Se sienta a una mesa sobre calle Perú, saca de la cartera una caja pequeña de plástico, y el perrito la mira atento; se nota que espera algo en los movimientos nerviosos del rabo, que al fin logran su objetivo: la mujer saca un bocadito de la caja que el animal engulle con avidez, una y otra vez a medida que ella los pone en su boca y asiente con un gesto el café que le ha traído la camarera sin que tuviera que pedírselo; saca de la billetera que extrae de la cartera un billete y paga la cuenta mientras le sigue dando bocados al perrito y bebe el café de un sorbo, se seca los labios, pliega un repasador que había dispuesto sobre su pierna derecha acaso para proteger el pantalón blanco y la guarda en una bolsa que trae especialmente para eso, levanta su cuerpo alto y delgado y camina un poco en dirección a calle México, pero retoma Perú y se pierde en dirección a avenida Independencia.
Fernando
Noviembre, 2025

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