Comprar RELACIONES

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jueves, 13 de diciembre de 2012

Yo, Matías


La figura de Matías está en Balcarce entre México y Venezuela, en su clásica vestimenta de gorrita y patineta, propia de la calle, claro.

Matías tiene una mamá que no vemos, pero sentimos todo el tiempo. Y también tiene un analista, al que parece hacerle falta un poco de terapia.

Es una historieta moderna, dicen por ahí que de 1993, y que, al igual que Clemente, se ganó su tira propia de una anterior (Prudencio, en este caso).

Matías no tiene el mismo nivel de reflexión, ni siquiera de psicodelia, que tiene Clemente. Maneja un humor un poco más ingenuo, propio de un chico de su edad, con los conflictos de las familias modernas. Yo creo, en estos tiempos que corren, que lo mejor que podría pasarle a Matías sería que su mamá consiga una novia.

Junto a Caloi, Altuna, Fontanarrosa, Tabaré y tantos otros que han desfilado por ahí, podemos decir que la Contratapa de Clarín no miente.

¡Salud!


Retoños

Esta imagen es puramente ilustrativa y puede diferir de los árboles talados en la ruta 55

Al salir de la localidad de Pieres, se ingresa a la ruta 55, que desemboca en la ciudad de Balcarce, archiconocida por las papas, por Juan Manuel Fangio y la Sierra La Barrosa, sobre la que está el autódromo.

Hacia el año 2006 o 2007, a mano derecha, habían talado un montón de árboles, que yo calculo son eucaliptos, pero bien podrían ser fresnos o lapachos, ya que mi conocimiento arborístico es de escaso para ninguno.  (Uno de mis hijos opinó, al ver unos neumáticos colgados en algunas de las ramas cortadas, que podría tratarse de árboles de caucho. No pude más que estar de acuerdo, claramente)

Un par de años después, podían verse ramas haciéndose camino sobre los troncos cortados y que rogaban a estos retoños que crecieran, porque no aguantaban más el rayo del sol permanente, el viento, la lluvia.
Hoy, si uno pasa por ahí, y no leyó en algún blog que alguna vez fueron talados, no se daría cuenta de tal situación. A menos, claro, que sea tan quisquilloso que detenga la marcha, baje y se acerque a centímetros para apreciar la vida nueva sobre los troncos viejos.


Algo así como unos piecitos que se preparan poco a poco para pisar el suelo de este mundo que les dejamos a nuestros retonños.

Que es una palabra muy bella, porque tiene eñe, que nos identifica de alguna manera como cultura, porque se parece a niño, que nos identifica de alguna manera con seres que son puro sentimiento, y a los que les vamos transmitiendo nuestras frustraciones, con la leche templada y en cada canción.


Pero ojo, porque la vida renace, como la cigarra, como las tantas veces que me mataron y las tantas que resucité.

Por eso, cuando sostenemos amorosamente en nuestros brazos a esos niños que en menos de diez minutos tendrán quince o dieciséis años y se lleven un montón de materias y los quieras aplastar contra la pared, entonces nos damos cuenta de que ellos tienen la difícil tarea de hacer de este mundo algo mejor.

Yo no sé cómo se haría un mundo mejor. Por ahora, solamente quiero abrazar a mis hijos, y mis sobrinos y quienquiera que se deje abrazar, y decirles que la tarea no es fácil, pero que valdrá la pena.

Tiempo há, lo ha dicho el poeta, como siempre, con un poco más de elocuencia:

Foto obtenida por mi sobrina menor, que es, también, la más chica.

Nace una flor
todos los días sale el sol
de vez en cuando
escuchas aquella voz

viernes, 7 de diciembre de 2012

Ropa Colgada

La puta madre
Tengo acá justito estas palabras
Y está por llover y la ropa colgada no quiere mojarse
No puede mojarse porque yo tengo acá estas palabras
En la punta de los dedos
Que salen
Que no les importa mojarse
Ni embarrarse ni hacerse mierda contra las baldosas empapadas
Como la ropa
Desesperada por un poco de humedad
Por unas gotas de nada
Yo tengo acá estas palabras
Que saltan a la vista
Y gozan con los sentidos exaltados
Por el viento
Por el pronóstico de tormenta
Por una luminosidad amarillenta
Como la piel de alguien que agoniza
En lo mas alto de las nubes grises y violentas
De los refucilos
Las palabras mojadas
Acá entre los dedos
Y la puta madre no voy a llegar
A sacar la ropa colgada
Antes de perder el trabajo
Antes de ganar la batalla
Porque no tengo trabajo
Pero tengo estos sentimientos que están acá
Y salen por la punta de los dedos
De los nervios
De los besos que me llevo de recuerdo y carajo
La puta madre
La ropa está colgada
Y llueven lágrimas a montones.


Fernando Berton
Copyleft, Diciembre 2012

Kafkiana

Cuando Franz Kafka escribió La Metamorfosis, seguramente debe haber sentido que estaba ante una situación crítica en su vida. Yo no lo sé, no he leído los motivos por los que escribió la historia de Gregorio Samsa, pero le debe haber pasado algo así como el tránsito de la adolescencia a la adultez, de la virginidad al debut sexual, que son momentos que te dan un montón de sensaciones extraordinarias, extravagantes y exageradas; pero que al mismo tiempo te llenan de responsabilidad, de saber que cada día estás más solo.
Ahora, ya no es posible hacer un berrinche por cada situación complicada. Tenés que tener un proyecto, unos objetivos, un plan de acción, un presupuesto y hasta las horas que te va a llevar el diseño, desarrollo, testing y puesta en marcha de cada cosa que quieras hacer ¡con tu propia vida! 

Es interesante. En algún punto algo así me está pasando desde hace un tiempo, y de pronto empecé con este blog, a sacar fotografías, a escribir[1], a llevar adelante un programa de radio en la oficina, a plantearme objetivos positivos en lugar de pensar en NO hacer cosas; es decir, a hacer cosas que me representaran un poco mejor que el empleo que tenía.
Y digo tenía porque, de pronto, la empresa decidió ya no emplearme. Así que acá estoy, en medio de mi metamorfosis, pero sin mucho proyecto, ni plan de acción ni nada.
Salvo este blog y unos cuentos que están a consideración de un jurado. Y estas manos que se deslizan suavemente por las teclas, como si supieran exactamente donde tocar para que la letra aparezca mágicamente en la pantalla, y le de un sentido a la oración, que a su vez tiene que tener una suerte de sentido mayor con el texto, y con lo que los lectores interpreten, y lo que la re significación cósmica intente sin demasiadas pretensiones.


[1] N. del A.: Habrán notado una disminución en las entradas de Cosas que pasan en los últimos meses; y esto se debió a que estuve dedicado a escribir para presentar un libro de cuentos a un concurso. Sepan disculpar.

martes, 27 de noviembre de 2012

Tristeza


    Vamos bajando la cuesta, la cabeza gacha, el paso lento, los muslos que recuerdan a cada paso el esfuerzo que ha llevado las cosas hasta un punto casi insoportable.

    La noche va cayendo despacito, y a pesar de todo, sabemos que no habrá de lastimarse porque viene jugando a lo mismo desde hace miles de años, y no se raspa ni un codo en su caer permanente con cada atardecer.


   Y entonces, mientras la tarde cae hacia la noche indefectiblemente, el correo te cuenta que han entrado ladrones y se han llevado todo lo que podían, material e inmaterial, porque lo que uno tiene escrito no puede servir de mucho.
 
   ¿De qué sirve robarse lo que alguien más escribe? ¿Es que es posible creer que, aunque más no sea por un instante, se puede robar el estilo, esa forma de recorrer las palabras, de entrelazar las ideas de una manera tan particular?

 ¡Ay! No es posible irse a dormir sin dejar estas palabras, este dolor que viene desde lo más profundo de las tripas, porque no se puede creer semejante atropello.

   Queda, eso sí, la certeza de saber que no se pueden llevar ni un poco de la inspiración, de tu forma tan inquietante de escribir, de la admiración de tus tantos lectores, de la capacidad de volar un poco con sólo entornar los ojos y mirar cómo el poderoso río transcurre y se escurre hacia un estuario un poco sucio, pero que finalmente desemboca en un mar extenso y hermoso como todas las contratapas de los sábados en Rosario/12 y que tan bien nos hacen, a mí y a tantísimos otros.



martes, 20 de noviembre de 2012

Cosas Olvidadas

A continuación, una lista detallada de las cosas que olvidé:

1.

3.

7.

11.

13.

15.

17.

21.

33.

45.

29.

12.

9.

103.



PD: Hay un par más, pero no recuerdo bien en qué orden iban

Vuelve, vuelve Primavera



A mediados de Noviembre, los árboles compiten en belleza entregándonos gratuitamente la hermosura de sus flores.

Aromos y Jacarandáes juegan a ver quién tiene las flores más lindas, pero, en el fondo, es solamente un juego.

Tanto unos como los otros son de convertirse en las peores pesadillas de los porteros, en especial esos que no andan a mil con la manguerita desperdiciando miles y miles de litros de agua potable para correr vaya uno a saber qué cosas, que cinco minutos después estarán otra vez desparramadas en forma de basura escasamente reciclable como envases de alfajores o galletitas o paquetes de cigarrillos.


Me refiero, por ejemplo, a ese estoico Portero de Perú y Cochabamba que mañana a mañana lucha denodadamente con su escobillón cada vez más raleado, con las innumerables hojitas del Jacarandá, que para estas fechas parece producir tantas flores como las que deja caer de manera constante.

La foto que vemos a la derecha, sin embargo, busca ser una especie de metáfora a la canción "Fiesta", de Joan Manuel Serrat, por aquello de verdes lilas y amarillas (según la época o la dictadura que había que combatir, y entonces eran rojas y amarillas) Pero bueno, si buscamos un poco más allá en su discografía, veremos que hay canciones a una encina verde, y más acá, De Arbol a Arbol, en su disco "El Sur También Existe", basado en poemas de Mario Benedetti.



Por suerte, no tenemos que viajar tanto. Este parquecito pintado de amarillo sobre la alfombra verde está acá nomás, en Av. Paseo Colón entre Independencia y Estaos Unidos (que bien podría sér "de" en lugar de "y"´, ¿no lesparece?), y que aparte, tiene también cerca el monumento Canto al Trabajo y la Facultad de Ingenería, todo en uno.

El día que nos decidamos a cuidar un poco más nuestra ciudad, verdaderamente será increíble.

¡Salud!

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