CUANDO los representantes de la dinastía Qing, Qiying, Ilibu y Niujian, firmaron el tratado de Nankin con el imperio británico en agosto de 1842, luego de que China perdiera la guerra del opio, no pudieron imaginar que, más de un siglo y medio después, la famosa Shanghái se vería invadida por despensas y fiambrerías venidas del hemisferio sur como una suerte de reflujo a la corriente de supermercados que se instalaron en distintos puntos de Argentina.
Chunsen Jun, el noble y venerado héroe del Reino Chu, en cuyo nombre se inspira la ciudad de Shanghái –llamada también Shencheng en su honor-, se revuelve en su tumba cada vez que oye hablar de “La Reina del Plata (Yín nǚwáng) – Despensa y Fiambrería”.
Por suerte para los restos de Chunsen, el aislamiento para prevenir la propagación del coronavirus proveniente de Wuhan ha provocado el cierre de muchos de los locales con ese nombre profano que habían proliferado en las cercanías de Suzhou, al oeste de la ciudad.
Fernando
Diciembre, MMXX
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