Comprar RELACIONES

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jueves, 30 de marzo de 2017

Cosas que no quiero decir

 
Hay un efecto placebo en todo lo que creemos.  Mi mamá tomaba caña con ruda el primero de agosto, porque decía que eso espantaba la muerte.

Julio los prepara
agosto se los lleva

Decía mi mamá. Que un día se murió, con todo y caña con ruda los primeros de agosto. Pero tal vez ese año pensó que sería inmortal.

A veces, cuando chico, la llamaba en el medio de la noche y le pedía algo fresco, un vaso de agua o de soda. Esas cosas me ayudaban a espantar los fantasmas que rondaban mi habitación de cuatro metros de alto, de maderas que crujían por el frío o el calor, puertas que se golpeaban un poco con el viento que parecía un fantasma. Ese vaso de agua, la caricia en la frente de mi mamá mientras yo bebía, me servían para espantarlos.

Mi madrina me daba a leer libros de Cortázar. Así conocí "Omnibus", "Casa tomada", "Rayuela". Me pasaba veranos enteros leyendo a Cortázar, mientras los pibes iban a jugar a la pelota (yo nunca tuve esa capacidad, debo admitir) Y cuando volvían, yo me quedaba haciendo una estatua en el jardín de mi casa. Podía estar un buen rato en una pose, sin respirar casi, sin pestañear, casi una estatua.


Al principio se reían de mí, se mofaban. Después me insultaban, creían que de ese modo iba a deponer mi actitud estatutaria. Y al final se iban, seguramente a contarles a sus mamás que en el jardín de la gallega había una estatua viviente, o algo así. Y seguramente se ligarían unas palizas de sus mamás por hablar pavadas.

Pero en algún momento el verano se terminaba, volvíamos a clase y esas cuestiones no servían para hablar en los recreos, sino para mandar cartas a la chica del banco de adelante, con sus trenzas tan prolijas y sus sonrisas estudiadas. O para las composiciones tema, que me daban chapa con la maestra de tercero.

Aunque ya dije más de lo que quería contar, la verdad.

Hasta la próxima.

¡Salud!

fernando berton
marzo, mmxvii

viernes, 24 de marzo de 2017

Casi llegando al semáforo



Tardé unos momentos en darme cuenta del silencio. Todavía recordaba el auto corriendo por la avenida, los cambios ascendentes, hasta lograr una melodía armónica de cigüeñal y cilindros, hasta detener la marcha en el semáforo. Entonces me dí cuenta de que la casa estaba en total silencio. La noche estaba en su plenitud, y por un instante pensé que todavía escuchaba el ronroneo del motor, el sonido del embrague al soltar los engranajes para poner segunda, tercera, frenar un poco para doblar y estacionar frente a la casa. Esa última vez desde la mía.

En el silencio de mi casa, en la soledad de mi noche, me dí cuenta también del final de las vacaciones. Ya hace unos días que vengo demorando el final de esta serie. Quiero pensar que el descanso sigue, que no tengo que levantarme a las seis y media lavarme la cara apurado y espantar el millón de moscas que rondan por mi cabeza. Que el tren atiborrado que estoy a punto de tomar se vaciará por completo y podremos subir tranquilos hasta la estación terminal.

Pienso que en cualquier momento voy a poder bajar y caminar un poco por el costado de la ruta a tomar fresco, el viento en la cara y el ruido que crece de a poco por la ruta hasta un golpe de aire desplazado con violencia de sopapo por un camión enorme que entonces empieza a alejarse para dejar un aire vibrante por unos momentos, mientras el horizonte termina por hacerlo desaparecer, y lo que se escucha es todavía el motor lejano, o tal vez se oye el recuerdo.




Hay un momento de indecisión, como de ángel que lleva un mensaje muy importante por primera vez y no sabe si su batir de alas sutil es verdaderamente sutil o un estrépito de helicóptero de transporte de tropas. ¿Dormir? ¿Seguir bebiendo hasta olvidar el recuerdo? La noche está estrellada. Miro por la ventana por última vez. El recuerdo vuelve despacio y se sienta ahí a un costado. Me pasa el brazo por los hombros. Me mira con una sonrisa, y se queda ahí, en silencio. Mientras la Luna se mueve despacio por el cielo.


Ir hacia adelante en el tiempo parece ser la única alternativa que nos queda. Parece ser que no es lo mismo arreglar el pasado en el presente. Las disculpas son como cicatrices que nos recuerdan la cirugía, la lastimadura en el alambre de púa, el vidrio que estaba esperando la mano al apoyarse en la tierra para amortiguar la caída.

Y la felicidad entrevista cuando se cumpla una serie de coordenadas y condiciones es como el agüita que se ve en la ruta cerca del mediodía allá a lo lejos, en ese espacio que mezcla los dos bordes del asfalto con la línea del final del mundo, y que un poco antes está lleno de agua imaginaria, como un lagrimal tapado que se llena y se llena pero no pasa nada, solamente se enturbia un poco la vista, se frunce algo la nariz como para estornudar, pero tampoco.


El martes sigue al lunes; la tarde a la mañana.
Cierro la ventana. El recuerdo se desvanece gradualmente, como el camión en la ruta, como las vacaciones que poco a poco se van convirtiendo de nuevo en día a día, el despertador, la ducha, el tren, nueve horas para volver a la casa sola. A veces fría. Correr la cortina, entibiar un poco las sábanas. La oscuridad otra vez. Y después nada.



Día # 5 - final; marxo mmxvii

miércoles, 22 de marzo de 2017

¿Y ahora qué?





Ayer estábamos por el día 5 bis. ¿Qué vendría hoy? ¿5 tris?

 El viaje hasta Real Audiencia es de 56 km y algo así como una hora, incluyendo varias paradas en ruta a sacar fotos. El pueblo consiste en una escuela, unas casas, campos. Pasan las vías, pero no está el clásico cartel ni la estructura de la estación (galpones, andén, bombas y tanques de agua para reabastecer las locomotoras)










Sector más poblado de Real Audiencia

Este pueblo, que lleva un nombre atípico para la región (que mayormente tienen los nombres de sus fundadores o de quienes cedieron los terrenos para plantar las estaciones del tren), parece querer olvidar por completo que alguna vez formó parte de ese ramal que iba de Chas hasta Ayacucho. Homenajea a un órgano judicial que funcionaba en el cabildo de Buenos Aires, y es bastante abstracto. No sé bien a qué razón obedece el nombre. Pero de tan abstracto, parece que el pueblo se va desintegrando de a poco.
Detalle de una vivienda

A unos mil metros de la escuela, por un camino de tierra, se llega a una curva con dos tranqueras: una de hierro, otra de madera. ¿Significará el hierro más prestigio que la madera? Como fuere, caminar por allí es bastante molesto ya que está plagado de insectos picadores, y además rebeldes porque desconocen por completo las órdenes del repelente.






Necesito aplicarme hielo en las picaduras más antiguas, que parece ir creciendo día a día, y que en cualquier momento todo el cuerpo será una gran picadura roja e hinchada.
Tranquera de metal

Hay mucho viento en la ruta, y a la mañana sentía frío, que ya no se siente tanto al mediodía. La ruta cruza por encima de canales y arroyos, que si se tiene la paciencia necesaria permitirá ver su fauna ictícola. Solamente hay que tener la presencia de ánimo de detener el auto al costado de la ruta, caminar un poco por la banquina, mirar. La ruta como destino. Al final, las mayores sorpresas han estado ahí, al costado del camino.




Día 5 tris, marzo, mmxvii

Camino a la vera del

Por lo dicho ha sufrido antes es que el viaje cambios, y también a esta experiencia con el que llegué ha servido para bajar el gran nivel de estrés.
Así terminamos, entonces; momento importante ha sido un para la reflexión, y aquí tenemos el resultado, un texto que es mi humilde simple y sin pretensiones homenaje a los Carol y Julio verdaderos autonautas.
Salvo en Ramos Otero un perro manchado y rengo, y un que pasó raudamente auto en Ibañez, y algunos chicos que jugaban por ahí, no vi mucha gente.

Pocas dichas a lo largo palabras de una semana.
Es que por los poblados un lado son bastante pequeños, y por ninguna persona otro, no he dado con para dialogar
Cuando pensé que tendría un montón de cosas para contar acerca de los pueblos visitados, empecé este viaje.
¿Y si estuve recorriendo sin darme cuenta pueblos fantasma?
¿Tendría que haber besado en príncipe a una oveja a ver si se convertía?




Pero a medida que las experiencias del camino fueron pasando los días, fueron recorridas casi tantas como las de las localidades.
Pensé que al ver su auto un forastero parando y sacando fotografías del lugar, los pobladores saldrían a curiosear.

Y tampoco me animé a golpear el club El Cardal en las manos en Solanet, o en la Despensa y Bar del mismo lugar, pero sin otro nombre que ese.
Así que entonces ha sido un recorrido bastante solitario y silencioso.
Creo que nunca lo sabré.

Tal vez esas ovejas que me perseguían eran reencarnaciones de pobladores que me pedían ayuda, y yo no supe interpretarlos.





Dia 5 tris bis; marzo, mmxvii

lunes, 20 de marzo de 2017

Dos cosas quiero decir

Una: que cambié la configuración del blog, y descubrí que no me gusta, pero es un poco tarde como para ponerme a experimentar de nuevo y lograr que quede como estaba antes.

Así que espero que los lectores habituales de estas páginas sepan comprender, y si quieren que lo cambie no tienen más que solicitarlo. Yo sé que tengo un público que le da like pero no comenta, por lo que esto que estoy pidiendo aquí es casi una quimera, pero bueno, si el Indio Solari puede creer que habían quedado en cuidarse, por qué no creer que alguien comentara ey no me gusta la nueva imagen del blog?

NOTA: El párrafo precedente está horriblemente puntuado. Pero sabrá el lector disimular.

Dos: que el día 5 se habrá de extender en varios artículos o notas, ya que al reducir los kilómetros de cada viaje, he logrado visitar más pueblos. Y como a medida que las vacaciones ya pasaron y me estoy metiendo de vuelta en la vorágine cotidiana, ya no sé si fue el día cuatro, tres, dos o cinco. Pero como el orden ascendente nos había llevado al cinco, de pronto me parece digo que no podría, de la nada, decir ahora día 4, ¿nocierto? Así que allá vamos, Día 5 bis.

Vieja Estación de Tren
Hay un parque misterioso que lleva este mismo nombre, en el que se supone que si uno, en determinadas calles, sigue el ritual de doblar siempre en la esquina siguiente, no vuelve al mismo lugar. Esto lo sabe Dolina mejor que yo, así que los interesados van y le preguntan a Alejandro que les explique cuáles son las cuadras en cuestión.

En este viaje yo he ido al pueblo de Chas, y no al parque homónimo de la Capital Federal (hoy conocida como CABA) (Que, si se me permite la digresión, me hace acordar a la tan nefasta expresión de los jóvenes que dicen "TE CABIÓ") (Pero bueno, yo no soy quién para andar juzgando)

Estación Chas


Pero tal vez algo nos cabió, como se dice, por giles.

A medida que pasan los días me doy cuenta de que mi vacación es un recorrido por los ramales del ferrocarril que ya no funcionan.

Paradero Río Salado, Gral. Belgrano, Real Audiencia, Ibañez, Chas, Solatet, Udaquiola, Ayacucho, Ramos Otero más lo que me estoy olvidando son estaciones del viejo ferrocarril del sud que ya no están en funcionamiento.

¿Son pueblos que ya no están en funcionamiento? ¿Que quizás no supieron reconvertirse y hacerse de abajo otra vez?

Gral. Belgrano, como cabecera de partido y dominante sobre el Río Salado ha tenido la capacidad de crecer sin el tren, y ha cumplido su metamorfosis a una ciudad moderna, de economía tercerizada, que es capaz de lograr recursos ajenos a partir del turismo.

¿Pero qué pensará el habitante medio de Chas de todo esto? Chas, como otros pueblos de este recorrido, no debe tener más de cien habitantes (si llega). El común denominador es la escuela. Pero no hay una sala de primeros auxilios, un hospital, una enfermera. ¿Que hacen sus habitantes cuándo tienen fiebre? ¿Van al veterinario? ¿Practican ritos chamánicos? No lo sabremos, porque no he logrado entablar contacto con los habitantes de Chas (ni de los pueblos anteriores) Si fuese la mia una misión intergaláctica con la intención de contactar a los locales, estaríamos hablando de un fracaso rotundo.

Capilla de Chas

Pero en fin.

La cuestión es que no se sabe bien si los pueblos han empezado a agonizar por la salida del tren o ya estaban muriendo de antes y el tren que no llega es apenas un catalizador de estas cuestiones.

Sé que llego a estos pagos con una serie de preconceptos, y estimo que en los próximos días se irán ablandando. Por ahora, solamente digo que mañana será otro día, que hasta acá los pueblos visitados se parecen bastante entre sí y que, como no podía ser de otro modo, el que mejor se adaptó al modelo de economía tercerizada es al que más entendemos.

Pero el placer de parar a cada rato en la ruta y encontrar esas estaciones de tren en desuso no dejan de ser el corazón de este viaje.



Day # 5 bis - marzo, mmxvii

domingo, 19 de marzo de 2017

Cambio de planes



Al final del primer día noté que recorrí muchos kilómetros y al final del viaje estaba muy cansado. También el costo se eleva, porque es algo que no había previsto: el aumento del precio del combustible. Está el germen de un cuento, que parece un thriller psicológico. Pero no le encontré la vuelta a la crónica de viaje, que hoy me lleva hasta Ibañez, a 3 km de la ruta 29. Es interesante el camino de acceso, que está bastante roto, pero te lleva y te trae, tiene curvas y contracurvas que desembocan en lo que alguna vez fue la estación del ferrocarril., cosa que explica por qué todos los pueblos están hacia el mismo lado de la ruta. Al oeste de la ruta hay campos, acaso estancias, algunos bosquecitos con plantas que danzar, pajaritos tímidos que escapan porque saben que no tendré la paciencia que hace falta para esperar que regresen y poder fotografiarlos. Casi como los habitantes de estos pueblos, que seguramente me han visto, pero no han salido al encuentro, así como yo tampoco me he acercado a ellos. Solamente traigo unas fotos, mis recuerdos, mis tristezas y alegrías (las vaquitas siguen siendo ajenas)

¿Cómo será vivir en estos pueblos? El tren ya se ha ido, es claro: vías que no conducen a ninguna parte están ahí como símbolo de algún tiempo en que la producción se iba hacia el puerto y regresaba en artículos manufacturados. Hoy el tren ha sido reemplazado por el camión, que arruina los caminos y exige la sanción de la ley 11430 que en su artículo 71 impide la circulación de vehículos pesados hasta 72 hs después de la lluvia. ¿Qué pasaría sí, como en Macondo, lloviera durante cuatro años?



El tren, en cambio, podía ciruclar igual, lluvia o no lluvia.


Day #5, marzo, mmxvii

sábado, 18 de marzo de 2017

El futuro llegó



Anoche hubo una gran tormenta, y hoy me dediqué a recorrer un poco la ciudad de Gral. Belgrano. Clásico pueblo rural, en los últimos tiempos también ha crecido por el lado del turismo, e inventaron un complejo termal, además de tener un bonito balneario, muy bien cuidado, y una ciudad prolija, limpia, con mucho movimiento.


Anoche, se ha pasado sus buenas dos o tres horas preparándose para lucir perfecta.
Gral. Belgrano - Centro

Me llamó la atención que asumieron por completo que el tren ya no volverá, de modo que las vías, lo que alguna vez fue la estación, y algunos vagones están resignificados: el pastito prolijo alrededor nos dice “ahí está el pasado, y que por eso crecimos. Pero ya no vendrá más. Así que mejor miremos al futuro, y con esto hagamos un centro cultural, una plaza alrededor, un restorán en los vagones viejos”.
Restorán "Vagones"



Lo que antes traía y llevaba el tren, ahora lo llevan y traen en camiones y micros. Y el que no, tiene coche. Bien al contrario de los otros pueblos, que están como adormecidos, a la espera vaya a saberse de qué. O tal vez estén en otra forma de economía, que no depende tanto de comprarlo todo. En efecto, localidades como Ramos Otero o Chas, por citar algunas, tienen pocas cuadras, pocos habitantes, que producen. Son los que siembran y crían los animales que se consumen en las ciudades. Y, por añadidura, producen sus propios alimentos: verduras, miel, carne están en sus quintas y es a lo que se dedican todo el tiempo.


Gral. Belgrano - Estación del ferrocarril
Gral. Belgrano, en cambio, se mueve como una típica ciudad: asfalto, casas modernas, automóviles, comercio. Es decir, una típica economía terciaria donde los servicios superan ampliamente a los productos agrícolas o industriales. Pero, como se dice más arriba, con bastante tranquilidad y pujanza.
Gral. Belgrano: Pasado y Futuro juntos

Day # 4 - marzo, mmxvii

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