Cuántas veces hemos escuchado esta frase, ¿no? Hay una idea del tiempo que se puede ganar o perder. Y la verdad es que es bastante misterioso el tema, porque si pudiéramos ganar tiempo, tendríamos más horas por día, por ejemplo. O quizás menos, si se diera el caso inverso.
En cierta forma, hemos vivido creyendo que el tiempo es una cosa que se tiene, un objeto. No hay problema, tenemos tiempo. Apuráte, no tenemos tiempo. Son expresiones que hablan de la ontología del tiempo, y de su valor como mercancía: el tiempo es dinero. Este año de pandemia nos sorprendió sin saber qué hacer con tanto tiempo que de pronto teníamos. Ganamos tiempo de no viajar hasta la oficina (los que no viajamos, claro, porque hubo muchísimas personas que siguieron igual, o peor, en especial en los ámbitos de cuidado de la salud) y así podíamos ver películas, leer libros o cultivar una rosa blanca con todo ese tiempo ganado. Hasta que de pronto ya no supimos que hacer con él, y empezamos a salir de nuevo, a extrañar esa vida que antes nos atormentaba.
En el artículo El árbol de las brujas hicimos un compendio de citas del libro de Bradbury. No decíamos mucho más, porque sin que el lector desprevenido lo sepa, habíamos perdido ese libro después de una separación, y lo único que teníamos era una hoja de cuaderno con las citas que habíamos logrado copiar. Varios años después, recuperamos el espíritu del libro: cómo los hombres primitivos temían la noche porque pensaban que iban a morir, y cómo los chicos deciden donar un año de sus vidas para salvar al amigo que está perdido. Con estas dos simples premisas el viejo Ray nos lleva a pasear, entre otros lugares, por el antiguo Egipto, la pre historia y la Edad Media para hablarnos de las Brujas (sí, con mayúscula) y de los temores y de los parecidos de las celebraciones que tienen que ver con los muertos así como las fechas: 31 de octubre en Estados Unidos, 1 y 2 de noviembre en los países hispánicos.
Traemos, para finalizar, algunas de las citas de este hermoso libro, que en su momento no recibió buenas críticas porque se dijo que era un libro infantil. Creemos que no leyeron bien, o a las apuradas, quienes hicieron esas críticas. Tal vez no tenían tiempo de analizar.
Los muchachos se reunieron alrededor de la lucerna y miraron el pozo de una escalera que llevaba a varios pisos de distintos tiempos e historias de hombres y esqueletos y músicas escalofriantes tocadas en flautas de huesos.
- Allí está, chicos. ¿Queréis mirar? ¿Lo veis? Allí está todo nuestro vuelo de diez mil años, allí está todo nuestro viaje en un solo lugar, desde los cavernícolas a los egipcios, pasando por los pórticos romanos y las praderas inglesas de otoño hasta los osarios mexicanos.
Y una última:
- Noche y día. Invierno y verano, chicos. Tiempo de sembrar y tiempo de recoger. Vida y muerte. Todo eso, sintetizado en una sola noche, es la Fiesta de las Brujas.
Fernando
marzo, MMXXI
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