Comprar RELACIONES

Comprar RELACIONES

viernes, 1 de mayo de 2020

Día 4 del día 61 del día 43


Hay varios textos siendo escritos mientras que este se produce. Hay, también, otras actividades que se realizan, como cocinar, o regar las plantas, cambiarlas de casita para ver si crecen más, sacarle fotos al árbol de al lado que va, irremediable, perdiendo sus hojas para luego hacerlas crecer de nuevo. Incluso cuando dos personas están juntas en un mismo lugar y comparten una charla, una copa o una cena, sus cuerpos ocupan espacios distintos, sus mentes circulan por lugares distintos. La simultaneidad es solamente tangencial. Borges, en “El Aleph”, lo dice mejor que nosotros aquí: “Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es.”

                Es imposible relatar de manera sucesiva, por cierto, aquello que es simultáneo. Nos vemos en la obligación de crear verosímiles, cosas que creemos, que se parecen a lo que llamamos verdadero. Al tiempo que alguien existe, existen un sinnúmero de otras personas y ocurren incalculables hechos. Dicho esto, y habiendo contado meses y días y esbozado cantidad de horas, nos avocaremos a rememorar momentos.

                Una de las claves del Big Bang es tratar de entender si hace escala en alguna parte. Digamos, si en esa expansión infinita, alguna de las infinitas partes en que se compone el espacio-tiempo se queda un rato, por mínimo que sea, a descansar, como quien baja en el camino a estirar un poco las piernas. En el caso de M y F podemos intuir que sí, que en su expansión, a veces se quedaban a contemplar. Otras, se dedicaban a acelerar, y volante en mano, a desplazarse lo más rápido que pudieran por las rutas para ir a conocer lugares. Por ejemplo el primer gran viaje fue al complejo H, al ladito del mar, y regenteado por J y C. (J, poco después, partiría a su viaje personal, pero seguramente sin olvidarse de ninguno de los que la conocimos). Ahí, en esos poquitos días, M y F comprobaron que estaban de acuerdo en casi todo. Que tanto podían hablar horas y horas como pasar una tarde entera en silencio, mientras pasaba la lluvia, y cada cual en sus cosas. Y ahí fue que F inauguró el género “selfie”, que tanto detestaba antes. Y así tiene hoy una gran cantidad de selfies de M y F, y siempre M con su gran sonrisa. Inauguraron, también, las caminatas seguidos por perros que se ve no tenían mejor cosa que hacer. Y F empezó a entender cómo maneja M, más despacio, sin acelerar a fondo si un semáforo está por pasar de verde a rojo, aprendió a ser paciente, a esperar, a disfrutar del camino.

                Y charla va, caminata viene, armaron lo que luego llamarían una “erótica”, el arte de quererse, desearse, estimularse y esperarse. F, algo antes, había hecho un viaje solo, a recorrer pueblos a lo largo de una ruta de la provincia de Buenos Aires. M hubiera querido ir, pero se abstuvo de pedirlo, porque hacía poco que estaban juntos. Pero durante los días que F estuvo de viaje, no faltó uno en que buscara un bar con wi fi para chatear un rato con M, mostrarle algunas fotos, extrañarla. El regreso fue tan bello que luego M se animó a contarle su proyecto de recorrer “de Ushuaia a La Quiaca”. En partes, claro. Y en eso estaban, a veces más lejos, otras no tanto, pero recorriendo juntos el camino. Disfrutando de los paisajes y de charlar con personas en los lugares que visitaron. Hacía nada, incluso, habían ido a San Pedro. Y de pronto M se sintió mal, y entonces todo quedó en suspenso. Hasta quién sabe cuándo.


Fernando
Mayo, MMXX

No hay comentarios:

Entrada destacada

Inteligencia Artificial

¡Hola! Soy el robot, ¿cómo estás? ¿Cómo puedo ayudarte esta mañana? Tengo un sinnúmero de funciones entre las que se pueden contar ayuda fi...