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sábado, 23 de febrero de 2013
viernes, 22 de febrero de 2013
Sintesis informativa
No ha ganado a la lotería
pero ha conseguido buenos besos
tiene demasiadas deudas
y muy pocos ingresos
no encuentra la salida
se ha metido en problemas
disfruta mucho de la vida
y vuelve a horas inciertas
en su cuerpo hay cicatrices
en su alma están las dudas
ya no sufre con actrices
ni se alegra con las hadas
en la esquina de su casa
no lo esperan no lo llaman
hace tiempo que no pasa
a buscar lo que le daban
Fernando Berton
Copyright, febrero 2013
pero ha conseguido buenos besos
tiene demasiadas deudas
y muy pocos ingresos
no encuentra la salida
se ha metido en problemas
disfruta mucho de la vida
y vuelve a horas inciertas
en su cuerpo hay cicatrices
en su alma están las dudas
ya no sufre con actrices
ni se alegra con las hadas
en la esquina de su casa
no lo esperan no lo llaman
hace tiempo que no pasa
a buscar lo que le daban
Fernando Berton
Copyright, febrero 2013
miércoles, 20 de febrero de 2013
La noche del efrit
Ella se retuerce como el viento en las montañas
cambia rutilante desde el norte hacia el oeste
vuelve a la carga con su fuerza
de miles de millones de mañanas
vuelca varias veces desbarranca
respira agitada
camina hacia las nubes
y se empapa con las hojas
del otoño en el medio del verano
raya el suelo con las uñas
canta su canción desesperada
y amaina la tormenta sólo con la mirada
Fernando Berton
Copyright 2013
Romance de la luna y la palmera
Espero, alguna vez, poder hacer una buena toma de la luna. Creo que una mejor cámara puede ayudar.
Mientras tanto, va este pequeño romance fotográfico, y me atrevo a poner el comentario que recibí en Google +:
Romance efímero
que nace noche a noche
y cual amantes se cobijan por horas
acariciándose palma a palma la palmera
luz a luz la luna
encanto de solo aquellos que saben apreciar la belleza
Por Maria Elena Martínez.
martes, 12 de febrero de 2013
365 días para desactivar la crisis de los 30
http://365diasparalos30.blogspot.com.ar/ es un blog que he visitado casi de manera maníaca en la última semana, y que quiero recomendar fervientemente, ya que ofrece una mirada muy interesante sobre los problemas que casi todos nosotros solemos tener a diario.
Y cuando digo casi todos nosotros me refiero a los seres urbanos que debemos luchar contra nuestras manías, miserias, dificultades, trabajo -los que tienen trabajo-, psicólogos.
Básicamente, Natalio Gris ha descubierto que dentro de un año tendrá 30, y necesita hacer algo con su vida antes que la dichosa crisis de los 30 lo golpee inexorablemente y ya sea tarde para cualquier reacción.
En ese intento, nos cuenta sus distintas terapias, con altas y bajas, y la asistencia a un Grupo de Autoayuda Para Personas con Problemas Pelotudos, entre las cuales se cuenta Samuel, cuyo problema pelotudo es no poder pronunciar la letra "p". Hasta ahora no sé cómo va a terminar esto, y me faltan algunos capítulos, pero hacía mucho mucho tiempo que no encontraba algo así de interesante en internet.
En fin, espero que lean este blog. Y anímense a comentar, Natalio Gris es de esos que siempre contestan los comentarios. Y hasta dos veces.
Y cuando digo casi todos nosotros me refiero a los seres urbanos que debemos luchar contra nuestras manías, miserias, dificultades, trabajo -los que tienen trabajo-, psicólogos.
Básicamente, Natalio Gris ha descubierto que dentro de un año tendrá 30, y necesita hacer algo con su vida antes que la dichosa crisis de los 30 lo golpee inexorablemente y ya sea tarde para cualquier reacción.
En ese intento, nos cuenta sus distintas terapias, con altas y bajas, y la asistencia a un Grupo de Autoayuda Para Personas con Problemas Pelotudos, entre las cuales se cuenta Samuel, cuyo problema pelotudo es no poder pronunciar la letra "p". Hasta ahora no sé cómo va a terminar esto, y me faltan algunos capítulos, pero hacía mucho mucho tiempo que no encontraba algo así de interesante en internet.
En fin, espero que lean este blog. Y anímense a comentar, Natalio Gris es de esos que siempre contestan los comentarios. Y hasta dos veces.
lunes, 4 de febrero de 2013
El Péndulo de Foucault
Umberto Eco nació en Piamonte en 1932, y enseña semiótica en la Universidad de Bolonia.
Su apellido no puede ser mejor imagen de lo que hace, que es repetir al infinito la simbología de los comportamientos humanos.
Con El Nombre de la Rosa, de 1980, nos sedujo con un monje que hace las veces de detective al mejor estilo del policial inglés (Agatha Christie, Ellery Queen, Sir Arthur Conan Doyle).
Un poco después, publica el Péndulo de Foucault, que a mi gusto es un poco más pretensiosa y menos atrapante, pero de cualquier modo recomiendo su lectura. Echa luz sobre un montón de cosas que aparecieron luego y, traducidas a un lenguaje más popular, lograron éxitos como El Código Da Vinci.
A continuación, un fragmento del capítulo 63 (que supongo lo puso en ese orden y no antes para evitar la comparación con la novela de Cortázar, pero que definitivamente resume todo el libro, y, me atrevo a decir, toda la carrera de Eco).
63
- ¿Qué te recuerda ese pez?
- Otros peces.
- ¿Y qué te recuerdan los otros peces?
- Otros peces.
(Joseph Heller, Catch 22, New York, Simon and Schuster, 1961, XXVII)
...
- Pim, los arquetipos no existen, sólo existe el cuerpo. Dentro de la barriguita todo es bonito, porque allí crecen los nenes, allí se mete, feliz, tu pajarito, y allí se junta la comida rica y buena, por eso son bonitas e importantes la caverna, la sima, el pasadizo, el subterráneo, incluso el laberinto, que está hecho como nuestras buenas y santas tripas, y cuando alguien debe inventar algo importante dice que procede de allí, porque también tú viniste de allí el día de tu nacimiento, y la fertilidad está siempre en un agujero, donde primero se maceró algo y después, sorpresa, un chinito, un dátil, un baobab. Pero arriba es mejor que abajo, porque si te pones cabeza abajo se te sube la sangre a la cabeza, porque los pies apestan y el pelo no tanto, porque es mejor subirse a un árbol para coger los frutos que acabar bajo tierra engordando gusanos, porque es raro que te hagas daño dándote por arriba (tienes que estar en una buhardilla) y en cambio sueles hacértelo por abajo, al caer, y por eso lo alto es angélico y lo bajo diabólico. Pero como también es cierto lo que que acabo de decirte sobre mi barriguita, las dos cosas son igualmente ciertas, es bonito lo bajo y lo interior, así como en el otro lo es lo alto y lo exterior; y aquí no cuenta el espíritu de Mercurio y la contradicción universal. El fuego te calienta y el frío te provoca una pulmonía, sobre todo si eres un sabio de cuatro mil años, de manera que el fuego tiene virtudes misteriosas, porque también te sirve para guisar un pollo. Pero el frío conserva ese mismo pollo, y el fuego, si lo tocas, te hace salir una ampolla así de grande, de manera que, si piensas en algo que se conserva desde hace milenios, como la sabiduría, tienes que situarla en una montaña, en lo alto (ya sabemos que es bueno), pero en una caverna (que también es buena) y en el frío eterno de las nieves tibetanas (que es buenísimo). Y, si te intriga el hecho de que la sabiduría venga de Oriente y no de los Alpes suizos, has de saber que es porque el cuerpo de tus antepasados, cada mañana, cuando se despertaba aún en la oscuridad, miraba al este esperando que saliese el sol y no lloviese, vaya país.
(...)
Cuando ya me estaba durmiendo, Lía me tocó en un hombro.
- Se me olvidaba -dijo-. Estoy embarazada.
Su apellido no puede ser mejor imagen de lo que hace, que es repetir al infinito la simbología de los comportamientos humanos.
Con El Nombre de la Rosa, de 1980, nos sedujo con un monje que hace las veces de detective al mejor estilo del policial inglés (Agatha Christie, Ellery Queen, Sir Arthur Conan Doyle).
Un poco después, publica el Péndulo de Foucault, que a mi gusto es un poco más pretensiosa y menos atrapante, pero de cualquier modo recomiendo su lectura. Echa luz sobre un montón de cosas que aparecieron luego y, traducidas a un lenguaje más popular, lograron éxitos como El Código Da Vinci.
A continuación, un fragmento del capítulo 63 (que supongo lo puso en ese orden y no antes para evitar la comparación con la novela de Cortázar, pero que definitivamente resume todo el libro, y, me atrevo a decir, toda la carrera de Eco).
63
- ¿Qué te recuerda ese pez?
- Otros peces.
- ¿Y qué te recuerdan los otros peces?
- Otros peces.
(Joseph Heller, Catch 22, New York, Simon and Schuster, 1961, XXVII)
...
- Pim, los arquetipos no existen, sólo existe el cuerpo. Dentro de la barriguita todo es bonito, porque allí crecen los nenes, allí se mete, feliz, tu pajarito, y allí se junta la comida rica y buena, por eso son bonitas e importantes la caverna, la sima, el pasadizo, el subterráneo, incluso el laberinto, que está hecho como nuestras buenas y santas tripas, y cuando alguien debe inventar algo importante dice que procede de allí, porque también tú viniste de allí el día de tu nacimiento, y la fertilidad está siempre en un agujero, donde primero se maceró algo y después, sorpresa, un chinito, un dátil, un baobab. Pero arriba es mejor que abajo, porque si te pones cabeza abajo se te sube la sangre a la cabeza, porque los pies apestan y el pelo no tanto, porque es mejor subirse a un árbol para coger los frutos que acabar bajo tierra engordando gusanos, porque es raro que te hagas daño dándote por arriba (tienes que estar en una buhardilla) y en cambio sueles hacértelo por abajo, al caer, y por eso lo alto es angélico y lo bajo diabólico. Pero como también es cierto lo que que acabo de decirte sobre mi barriguita, las dos cosas son igualmente ciertas, es bonito lo bajo y lo interior, así como en el otro lo es lo alto y lo exterior; y aquí no cuenta el espíritu de Mercurio y la contradicción universal. El fuego te calienta y el frío te provoca una pulmonía, sobre todo si eres un sabio de cuatro mil años, de manera que el fuego tiene virtudes misteriosas, porque también te sirve para guisar un pollo. Pero el frío conserva ese mismo pollo, y el fuego, si lo tocas, te hace salir una ampolla así de grande, de manera que, si piensas en algo que se conserva desde hace milenios, como la sabiduría, tienes que situarla en una montaña, en lo alto (ya sabemos que es bueno), pero en una caverna (que también es buena) y en el frío eterno de las nieves tibetanas (que es buenísimo). Y, si te intriga el hecho de que la sabiduría venga de Oriente y no de los Alpes suizos, has de saber que es porque el cuerpo de tus antepasados, cada mañana, cuando se despertaba aún en la oscuridad, miraba al este esperando que saliese el sol y no lloviese, vaya país.
(...)
Cuando ya me estaba durmiendo, Lía me tocó en un hombro.
- Se me olvidaba -dijo-. Estoy embarazada.
Eco, Umberto; El Péndulo de Foucault; Bompiani - Lumen - de la Flor; Buenos Aires, 1989; Págs. 325-326/328
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