Al inaugurar la etiqueta “Publicidad y otras mentiras”, allá
tiempo y hace lejos, poníamos un ejemplo autorreferencial: cómo escribir un
artículo para blog en tres simples pasos. Como suele ocurrir en las relecturas,
uno debería corregir ese texto y poner un ejemplo no referido a la propia
actividad. Así que aquí va esta nueva entrada, o artículo, que explica a partir
de un documental que se puede ver en la plataforma de la N roja: Sociedad de consumo, el funcionamiento
de este tipo de sociedad[1].
El documental consta de cuatro capítulos, y el primero se
titula “Maquillaje falso”[2],
que podemos separar en estos tres simples pasos para mostrar cómo está armado
el sustento de la cultura de masas:
1) Instalación del deseo
En los primeros minutos, el documental nos muestra cómo
funciona la industria cosmética, cómo las grandes marcas se fueron imponiendo y
cómo, al saberse de las prácticas poco éticas (como el maltrato a animales para
ensayar sus productos), los consumidores fueron a la búsqueda de empresas que
fueran menos crueles, a la vez que ofrecieran artículos de igual o mejor
calidad, e inclusive casi a pedido gracias a la instantaneidad propia de las
redes sociales y de la aparición de los así llamados influencers.
"Al ver las marcas en tus redes sociales se te meten en la cabeza. Quieres lucir así. Ves ese look y piensas: ESO ES LO QUE TENGO QUE USAR.Impulsa una demanda intensa e inmediata. Es que si puedes comprar algo que diga KYLIE LIP KIT, es un punto de estatus, dice algo acerca de ti.Dice que puedes pagarlo, que te preocupa tu apariencia y usas lo que usan los demás."
Esto dice a cámara KHUE NONG, a quien se muestra como “Consumidora”,
mientras cuenta su experiencia con un lápiz de labios que
contenía pegamento, cosa que provocó que no pudiera despegar los labios. Esto,
a su vez, ocurrió cuando se vio forzada a comprar en un sitio de internet ya
que la marca que ella quería todo el tiempo, en su estrategia de la teoría de la escasez[3],
decía que el producto se había agotado. Así, entonces, es como funciona la
cultura de masas: imposición de un deseo por un producto, publicidad del mismo
y una enorme cantidad de personas que lo compren.
Pero los altos precios, sumados a la escasez permanente que
provocan las mismas empresas, más el deseo constante de los consumidores
inducido a través de la publicidad de forma permanente –en medios tradicionales
pero también, y fundamentalmente, en redes sociales– hacen que las imitaciones
a menor precio proliferen.
Como es de esperar, a las grandes marcas eso no les gusta. Es
competencia desleal dicen, y exigen a los gobiernos que los protejan. Sí, esos
empresarios tan liberales les piden protección a los gobiernos por las
imitaciones. Lo que nos lleva a la segunda parte del fácil mundo en tres
simples pasos.
2) Incapacidad de control
Dice HERBERT DAY, Oficial de Aduanas y Protección
Fronteriza de Estados Unidos:
"Cinco millones cien mil (5.100.000) contenedores
pasan por el puerto de Long Beach, Los Ángeles, por año. Los barcos porta
contenedores descargan un contenedor cada cinco o seis segundos."
"Los falsificadores mejoran todo el tiempo. Cuando
descubren que pillamos algo que han hecho, lo cambiarán, lo harán mejor. Se
volvió más difícil cada vez porque las herramientas disponibles para el
falsificador son más sofisticadas. Pero nosotros estamos mejorando
constantemente, también. Es como una carrera (dice con una gran sonrisa, sin
que nos expliquemos el motivo) entre ellos y nosotros."
Es claro que los que viven de algo, siempre querrán hacerlo
mejor, no importa que estén de un lado u otro de la ley. Y es claro, también,
que vender de manera ilegal es más lucrativo, ya que no se pagan impuestos por
ello. O al menos no de manera fija. Sin duda que mantenerse en la ilegalidad
debe tener costos en dádivas, sobornos, comisiones. Pero el producto que vale 1
se vende a 8 o 9, según informa una vendedora de Santee Alley, Los Ángeles. Y
hay un público enorme para comprar esos productos que, en su versión original,
o son muy caros o directamente no hay.
El lector desprevenido podrá preguntarse si no es esta una
estrategia de las grandes marcas para vender por otro lado lo que no venden por
este, y que además fabrican a muchísimo menor costo en países donde las leyes
laborales son un poco menos estrictas, y las condiciones de los lugares de
trabajo también[4].
También puede verse la película Biutiful¸
del director Alejandro González Iñárritu, que trabaja la problemática de
los productos ilegales fabricados y/o vendidos por inmigrantes ilegales.
Oficial Herbert Day |
3) Solución individual
Luego de todo este despliegue, esperamos que nos digan
cuáles serán las acciones para combatir las organizaciones criminales que se
dedican a la fabricación y venta de imitaciones. Es bastante común que los
importadores de artículos de consumo masivo apuesten por comprar cosas en China
y otros países del oriente ya que son mucho más económicos. Sin embargo, muchas
veces se llevan la sorpresa de que algunas Aduanas detienen sus envíos y los
decomisan al detectar marcas reconocidas en productos que no lo son. Es decir,
en falsificaciones. Y así se ven perjudicados en distintos frentes.
Sin embargo, como quedó sugerido en las palabras del oficial
de Aduana, la solución no parece sencilla. Dice KRIS BUCKNER, Investigador
Privado:
"Ese cosmético falso no tiene valor a menos que gastes tu dinero en ese cosmético. Entonces el consumidor tiene todo el poder para terminar con este problema. La política no puede solucionar el problema, ni las empresas ni yo. El consumidor puede detener el problema si no compra el producto."
Ya de por sí que nos digan que somos “consumidores” nos
quita espesor, nos saca todos los diferentes aspectos de nuestra vida. Parece
ser que solamente nos dedicamos a consumir. Nada más[5].
Bombardeados por montones de anuncios todo el tiempo, (imaginamos que
próximamente se enviarán a nuestros sueños) deseosos de usar una marca en
particular porque es lo que nos dicen todo el tiempo que debemos hacer porque
eso les da indicios a los demás de que tenemos dinero, prestigio o pertenecemos
a un círculo determinado, así y todo somos los consumidores como individuos los que podemos detener el
delito. O sea, solita tu alma contra todo el aparato de medios masivos,
internet, Aduanas y control de fronteras. Una suerte de Rambo de la internet.
En definitiva, como puede apreciarse, todo ocurre en tres
simples pasos: es muy sencillo para cualquier persona resistir las tentaciones,
primero, determinar si un producto es auténtico o imitación, luego, y
finalmente decidir no comprar eso que beneficia la economía de una gran empresa
pero lo empobrece a él, individuo salvador de los falsificadores.
.
Feberbooks
Enero MMXX
[1] Sociedad de consumo o cultura de
masas se utilizarán aquí de manera equivalente, si bien entendemos que hay
diferencias entre ambas concepciones, y la cultura de masas sería un
subproducto de la primera
[2] Que es una doble falsedad: el
maquillaje en sí mismo nos sirve para tapar imperfecciones, resaltar algunas
partes y ocultar otras, embellecer lo que nos parece que no lo es tanto. Si al
mismo tiempo, lo que utilizamos para enmascarar es, a su vez, falso, iniciamos
un camino hacia el infinito.
[3] Se vale de estrategias del tipo
“Agotado”, “Sólo por hoy”, “50% de descuento si compra ahora” o los dichosos
programas de televisión que inducían al espectador a “¡Llamar ya!”. De esta
forma, el que compra cree haber hecho un gran negocio.
[4]
Después de todo, las condenas
por estas cuestiones parecen no ser muy graves, según indica el sitio web del
medio español El Periódico (https://www.elperiodico.com/es/internacional/20170829/banglades-dicta-la-primera-sentencia-por-el-derrumbre-de-la-fabrica-textil-que-mato-a-1100-trabajadores-6252093) En Argentina, por ejemplo, sería
excarcelable.
[5] Por eso, cada vez que uno pone algo
en algún buscador, digamos “imágenes de Santee Alley”, poco después recibirá
anuncios del tipo “vuelos baratos a Los Ángeles”, en la creencia de cualquier
búsqueda que uno hace en internet es para comprar. No existen la curiosidad, el
estudio o el ocio para los creadores del famoso algoritmo.
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