Confesión #1[1]: Mi tránsito por las así llamadas "redes sociales" es más bien vergonzante. No me gusta admitir que ando por ahí pescando likes así como el gatito Zinna se pone en la ventana para juntar caricias de los viandantes.
Confesión #2: El gatito Zinna es transgénero. Nació gatita. Pero cuando la llevamos a castrar se detectó que era gatito. Pero a esa altura ya no tenía sentido cambiarle el nombre.
Confesión #3: Las discusiones eternas acerca de si A es mejor que B y viceversa me parecen divertidas siempre que no pasen a mayores. Cuando hincha de A muele a palos, y hasta mata, a un hincha de B solo por ser hincha de B, y viceversa, la discusión es definitivamente inaceptable.
Confesión #4: Las discusiones eternas acerca de si A es mejor que B se justifican solamente si mueven pasiones enormes. Con perdón de los clubes de barrio, que seguramente tienen su discusión de a es mejor que b.
Confesión #5: Hay por ahí un bocarriver acerca de la pasa de uva en el relleno de la empanada que claramente es un a contra b. De verdad, ¿a quién le importa? ¿No querés pasa de uva en la empanada? ¡No le pongás y listo, querido, qué tanto batifondo!
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