Esto que vemos aquí es una planta de tomate. Lo que se ve por detrás es una escalera, y lo que se ve por debajo, el piso de baldosas del patio de casa. El tallo principal crece entre la pared y el piso. Es decir, sale por una pequeña abertura entre ambos.
Estuve a punto de arrancarla porque me pareció que era un yuyo indeseable. Mi hijo me dijo que no, que era una planta de tomate. Debo admitir que tuve mis dudas, y pensé arrancarla igual. Por suerte no lo hice.
Ahí podemos apreciar unos verdaderos tomates en su planta. En
un patio de baldosas. Que sale de una ranura entre la pared y el piso. Y que
además son verdaderamente gustosos. Con gran gusto a tomate. No sé de dónde
vendrá, cuál es su historia. Lo que sí sé es que ha crecido como le pareció. Como
lo hubiera hecho una planta cualquiera sin intervención humana. No lo regamos (¿quién
regaría una baldosa?). No le pusimos un tutor. Mucho menos fertilizantes,
herbicidas o plaguicidas. Lo que se dice 100% natural (si es que lo natural
también se considera en un patio suburbano)
Pienso guardar unas semillas y plantar para la próxima
temporada. Los voy a extrañar cuando tenga que comprar esos tomates desabridos
que se venden en época invernal y que salen de cámaras de frío, de invernaderos
en los que no conocen el sol y los llenan de sustancias de crecimiento y muchas
veces tóxicas.
Así quedan. Modelo terminado, podría decir. Una pequeña
alegría en esta vida que cada vez cuesta más y nos llena de productos que no
logramos saber de dónde vienen ni cómo fueron producidos. Estos son tomates
autogestionados. ¡Salud!
Fernando
Enero, 2019
2 comentarios:
Si creyera en los milagros diría que estos tomates lo son. Pero además de no creer en su existencia me parecería muy pueril decirlo. Son maravillosos, portentosos ( y por lo que se ve ) apetitosos tomates. Alguna vez tuve una historia parecida en una maceta del balcón. La conclusión a que me lleva esta publicación es: la naturaleza hace lo que quiere. Aunque pretendamos y creamos que podemos dominarla, nos mira y se ríe de nosotros, como diciendo cuando quiera hago con ellos lo que se me ocurra ! Y ahí...agarrate !
Gracias, Perla, por leer y comentar.
Parece ser que la naturaleza seguirá adelante cuando nosotros, los humanos, ya no estemos ahí para darle tanto trabajo. Lo que no deja de molestar es que se ponga tanto empeño en arruinar las cosas mientras llega ese momento.
¡Salú!
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