Comprar RELACIONES

Comprar RELACIONES

miércoles, 18 de julio de 2012

Respirar 3

Chile y Paseo Colón


Ahi tenés, esta es la subida por Chile desde el Paseo Colòn. Llegás a  Balcarce sin esfuerzo, porque no hay, casi, pendiente. Claro, comparado con San Juan o cualquiera de las otras. De paso, te podés tomar algo en alguno de los barcitos que hay.

En la esquina de Chile y Defensa, te podés sacar una foto con Mafalda, el entrañable personaje de Quino, que hoy anda cumpliendo años.  Unos 80, nada menos.

También podés mirar los edificios, de distintos estilos, algunos de colonial español, otros neoclásicos, con frisos estilo greco romano, un edificio de la vieja Compañía Italo Argentina de electricidad, con distintos colores, algo chillones, para atraer la atención del turista, supongo.

Y podés, también, ahora que te dedicás a respirar, oler la basura que hace varios días que no se levanta por distintas huelgas, y que le dan una nota desagradable a este barrio histórico de la ciudad.

Que hace un tiempo, era refugio de los que no teníamos mucho dinero, y cruzábamos la Avenida de Mayo para comer, en algún bodegón de Defensa o Tacuarí, un bife de costilla con fritas por la mitad de precio que en Sarmiento y San Martín. Pero claro, eso ya no es así. Cualquier pavada que comas te sale no menos de pesos cuarenta y cinco.

Pero bueno, los edificios están ahí, y se pueden disfrutar. Supongo que la basura algún día la van a levantar, y que también levantarán el país, y que los reyes magos me van a traer un metegol que pedí hace tiempo y no llega.


martes, 17 de julio de 2012

Respirar 2 (Vamos subiendo la cuesta)

El edificio blanco que se ve sobre la izquierda es el antiguo Patronato de la Infancia (PADELAI), que está, en estos días, tomado, y parece tener un conflicto con la ciudad. Próximamente, veré de ahondar en este tema. Pero, en realidad, lo interesante, es la diferencia entre Balcarce y Paseo Colón. La verdad no soy bueno para este tipo de cálculos, pero supongo, sin método específico, que debe haber no menos de 4 metros. Que, cuando uno baja, no tienen demasiada importancia (sí hay que tener la precaución de bajar en zig-zag, para no sentir que los dedos te van a perforar el calzado); pero que al momento de subir, te pueden dejar la lengua por el piso, el culo haciendo así, y los pulmones pidiendo por favor.
     Ahora, la verdad verdadera es que ya no me asusta. Puedo subir desde el Paseo Colón hasta Balcarce así como vengo, sin parar en el medio de la cuadra a buscar un poco de oxígeno. Sin que me tiemblen las piernas.
     Estas son las cosas positivas que estoy pensando para sentir que lo mejor que uno puede hacer es respirar. Desde el yoga, se dice que el alimento más importante es el aire. (Podemos vivir más de diez días sin comer alimentos sólidos, pero unos pocos minutos sin respirar)
    No piense en un caballo blanco apunta, precisamente, a proponerse metas positivas. Respirar, despertar a la mañana sin hacer un ruido infernal, sin boquear como pez fuera del agua. Y esto, con un diagnóstico de E.P.O.C. (=Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), y también enficema, es decir, destrucción de los alveólos pulmonares que producen una sensación de que el aire entra pero no sale, y escuchás un ruido espantoso al respirar.
     Ya quedó dicho, el cuerpo reacciona de forma maravillosa: en menos de una semana, puedo dar saltitos para subir un cordón, y hasta ensayar un trote cuando el semáforo repentinamente se pone a favor de los automovilistas.
      Descubrí, también, que había encontrado un recorrido que evitaba lo más posible las subidas pronunciadas (por ejemplo, si sos todavía un fumador pesado, te conviene  subir del Paseo Colón por la calle Chile, que tiene una cuesta mucho más suave que cualquiera de las demás) Claro, dependiendo de cuántas cuadras te tome llegar hasta Chile, si no, lo mejor es encarar la subida, y hacer un alto en el medio, hasta que puedas darte cuenta y dejar de pensar en lo que no tenés que hacer, y hacer lo que tenés que hacer, es decir, respirar mejor. Y así, cuando veas la cuesta como se ve acá, no te va a dar miedo, ni te vas a agitar como si corrieras una maratón.
     ¡Salud! y que puedas pensar en positivo.



PD: Al final me puse un poco demasiado pedagógico, o iglesia pentecostal. Perdón, no es la idea, pero estoy tan feliz con esta decisión que he tomado, que se me va la mano.
Probá, nada más. Gracias por leer.

lunes, 16 de julio de 2012

Good bye, George LIght!

Jorge Luz (1922-2012)

         Tal vez su propio apellido le daba la lucidez que nunca perdió. No hace mucho lo escuché en un reportaje, y el tipo estaba fresquito como una lechuga, como se dice.
         Hacía un personaje en la televesión, allá por los años 70, con los humoristas Almada, Espalter, y otros, que era un director de cine de películas "de autor", al estilo Bergmann. El cronista, suponiendo una serie de intrincados metamensajes, referencias ocultas y segundas intenciones, le hacía preguntas sesudas acerca de lo que él había entendido. Y este director, con su característico tono agudo, siempre le respondía ¡Nada que ver!, y se despachaba con una serie de explicaciones rudimentarias sobre los verdaderos motivos de las escenas.
(Bueno, con google y todo, no puedo acordarme ni el nombre del personaje ni el programa ni un corno, pero sí recuerdo un homenaje que le hicieran Charly García y Pedro Aznar en el disco Tango 4, de 1991. A continuación va la letra de "Cucamonga Dance"


¿Dónde está mi mapa?
Yo viajé por LAPA
¿Dónde coño fui a parar?
¿Qué hago en el desierto?
yo buscaba un puerto
y se me aparece un bar.
Yendo a California
me encontré a la momia
que me invitó a pasar
George Light
es la estrella tonight
George Light
es lo más grande que hay.
Tomate este drink
¡la fiesta va a comenzar!

Soy sevillana señores
y también reparto flores
Cuando me falta el dinero
me arrimo a los extranjeros
y si no compran mis dones
¡es que son unos pajeros!

(Cuca-Cuca-Cuca-Trap)
¡Hay mozos en la pista!
¡Se me va la vista!
¿Qué me dieron de tomar?
Me salieron tres cabezas
por nariz tengo una mesa
¡y no paro de girar!
Yo era un argentino
le daba sólo al vino
pero esto es otro
plan (Rombo!)
¡Dance!
¡Cucamonga Dance!
Pa'delante
y pa'tras.
¡Cucamonga Dance!
Pronto lo qprenderás
¡Cucamonga Dance!
¡Cucamonga Dance!
Just a little drink...
Just a little drink...
Just a little drink...
There is a fine line
between travelling
and becoming a monster!

 El resaltado lo canta el mismísimo Jorge, en un tema tan divertido como era él. 
¡Salud, Jorge, hasta siempre!

PD: En el mismo disco, hay, también, un gran homenaje a Sandro. 1991, recuerden.

domingo, 15 de julio de 2012

Una gran historia de amor


     Hace un tiempo pasé por este dique en Puerto Madero, y ví la inscripción con esténcil (supongo que debe castellanizarse de esta forma) en el piso. Poco después volví con mi cámara para tomar una foto. Encontré que habían agregado unos nombres, acaso intentando capitalizar la historia de otros. Se me ocurre esto porque los nombres fueron inscriptos con marcador, y desentonan con el original.
     Al mismo tiempo, se me ocurre, la historia de amor más grande del universo se merece un poco más de prolijidad (un stencil, por lo menos).
     Y pienso, entonces, en los verdaderos protagonistas, que seguramente deben andar por ahí, recorriendo el mundo, marcando los hitos de su historia de amor, y que por algún motivo no pusieron sus nombres ahí.
     Yo tuve la suerte de dar con el comienzo. Y digo suerte porque el inicio es siempre más esperanzador que agarrarlo por la mitad. O aún peor es encontrarse un mensaje que anuncie el final de la más grande historia de amor.
     Creo que voy a  volver sobre este tema, con la intención de hacerlo un poco mejor, porque esta historia se lo merece.
     Por ahora, queda aquí el registro, el comienzo del comienzo, ¿nocierto?, y pensar que esta gran historia de amor sigue poniendo hitos por el mundo. O la ciudad, claro, no necesariamente tiene que andar por el mundo, eso es una simple idea mía, y qué bueno estaría encontrar un segundo mensaje, "Por aquí continúa la historia de amor más grande del universo".
     De modo que si alguien sabe por dónde va esta historia, que se anime a decirlo.
     ¡Salud!

sábado, 14 de julio de 2012

Mangueras

Algarrobo - Parque Nacional Talampaya
 
El àrbol que vemos en la imágen es un Algarrobo, tomada en el cañón del río Talampaya. Las plantas que crecen ahí son achaparradas, con espinas más que hojas, que toman formas extrañas, retorcidas, como si les doliera crecer, mantener la escasa a nula humedad que encuentran en el suelo o en el aire para poder verdear apenas. (El promedio anual de lluvia en el Talampaya es entre 150 y 170mm. Para darnos una idea, en una tarde de furia -luego de la cual los negocios de Belgrano quedan  inundados hasta acá, pueden caer 80 mm, vale decir, apenas un poco por debajo de la mitad de todo un año en Talampaya).
Los árboles que se ven son todos Algarrobos, que los nativos llaman “El Árbol”,  en señal de respeto por el enorme trabajo que debe realizar para crecer, y brindar sombra, leña, alimento. Ver un Algarrobo en esa sequedad inmensa,  verdaderamente inspira admiración. Supongo, también, que el mito originario de esta gente debe ser que los hombres descienden del Árbol (no se ven monos en esta zona), y no por nada la historia de una persona o familia no se llama mono genealógico.
Cuando nos referimos a nuestros vínculos, hablamos de raíces.  Esas que penetran la tierra para obtener sus nutrientes, y a la que le devuelven sus hojas secas, sus pedazos de corteza, su simiente, que brindan, en mayor o menor medida, fertilidad a las plantas que allí crecen.
En otras clases de mitos originarios, el pecado consiste en comer el fruto del Árbol de la sabiduría, que domina el paisaje del jardín paradisíaco. A la sombra de ese mismo árbol, se ha descubierto la fuerza de atracción gravitacional. Y al llegar a lo más alto de la copa, con las rodillas raspadas y las manos temblorosas, por el esfuerzo, el miedo y el punto en donde ya no sabremos si la rama va a seguir sosteniéndonos, el niño se siente en la cima del mundo, de ese mundo que es su árbol, el de su casa, su barrio, su potrero, y que le ha permitido llegar a lo más alto.

Siento que crezco
Y que subo
Y que me veo por dentro
Y me toco y me reconozco
Y a mi lado estoy yo
Que me hablo y me entiendo
Y que ahora soy sueño
Y me acerco y no muero.

Leí estas palabras en la contratapa del disco La Biblia. Debo admitir que entonces no las entendí, y así pasé muchos años. Se perdió el disco entre mudanzas y préstamos a personas inescrupulosas que no dudaron en quedarse con él. Gracias a Internet, pude recuperar esos versos. Y descubro que sigo sin entenderlo del todo.
Pero he podido viajar a las duras tierras del Algarrobo, y logré entender que son, ésas, las declaraciones del Árbol.
Que, por suerte, no pueden trasladarse hasta la capital, y ver cómo, cada mañana, miles de litros de agua potable son tirados a la nada para, sencillamente, limpiar las veredas, que volverán a estar tan mugrientas como siempre apenas unos minutos después.
Yo no sé qué se puede hacer para evitar semejante despilfarro. Algún día, cuando no tengamos qué tomar, alguien tendrá una idea mejor, pero pienso que los edificios, sus consorcios, las personas que los habitan, mejor, ya que los edificios no piensan ni tienen ideas ecológicas, deberían buscarle la vuelta y tener una conexión de agua no potable, porque verdaderamente, ver que un árbol se retuerce por un poco de humedad, es creer, a la vez, que se retuerce por el despilfarro.







viernes, 13 de julio de 2012

Respirar

De pequeños, jugábamos a mantener la respiración. En el agua, o en un zaguán, o en las baldosas frías del pasillo que separaba un jardín de un dormitorio.
Sentarse en esas baldosas en el verano, era como tomar una gaseosa helada después de jugar a la pelota en el potrero de a la vuelta.
Luego, vinieron otras sensaciones, en la época en que los chicos usábamos pantalones acampanados, y las chicas usaban minifaldas, y al sentarse en las baldosas frías, permitían ver, o entrever, o intuir, intimidades que no podíamos decodificar del todo, pero que ciertas rigideces paradigmáticas nos hacían entender sin mayores fundamentos que se trataba de una cuestión que debía resolverse en el próximo juego de las escondidas.
       Al cabo de varias horas de permanecer esperando, inútilmente, que nuestra supuesta salvación para todos los deseos nocturnos -y también diurnos, a qué engañarnos-, llegara hasta nuestro escondite, no nos quedaba más remedio que dejar nuestra marca en la pared y un enorme deseo disfrazado de otra vez será, pero que por favor sea pronto, porque esto no da para más.
      Después de correr hasta la piedra, y salvar para todos los compañeros, y quedar jadeantes, con los brazos en jarra, los ojos rojos y la transpiración cayendo a borbotones; otra vez el regreso a las baldosas frías, a bajar la ansiedad, a sentir que el aire nuevamente iba oxigenando las neuronas, los capilares, que el cerebro otra vez estaba en funciones -conceptos que, en rigor, solamente adquiriríamos años más tarde-; y que ese beso dado a las apuradas, medio chingado, casi casual, no significaba más que el agradecimiento por salvar a los compañeros.
    Compañeros que, poco después, serían acribillados en Viejo Bueno, y en tantos otros lugares, pero no lo sabía yo entonces, compañero no tenía ese significado.
     Y tampoco lo tenía celular, que en esa época era un colectivo que usaba la policía en sus famosas "razzias", y no algo que hoy tenemos para comunicarnos -muy poco-, o para mandarnos la parte -bastante-
     Han pasado muchos años, y hoy vuelvo a respirar, a sentir el olor de los eucaliptus, y las margaritas y las azucenas. He dejado por ahí algunas malas costumbres. He recuperado la respiración. Y eso está bueno.

   ¡Salud!

jueves, 12 de julio de 2012

She's gone


No está.
Que se ha ido, o escapado, que la han visto por aquí o
Por allá.

Han pasado tantas noches
Tantas tardes
Tantas lagrimas

Y no está

No la veo, no la toco, no me ladra
Solo un cúmulo de días incompletos
De dolores en el pecho
De desanimo

¡Ay! Si acaso se escucharan mis deseos
y plegarias
y mis fuegos se elevaran en mil ruegos

Me retuerzo
Me desplazo
Ya no se que hacer
Con el alma hecha pedazos

Y no está

Que la han visto, que ha corrido, qué se yo
si yo la siento aquí a mi lado con sus manchas, su sonrisa, sus meneos
y de a poco la presiento la imagino y la toco
hasta siempre, para siempre en mi recuerdo

Fernando Berton
Copyleft: Julio 2012

Entrada destacada

Inteligencia Artificial

¡Hola! Soy el robot, ¿cómo estás? ¿Cómo puedo ayudarte esta mañana? Tengo un sinnúmero de funciones entre las que se pueden contar ayuda fi...