Grupo Electrógeno - 2013 |
En Página 12 de hoy el siempre interesante Juan Forn nos habla sobre un raro personaje llamado
Thomas Moro Simpson, el animal metafísico, que sale a la luz gracias a las listas negras de la
dictadura publicadas recientemente.
De verdad me hizo sonreír saber que existen personas así, y
que todavía están vivos. En especial en estos tiempos donde vivimos a las
puteadas por un sinnúmero de razones. Por el calor, por el modelo, por las
letras, por la electricidad el agua la tormenta, por la ineficacia, por el que
sale campeón, por el que no sale campeón, por el que se va de vacaciones, por
el que no se va de vacaciones, por el dólar el real el euro y los saqueos, los
recuerdos los olvidos los sentimientos los racionalismos y las poesías.
De verdad que quisiera poder tener la capacidad de ver las
cosas desde otro lugar siempre. Intento hacerlo en este blog, con suerte
dispar. Ya en artículos anteriores he hablado sobre los medios de comunicación
(adivinanza y los medios de comunicación) y su nefasta visión de la realidad
que construyen ellos mismos para vaya a saberse qué viles intenciones. Que
acaso se relacionen con lo expresado en otra nota (la digestión de la
humanidad), en la que me explayo un poco sobre el sistema capitalista y las
tremendas exigencias a las que somos sometidos por él. Si bien es cierto que
los modelos anteriores al capitalismo también explotaban a la gente, no me ha
tocado vivirlos, por lo que mal podría decir yo si eran mejores o peores.
Lo que sí digo es que acaso algún día esta especie de humano
que somos llegue a una evolución que bien podríamos llamar “homo equánimus” (si
se me permite), en donde haya un poco menos de egoísmo, se crea más en valores
que en precios y se le permita a la gente decir que quiere ser poeta sin que le
pregunten “¿y cómo pensás ganarte la vida?”
¡Salud! Y deseo a todos que puedan expresar sus mejores
deseos en esta época, porque si no deseamos, no vamos a lograr cumplir
objetivos.
2 comentarios:
En estos días me gasté todas la puteadas nacionales que conocía, después recurrí a las tanas, las cuales suenan fuertes y por último a las aprendidas en las plelículas yanquis.
El tema: cortes de luz. Las puteadas iban dirigidas -of course- al gobierno, a las empresas y a los vecinos de mi edificio, en particular, y a la gente irresponsable en general.
En el edicificio sonó una fase, así que la mayoría tenía luz y sus aires acondicionados a todo trapo día y noche y las lamparitas fiesteras colgadas en los balcones seguían titilando. Después cagó otra fase y varias de otros edificios.
Pero los negocios, los shopping reventaban de carteles luminosos, luces de neón lámparas que no tenían nada de bajo consumo.
Y aunque soy una mina optimisma y tranqui, se me revolvió la sangre tana y pensé: realmente tenemos lo que nos merecemos, por la indiferencia y la falta de solidariedad.
Sólo sacamos las cacerolas cuando nos tocan los bolsillos... ahora me parece que ni eso nos hace ser distintos, evolucionar como sociedad.
¿Y QUE HAGO CON TANTO AMOR?: Repartirlo, darlo... esa sería mi respuesta.
Saluti.
¡Ay! Mirella, ¡cómo me gustaría poder comerme tu dolor! (como dice la canción de los redondos) Como digo en el artículo, me encantaría tener otra visión de la gente. Mientras que no lo consiga, intentaré buscar la de otros, y tratar de compartirla.
No se si esta es la forma de llegar a un mundo mejor, por supuesto.
¡Salud!
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