Comprar RELACIONES

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sábado, 6 de junio de 2020

Vampiros en la app


Trabajador de Pedidos Ya
Trabajador de Pedidos Ya



Capítulo: Pedidos ya

Cuando pensamos en la alienación, una de las primeras cosas que nos viene a la mente es la fragmentación, la parte por el todo, la desintegración de las personas. Así como la canción “Chica material” dice, hoy nos sentimos “chica consumidora” todo el tiempo. Y, de más está decirlo, desde que tenemos una aplicación para cualquier cosa, las de comprar son de las más bajadas. Veamos, en un nuevo capítulo de “Publicidad y otras mentiras”, esta app.

 1)      Pedí con el dedo mientras prendés el fuego

Afiche callejero

Cuando PedidosYa hace campaña gráfica, se pone de manifiesto esto de la alienación de manera contundente. Si pensamos en este afiche callejero, lo primero que vemos es a una mujer de la que solamente vemos la sonrisa. Sin entrar en detalles, nos preguntamos si es que en esta aplicación creen que la mujer no tiene cabeza. Pero eso da para un tratado completo. Aquí pensamos en la fragmentación de la persona, en la apelación al consumismo que, como decíamos en nuestro artículo “Consumismo en tres simples pasos, se ve reforzado todo el tiempo por las redes sociales. Y las redes sociales viven mejor en el cautiverio del celular que en cualquier otra parte, por lo que al consumismo lo llevamos en la cartera o el bolsillo, como los peines Pantera.

Este afiche, decíamos, secciona a la persona. Nos muestra la boca, que es lo que se usa para comer, pero no nos muestra la parte de la cabeza con la que pensamos. Porque si pensamos, no estamos tan expuestos a pedir cualquier cosa todo el tiempo, solo porque podemos hacerlo apretando un botón (o varios, pero el principal es el de la app en cuestión).

Y por ahí termina el anuncio: el mensaje escrito nos dice “pedí con el dedo mientras prendés el fuego”.  Y no nos dice con qué prender el fuego. Nosotros, que nacimos en el mundo pre-app, no sabemos prender el fuego mientras pedimos con el dedo, y tal vez exista una app para prender el fuego. O esta misma tenga una función que, al presionar “comprar” emita unos rayos poderosos que prendan el fuego.

En todo caso, lo que sí sabemos es que nos sinecdoquiza, si se nos permite el término. Es decir, la mención del todo por una de sus partes. O dos, en este caso: desde la imagen, la boca; el dedo desde el texto.

2) Invisibilización

Ahora bien, si al consumidor lo vemos de manera fragmentada, a la parte crucial de todo este negocio que son los trabajadores que reparten los pedidos, los que le ponen el cuerpo a toda esta maraña de comercio electrónico, directamente no están. Toda la campaña gráfica de Pedidos Ya omite por completo la presencia de los repartidores, a los que ni siquiera considera empleados. Esto es así porque su caballito de batalla es “convertíte en tu propio jefe”. Entonces, dentro de esta lógica, si el repartidor es su propio jefe, la aplicación no puede considerarlo empleado. Veamos dos ejemplos:

Mensaje en celular


Esta imagen es un anuncio que recibimos en el celular. Además de comer, ahora podemos solicitar mensajería, para llevar o recibir cosas. Vemos, además, una representación de una moto, cuando el grueso de los trabajadores de Pedidos Ya se manejan en bici, porque es mucho más barato que pagar la nafta, la patente y el seguro de la moto.

Página web de Pedidos Ya


Esta invisibilización está también reforzada en la página web de Pedidos Ya, que da un paso más y nos pide que volemos con la entrega en línea: que esto y no otra cosa quiere decir “delivery online”. Pero, así como no sabemos si la propia app es la que prende el fuego, tampoco nos queda claro si la app corporiza lo que pedimos.

Para no hacerla larga: NO. La entrega no es línea, por más que tengamos una impresora 3D, la hace una PERSONA de carne y hueso. Alguien que no solamente está sinecdoquizado, sencillamente no está: ya sea en la página web o en el anuncio en el celular lo que vemos es el vehículo, no al conductor.

Ok, el lector desprevenido dirá que existen autos que se autoconducen, sin disculparnos por la redundancia. Estamos de acuerdo. Pero, ¿motos autoconducidas? Entendemos que no todavía. Y menos en Argentina.

Entrega sin personas


Pero, yendo un pasito más al fondo, como diría un chofer de colectivo pre-pandemia, no solo está borrado desde la imagen, si no desde lo textual: note el lector desprevenido el paso 3: EL RESTAURANTE entrega el pedido. Es decir, ni la moto ni la bici, mucho menos el no-empleado, es el RESTAURANTE quien entrega, repetimos.

En definitiva, los repartidores de aplicaciones son una especie de nosferatu, el no-vivo. Es decir, trabajan, pero no son reconocidos como trabajadores por la empresa que los contrata. No tienen entidad, ni por lo tanto obra social, ART, vacaciones pagas, horario. 

Por eso, querido lector desprevenido, empezamos esta nota mostrando a un repartidor, porque entendemos que no son invisibles. Que son ellos con quienes tratamos, a quien saludamos, con quien quizás hasta sostengamos una mínima conversación similar a lo que hacemos las personas, y no puestas en solo uno de los tantos aspectos que nos definen.



Fernando Berton

Junio, MMXX

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