalmente, que ha deseado permanecer oculto, invisible [1], yo esté exponiendo mi plan así sin más? ¿Estaré esperando la mirada maligna de los otros para, entonces, decir "no entienden nada"?

Puede ser que un poco de todo eso, y también la necesidad de aislarme un tiempo, generar cierta calma que en el día a día se va perdiendo; escaparle a la presión de rogar que el tren no se retrase, que no venga tan lleno, que la puerta quede más o menos cerca como para no viajar tan apretado, que si, de ser eso inevitable, se pueda por lo menos abrir el libro y lograr la distancia suficiente como para hacer foco y no distraerse en la mirada color miel que llega desde unos ojos reflejados en el vidrio de la puerta y que están como esperando que caiga la guillotina o se dispare un mecanismo que la transporte a otros mundos.

Mientras tanto, los días transcurren y se escapan de entre los dedos. La idea de las vacaciones (conquista de las clases asalariadas bien entrado el siglo XX) hace que se pueda soportar el resto del año. Así que para estas vacaciones vengo preparando un viaje que tendrá como objetivo hacer lo que mayormente no hago, que es estar de aquí para allá sin rumbo aparente, y vivir tranquilamente mi vida off-line.

Pero claro, al regreso, espero poder “irrumpir” nuevamente en el mundo en línea, salir del ostracismo al que voluntariamente me someteré para escribir cosas, tomar fotografías, parar a la vera de un camino si hace falta, escribir una hoja de ruta para luego, si corresponde, no cumplirla, y cosas por el estilo.

No se asuste el lector desprevenido, no se notará la ausencia, dado que este blog tiene la particularidad de no mantener una periodicidad; se nota enseguida que es una publicación espasmódica, sin orden y sin progreso. Pero con cierta gracia, en ese discurrir por temas diversos mayormente rodeados en la literatura.
Al menos, es lo que a mí me parece.

¡Salud!

Yo, mí, mío
Febrero, mmxvii






[1] Groys, Boris; Arte en Flujo; Caja Negra; 2016


jueves, 2 de febrero de 2017

¿cómo se dice?

Adivina adivinador
sometimes i feel lonely. especially at night, when i get home, and after i action the key, everything behind the door is my responsibility. whether it's good or not. i mean, i'm on my own, so i can't blame anyone.

i don't have a previous government, for instance, whom i can blame for my mistakes.

let's say in 1984 i was ruled by someone else, so i pissed it off with that beautiful, curly, smart girl.

if that were the case, i could perfectly say now: "it's due to that insidious girl who made me beleive i was nothing"

was that the case? was she insidious? was i so stupid?

perfectly no

i mean, that was not the case. she was not insidious.

some years after that day, you can find me here again. still sitting here, at the barber's shop, and all the people that come and go stop and say hello.

i'm robbing somenone of that verse.

it's your responsibility, as an insidious reader, to discover who i'm robbing.

see ya! take care!



i, me,  mine
february, mmxvii

PS: hay pocas versiones de canciones de los beatles que me gustan. 

PS 1: no importa mucho si me gustan, esto no se trata de la post-verdad. 

PS 2: si uno mira la foto que ilustra este artículo, tal vez tenga una pista de la canción a la que se refiere. es cuestión de esforzarse un poco, nomás.

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