Comprar RELACIONES

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viernes, 20 de julio de 2012

Prolijo pero vago


El tipo (o tipa, la verdad no lo sé, pero a los efectos del relato será "tipo", para evitar las molestas generalizaciones que llevan la forma estimado(a) usuario(a)), tiene ganas de emprolijar su casa. Que no digan "che, mirá el coso este que vive en ese edificio todo roñoso".
Así que ese día se levanta temprano, se toma unos matecitos, un par de bizcochitos, y después va y se compra un rodillo, un tachito de pintura, y, orgulloso, se pone a pintar, y la casa le queda un chiche.

- Vieja, ¿qué hago con lo que sobró de pintura?
- Ay, no sé viejo, ¿por qué no pintás un poco el frente que está re feo?

Y sí, la verdad que una pintada no le vendría nada mal.

Entonces, sale al balconcito, rodillo en mano, y pinta. Hasta donde le dá el brazo, claro. Bueno, no van a decir que el tipo es un desprolijo, pero que es un vago, no cabe ninguna duda. Porque ¿qué le costaba sacar la escalera, o un simple banquito, para emparejar un poco?

En fin, acaso yo sea demasiado quisquilloso.

¡Salud!




jueves, 19 de julio de 2012

La digestión de la Humanidad


1º de mayo de 1997.


                El Capitalismo no deja nada librado a la improvisación. ¿Cómo podía llamarse un café en la entrada de un aeropuerto?. “Punto de encuentro”. (En francés, claro, pero no puedo escribirlo bien).
               
                En el medio del embotellamiento hablamos (si puede decirse), de Chirac, Astiz, Platini y France ´98. Al fin llegamos a su casa, y pude arrellanarme en un sillón, con café instantáneo y leche en polvo. (Típico lugar de soltera con muchas obligaciones. Muy cool). Eso sí: hacía bastante frío.
               
                Luego de saltearnos el almuerzo, fuimos a caminar por París:  L´Etoile, La Louvre, Place de la Concorde, Champs Elysèes, un viajecito en Metro. Frente al Louvre pude ver la famosa pirámide de metal y vidrio que mandó a construir Miterrand. Una verdadera pena, porque cubre la fachada del edificio, que en mi opinión es mucho más importante. Y por dentro, uno se encuentra ahora con una variedad de negocios de ropa, reproducciones de las obras, cafés y venta de cigarrillos. Nuevamente, el capitalismo ha hecho de las suyas: seguramente los miles de turistas que recorren el museo, luego de algunas horas deben sentir deseos de tomar algo, de comprar un suéter o de ir al baño. Y qué mejor que hacerlo dentro mismo del lugar, en esta vieja cultura frita. Seguramente, al volver a casa, uno puede jactarse de ese bello pulóver que ha comprado en el mismísimo Louvre. (Y yo que pensaba que hacer un shopping de las Galerías Pacífico era una especie de salvación posmoderna a una hermosa obra de arquitectura. Una cagada, en verdad, pero al menos se recupera un bello lugar para la ciudad).
               
Pero al ver el Louvre convertido en una especie de Galerías Pacífico en el primer mundo, me dio como una cosa. Porque, que yo sepa, el museo francés nunca estuvo lleno de mugre, ratas y delincuentes. París, en general, ha respetado la Historia de sus calles, sus farolas y adoquines parejos con miles de años. De hecho, durante la Segunda Guerra, los vitrales de Nuestra Señora de París fueron guardados para evitar alguna bala perdida. Y ese respeto por la Historia es un culto a la identidad de la ciudad y de sus habitantes, que por generaciones pueden disfrutar de los mismos lugares de la misma manera, que sólo son mantenidos en su forma original.

                Todo esto, cher Karine, es lo que intentaba decir mientras caminábamos en silencio por las Tulieries, les Champs Elysèes. Es, en parte, lo que quise decir con “La digestión de la humanidad”: haber visto el Louvre rodeado de mierda capitalista, que no se pierde ninguna oportunidad de vender a gran precio lo que vale menos de la mitad a diez cuadras.

                De hecho, el museo mismo es una muestra del producto de la digestión: tenemos ahí las obras de griegos y egipcios que fueron conquistados por la avasallante cultura occidental, que se afanó todo lo que pudo. (Imaginaba a Napoleón, mientras ponían el Obelisco en la Concorde, puteando por no haber podido traerse las Pirámides. E imagino a Miterrand, mientras construía esa mierda de pirámide vidriosa, creer honrar a Napoleón. Pienso en las Galerías Pacífico,  y no puedo dejar de reírme).

                En cierta forma, si es cierto que la Grecia Clásica es el origen de la cultura occidental moderna, este siglo xx es el fin del proceso digestivo, y nada de lo producido hoy por el capitalismo puede ser otra cosa que mierda.

                Los griegos no creían que esclavizar gente estuviera mal. El capitalismo tampoco cree que el plusvalor esté mal, y que la opresión del trabajador por el capitalista sea algo que haya que reconsiderar. Los griegos, al menos, hablaban de esclavos con todas las letras. El capitalismo, en cambio, habla de libertad (legalidad y fraternidad, pero dicho en francés), del tipo que tiene que romperse el lomo para producir algo que jamás podrá comprar con el maldito sueldo que gana, por decirlo de algún modo.

                De tal manera que hemos caminado todo este camino para estar tapados de mierda. Para haberle afanado las estatuas a los pobres griegos y ponerlas en un museo de París (adonde deberá viajar un griego moderno si quiere conocer esa parte de su propia Historia).

                Francia está sufriendo en carne propia, también, un fenómeno similar cuando discrimina a esos africanos que vienen de las colonias hablando en francés rudimentario de libertad, legalidad y fraternidad.

                Acaso Lennon lo ha dicho mejor y más sintéticamente:

Imagine

Imagine there’s no heaven,
it’s easy if you try
no hell bellow us
above us only sky
imagine all the people
living for today.
Imagine there’s no countries
it isn’t hard to do
nothing to kill or die for
and no religion too
imagine all the people
living life in peace...
Imagine no possessions
I wonder if you can
no need for greed or hunger
a brotherhood of man
imagine all the people
sharing all the world.
You may say I’m a dreamer
but I’m not the only one
I hope some day you join us
And the world will be as one.

miércoles, 18 de julio de 2012

Respirar 3

Chile y Paseo Colón


Ahi tenés, esta es la subida por Chile desde el Paseo Colòn. Llegás a  Balcarce sin esfuerzo, porque no hay, casi, pendiente. Claro, comparado con San Juan o cualquiera de las otras. De paso, te podés tomar algo en alguno de los barcitos que hay.

En la esquina de Chile y Defensa, te podés sacar una foto con Mafalda, el entrañable personaje de Quino, que hoy anda cumpliendo años.  Unos 80, nada menos.

También podés mirar los edificios, de distintos estilos, algunos de colonial español, otros neoclásicos, con frisos estilo greco romano, un edificio de la vieja Compañía Italo Argentina de electricidad, con distintos colores, algo chillones, para atraer la atención del turista, supongo.

Y podés, también, ahora que te dedicás a respirar, oler la basura que hace varios días que no se levanta por distintas huelgas, y que le dan una nota desagradable a este barrio histórico de la ciudad.

Que hace un tiempo, era refugio de los que no teníamos mucho dinero, y cruzábamos la Avenida de Mayo para comer, en algún bodegón de Defensa o Tacuarí, un bife de costilla con fritas por la mitad de precio que en Sarmiento y San Martín. Pero claro, eso ya no es así. Cualquier pavada que comas te sale no menos de pesos cuarenta y cinco.

Pero bueno, los edificios están ahí, y se pueden disfrutar. Supongo que la basura algún día la van a levantar, y que también levantarán el país, y que los reyes magos me van a traer un metegol que pedí hace tiempo y no llega.


martes, 17 de julio de 2012

Respirar 2 (Vamos subiendo la cuesta)

El edificio blanco que se ve sobre la izquierda es el antiguo Patronato de la Infancia (PADELAI), que está, en estos días, tomado, y parece tener un conflicto con la ciudad. Próximamente, veré de ahondar en este tema. Pero, en realidad, lo interesante, es la diferencia entre Balcarce y Paseo Colón. La verdad no soy bueno para este tipo de cálculos, pero supongo, sin método específico, que debe haber no menos de 4 metros. Que, cuando uno baja, no tienen demasiada importancia (sí hay que tener la precaución de bajar en zig-zag, para no sentir que los dedos te van a perforar el calzado); pero que al momento de subir, te pueden dejar la lengua por el piso, el culo haciendo así, y los pulmones pidiendo por favor.
     Ahora, la verdad verdadera es que ya no me asusta. Puedo subir desde el Paseo Colón hasta Balcarce así como vengo, sin parar en el medio de la cuadra a buscar un poco de oxígeno. Sin que me tiemblen las piernas.
     Estas son las cosas positivas que estoy pensando para sentir que lo mejor que uno puede hacer es respirar. Desde el yoga, se dice que el alimento más importante es el aire. (Podemos vivir más de diez días sin comer alimentos sólidos, pero unos pocos minutos sin respirar)
    No piense en un caballo blanco apunta, precisamente, a proponerse metas positivas. Respirar, despertar a la mañana sin hacer un ruido infernal, sin boquear como pez fuera del agua. Y esto, con un diagnóstico de E.P.O.C. (=Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), y también enficema, es decir, destrucción de los alveólos pulmonares que producen una sensación de que el aire entra pero no sale, y escuchás un ruido espantoso al respirar.
     Ya quedó dicho, el cuerpo reacciona de forma maravillosa: en menos de una semana, puedo dar saltitos para subir un cordón, y hasta ensayar un trote cuando el semáforo repentinamente se pone a favor de los automovilistas.
      Descubrí, también, que había encontrado un recorrido que evitaba lo más posible las subidas pronunciadas (por ejemplo, si sos todavía un fumador pesado, te conviene  subir del Paseo Colón por la calle Chile, que tiene una cuesta mucho más suave que cualquiera de las demás) Claro, dependiendo de cuántas cuadras te tome llegar hasta Chile, si no, lo mejor es encarar la subida, y hacer un alto en el medio, hasta que puedas darte cuenta y dejar de pensar en lo que no tenés que hacer, y hacer lo que tenés que hacer, es decir, respirar mejor. Y así, cuando veas la cuesta como se ve acá, no te va a dar miedo, ni te vas a agitar como si corrieras una maratón.
     ¡Salud! y que puedas pensar en positivo.



PD: Al final me puse un poco demasiado pedagógico, o iglesia pentecostal. Perdón, no es la idea, pero estoy tan feliz con esta decisión que he tomado, que se me va la mano.
Probá, nada más. Gracias por leer.

lunes, 16 de julio de 2012

Good bye, George LIght!

Jorge Luz (1922-2012)

         Tal vez su propio apellido le daba la lucidez que nunca perdió. No hace mucho lo escuché en un reportaje, y el tipo estaba fresquito como una lechuga, como se dice.
         Hacía un personaje en la televesión, allá por los años 70, con los humoristas Almada, Espalter, y otros, que era un director de cine de películas "de autor", al estilo Bergmann. El cronista, suponiendo una serie de intrincados metamensajes, referencias ocultas y segundas intenciones, le hacía preguntas sesudas acerca de lo que él había entendido. Y este director, con su característico tono agudo, siempre le respondía ¡Nada que ver!, y se despachaba con una serie de explicaciones rudimentarias sobre los verdaderos motivos de las escenas.
(Bueno, con google y todo, no puedo acordarme ni el nombre del personaje ni el programa ni un corno, pero sí recuerdo un homenaje que le hicieran Charly García y Pedro Aznar en el disco Tango 4, de 1991. A continuación va la letra de "Cucamonga Dance"


¿Dónde está mi mapa?
Yo viajé por LAPA
¿Dónde coño fui a parar?
¿Qué hago en el desierto?
yo buscaba un puerto
y se me aparece un bar.
Yendo a California
me encontré a la momia
que me invitó a pasar
George Light
es la estrella tonight
George Light
es lo más grande que hay.
Tomate este drink
¡la fiesta va a comenzar!

Soy sevillana señores
y también reparto flores
Cuando me falta el dinero
me arrimo a los extranjeros
y si no compran mis dones
¡es que son unos pajeros!

(Cuca-Cuca-Cuca-Trap)
¡Hay mozos en la pista!
¡Se me va la vista!
¿Qué me dieron de tomar?
Me salieron tres cabezas
por nariz tengo una mesa
¡y no paro de girar!
Yo era un argentino
le daba sólo al vino
pero esto es otro
plan (Rombo!)
¡Dance!
¡Cucamonga Dance!
Pa'delante
y pa'tras.
¡Cucamonga Dance!
Pronto lo qprenderás
¡Cucamonga Dance!
¡Cucamonga Dance!
Just a little drink...
Just a little drink...
Just a little drink...
There is a fine line
between travelling
and becoming a monster!

 El resaltado lo canta el mismísimo Jorge, en un tema tan divertido como era él. 
¡Salud, Jorge, hasta siempre!

PD: En el mismo disco, hay, también, un gran homenaje a Sandro. 1991, recuerden.

domingo, 15 de julio de 2012

Una gran historia de amor


     Hace un tiempo pasé por este dique en Puerto Madero, y ví la inscripción con esténcil (supongo que debe castellanizarse de esta forma) en el piso. Poco después volví con mi cámara para tomar una foto. Encontré que habían agregado unos nombres, acaso intentando capitalizar la historia de otros. Se me ocurre esto porque los nombres fueron inscriptos con marcador, y desentonan con el original.
     Al mismo tiempo, se me ocurre, la historia de amor más grande del universo se merece un poco más de prolijidad (un stencil, por lo menos).
     Y pienso, entonces, en los verdaderos protagonistas, que seguramente deben andar por ahí, recorriendo el mundo, marcando los hitos de su historia de amor, y que por algún motivo no pusieron sus nombres ahí.
     Yo tuve la suerte de dar con el comienzo. Y digo suerte porque el inicio es siempre más esperanzador que agarrarlo por la mitad. O aún peor es encontrarse un mensaje que anuncie el final de la más grande historia de amor.
     Creo que voy a  volver sobre este tema, con la intención de hacerlo un poco mejor, porque esta historia se lo merece.
     Por ahora, queda aquí el registro, el comienzo del comienzo, ¿nocierto?, y pensar que esta gran historia de amor sigue poniendo hitos por el mundo. O la ciudad, claro, no necesariamente tiene que andar por el mundo, eso es una simple idea mía, y qué bueno estaría encontrar un segundo mensaje, "Por aquí continúa la historia de amor más grande del universo".
     De modo que si alguien sabe por dónde va esta historia, que se anime a decirlo.
     ¡Salud!

sábado, 14 de julio de 2012

Mangueras

Algarrobo - Parque Nacional Talampaya
 
El àrbol que vemos en la imágen es un Algarrobo, tomada en el cañón del río Talampaya. Las plantas que crecen ahí son achaparradas, con espinas más que hojas, que toman formas extrañas, retorcidas, como si les doliera crecer, mantener la escasa a nula humedad que encuentran en el suelo o en el aire para poder verdear apenas. (El promedio anual de lluvia en el Talampaya es entre 150 y 170mm. Para darnos una idea, en una tarde de furia -luego de la cual los negocios de Belgrano quedan  inundados hasta acá, pueden caer 80 mm, vale decir, apenas un poco por debajo de la mitad de todo un año en Talampaya).
Los árboles que se ven son todos Algarrobos, que los nativos llaman “El Árbol”,  en señal de respeto por el enorme trabajo que debe realizar para crecer, y brindar sombra, leña, alimento. Ver un Algarrobo en esa sequedad inmensa,  verdaderamente inspira admiración. Supongo, también, que el mito originario de esta gente debe ser que los hombres descienden del Árbol (no se ven monos en esta zona), y no por nada la historia de una persona o familia no se llama mono genealógico.
Cuando nos referimos a nuestros vínculos, hablamos de raíces.  Esas que penetran la tierra para obtener sus nutrientes, y a la que le devuelven sus hojas secas, sus pedazos de corteza, su simiente, que brindan, en mayor o menor medida, fertilidad a las plantas que allí crecen.
En otras clases de mitos originarios, el pecado consiste en comer el fruto del Árbol de la sabiduría, que domina el paisaje del jardín paradisíaco. A la sombra de ese mismo árbol, se ha descubierto la fuerza de atracción gravitacional. Y al llegar a lo más alto de la copa, con las rodillas raspadas y las manos temblorosas, por el esfuerzo, el miedo y el punto en donde ya no sabremos si la rama va a seguir sosteniéndonos, el niño se siente en la cima del mundo, de ese mundo que es su árbol, el de su casa, su barrio, su potrero, y que le ha permitido llegar a lo más alto.

Siento que crezco
Y que subo
Y que me veo por dentro
Y me toco y me reconozco
Y a mi lado estoy yo
Que me hablo y me entiendo
Y que ahora soy sueño
Y me acerco y no muero.

Leí estas palabras en la contratapa del disco La Biblia. Debo admitir que entonces no las entendí, y así pasé muchos años. Se perdió el disco entre mudanzas y préstamos a personas inescrupulosas que no dudaron en quedarse con él. Gracias a Internet, pude recuperar esos versos. Y descubro que sigo sin entenderlo del todo.
Pero he podido viajar a las duras tierras del Algarrobo, y logré entender que son, ésas, las declaraciones del Árbol.
Que, por suerte, no pueden trasladarse hasta la capital, y ver cómo, cada mañana, miles de litros de agua potable son tirados a la nada para, sencillamente, limpiar las veredas, que volverán a estar tan mugrientas como siempre apenas unos minutos después.
Yo no sé qué se puede hacer para evitar semejante despilfarro. Algún día, cuando no tengamos qué tomar, alguien tendrá una idea mejor, pero pienso que los edificios, sus consorcios, las personas que los habitan, mejor, ya que los edificios no piensan ni tienen ideas ecológicas, deberían buscarle la vuelta y tener una conexión de agua no potable, porque verdaderamente, ver que un árbol se retuerce por un poco de humedad, es creer, a la vez, que se retuerce por el despilfarro.







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