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domingo, 27 de noviembre de 2022

Autobiografía de Günter Frager - Capitulo 4

 

There was nothing in the world
That I ever wanted more
Than to feel you deep in my heart

The Cure – “Pictures of you”

 

14:30

Alguien bosteza. Alguien protesta. Alguien prende un cigarrillo. Alguien dice que la sucursal de Paraguay y Pellegrini. Alguien dice que no porque estás al rayo del sol y que cada vez que el cajero le va a poner tinta a la almohadilla muere un obispo

15:25

El humo casi no deja ver el final del pasillo. Me río y digo que debe ser el resultado del fin del planeta, que cuando salgamos ya no habrá más que escombros, radiación, figuras estampadas en las pocas paredes que habrán quedado en pie; ciudades inundadas, restos de naufragios, que Epecuén fue el primer paso para esta oleada de calamidades que hoy nos llevan a cambiar los precios varias veces por día.

16:40

Ya faltan solo quince personas en mi fila. Nadie me habla después de mi comentario tenebroso, salvo una chica que tiene una remera con la cara de Robert Smith y fuma Particulares 30.

El que está en la caja tiene un pilón así de boletas para pagar. De a poco, la impaciencia se desliza hacia la resignación como nuestras espaldas por la pared hasta depositar nuestras nalgas en las baldosas.

El beso transcurre tranquilo. Las lenguas atraviesan la frontera de los dientes y bailan una danza lenta al son de una trompeta con sordina que a veces le deja el protagonismo a un clarinete.

17:05

Salimos. Voy a la puerta de 25 de mayo a buscar la planilla con los tipos de cambio. La chica me pregunta si vamos a tomar algo y digo que sí. Nos sentamos en un bar que está por Paseo Colón. Ella sonríe después de pedir dos cafés y dos ginebras. Me mira con ojos inquietos, y sin dejar de sonreír me dice ¿vos sos Günter, no? Yo le digo ¿cómo sabés? Y ella se ríe. Me acaricia las manos. Me dice ¿no te acordás de mí? Le digo que no con un silencio y una mirada de sorpresa. Ella mueve un poco la cabeza y sin dejar de sonreír me mira directo a los ojos. Con un pase mágico se suelta el pelo que se desparrama en un torrente de rulos negros apretados.

18:50

¡Laura M., ¿qué hacés?! Ella se ríe. Tal vez sin saber que mi corazón está a punto de estallar, o tal vez sí. Ella dice tomo algo con un chico que me gusta. Yo digo qué casualidad y le agarro las manos y tiemblo y tengo que levantarme para tomar aire.

19:30

Yo digo ¡uh!, se me hizo re tarde, tengo que ir a reemplazar a mi viejo al sanatorio. Ella dice ¿qué pasó, querés que te acompañe? Yo digo, sí, claro, si no tenés otra cosa que hacer. Ella sonríe, pero un poco menos. Pagamos y vamos a tomar el subte.

 

Fernando

Noviembre, 2022 

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