La figura de Matías está en Balcarce entre México y Venezuela, en su clásica vestimenta de gorrita y patineta, propia de la calle, claro.
Matías tiene una mamá que no vemos, pero sentimos todo el tiempo. Y también tiene un analista, al que parece hacerle falta un poco de terapia.
Es una historieta moderna, dicen por ahí que de 1993, y que, al igual que Clemente, se ganó su tira propia de una anterior (Prudencio, en este caso).
Matías no tiene el mismo nivel de reflexión, ni siquiera de psicodelia, que tiene Clemente. Maneja un humor un poco más ingenuo, propio de un chico de su edad, con los conflictos de las familias modernas. Yo creo, en estos tiempos que corren, que lo mejor que podría pasarle a Matías sería que su mamá consiga una novia.
Junto a Caloi, Altuna, Fontanarrosa, Tabaré y tantos otros que han desfilado por ahí, podemos decir que la Contratapa de Clarín no miente.
¡Salud!
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