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miércoles, 17 de noviembre de 2021

Encuestas

 

A comienzos del siglo XXI, la empresa en lo que yo trabajaba estaba terminando la certificación ISO 9001, y una de las exigencias era hacer una “encuesta anual de satisfacción” a los clientes..Cada año, recuerdo, era un suplicio enviar recordatorios a los clientes que no respondían. Y esto era solamente una vez al año.

Poco más de dos décadas después, somos atosigados con encuestas, no ya de a qué partido pensamos votar en las próximas elecciones –bien que podrían ser de importancia para el futuro del país–, sino que por cualquier nimiedad de la vida cotidiana, ¡zácate!, te encajan una encuesta.

Estamos, a qué dudarlo, en la dictadura de la encuesta. Que, tal vez valga aclarar, no está hecha por una persona, no, llega por mail o por una grabación (que dicho sea de paso son de las peores: no terminan nunca, y te dan tantas opciones que para cuando te dice “marque ocho”, ya te olvidaste de las primeras cinco, mínimo), a toda hora del día y en cualquier lugar.

Ahora bien, algo que me ha llamado la atención y que, entre otras cosas, me llevan a escribir este artículo, es que con mucha frecuencia te preguntan “si le recomendarías esta empresa a un familiar, a un amigo, o a un colega”.


 

What?!

¿De verdad quieren saber si yo les recomendaría a mis amigos un banco? No es que me ponga quisquilloso, que lo soy y bastante, pero esto es el colmo. ¿Qué lleva a los señores recolectores de opinión a formular una pregunta que no dice nada del banco directamente? Porque, póngase a pensar, querido y escasamente encuestado lector desprevenido, ¿no es una pregunta indirecta? Si yo digo que es muy probable es porque estoy contento, y que no lo estoy si digo que es poco probable. Pero la “recomendación” aquí hace las veces de “satisfacción”. ¿Se habrán puesto pudorosos y entonces trocaron satisfacción por recomendación? ¿Harán las trabajadoras sexuales encuestas análogas –con perdón– a sus clientes?: 

“¿Qué tan probable es que recomiendes mis felaciones a un familiar, amigo o colega?”

por decir algo.

Para rematarla, recibo hoy un correo del banco donde me avisan que está funcionando de nuevo la opción del sistema de canje de puntos que tienen. Esto no sería nada si al final del mensaje no dijera

 

"Te extrañamos, ¿y vos?"

What?! Bis

 

A sus publicistas, señor, ¿qué les pasa?, diría Baldomero, ¿odian la prudencia, odian el pudor?

 


Me eximo de mayores comentarios, no quiero transmitirles toda mi toxicidad del día de la fecha.

 

Fernando

Noviembre, MMXXI 

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