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sábado, 4 de julio de 2020

Variaciones de un tema

En estos tiempos de grietas parece que cualquier cosa es válida para abrir una polémica, y también cualquier situación. Pensaba en este momento en el que Joan Manuel Serrat  le explica a alguien del público por qué no canta en catalá.

En estos días de desorden pandémico, he visto nuevamente la película de Sofía Coppola Lost in translation, que, como no podía ser de otra manera, aquí se conoció como Perdidos en Tokio. En las primeras escenas que el protagonista tiene que filmar para la promoción de un whisky, se nota que la traductora no la tiene tan clara. Y él, repetidamente, le pregunta si no dijo algo más, porque le parece muy breve la traducción que recibe.

2003 - Dir. Sofia Coppola


Eso me lleva a pensar en aquella escena “Cartas de color”, de Les Luthiers, en el espectáculo Hacen muchas gracias de nada, cuando el sobrino Yogurtu, desde Nueva York, hace traducir al lenguaje de los tambores la carta para su tío. En un momento determinado dice “sí”, y el traductor golpea durante un tiempo bastante prolongado los tambores, lo que nos hace dudar de la veracidad de la interpretación.

He visto hoy otra película, Ya no estoy aquí, dirigida por Fernando Frías de la Parra, y entre otras cosas tuve que poner subtítulos porque el argot de estos muchachos los “Terkos” resulta, a veces, incomprensible. Incluso le pasa a la amiga china de Ulises, el protagonista, que habla inglés. Ella sabe que él habla castellano, pero en un momento le pregunta en qué idioma habla. Pasa, luego, a aficionarse a la palabra “vergas”, y la usa todo el tiempo. Pero Ulises intenta, sin mucho éxito, hacerle entender que no es conveniente usarla a cada rato. Antes de eso, la chica le pide a un amigo que le traduzca, y en un momento determinado le dice “no interpretes, solamente traducí”.

No, io no spico


También recordé la película La intérprete, con Nicole Kidman, en la que ella es traductora de la ONU y escucha una amenaza a un presidente africano. Y después de ahí pasan un montón de cosas. Como por ejemplo, que algunas palabras que hoy dicen una cosa, tiempo atrás decían otra. Pienso en "celular", que en los años '70 era sinónimo de operativo policial, y hoy es un modo de comunicarnos.

La intérprete - 2005 - Dir. Sydney Pollack


Las traducciones, simultáneas o a posteriori, suelen traernos dolores de cabeza. Ya hemos visto que “One silver dollar” puede llegar a ser “Un dólar marcado”, que “101 dalmatians”, “La noche de las narices frías”, “She”, “La diosa de fuego” y así siguiendo. Pensaba en que al momento de traducir hay que tomar decisiones. ¿Qué queremos traducir, la letra o el espíritu? Una vez, por ejemplo, vi “no fucking way” traducido como “ni en pedo”. Y me pareció que, si bien no había nada literal en eso, el espíritu está totalmente reflejado.

Traducción perdidos en la


Y es que las palabras no son meros envases para transportar significados. Ya en nuestro idioma original, un mismo vocablo puede tener múltiples significados. Ahí está el caso de “vergas”, o “chingar” y, en un caso más cercano al oscurantismo, “sobres”. Hay que hacer un esfuerzo grande para entender qué caracho quiere decir “sobres” en boca de los Terkos. Y nada nos garantiza que lleguemos a una conclusión válida.

Ya no estoy aquí, a tono con los cánones del cine independiente, nos cuenta una historia bastante frecuente: un joven mexicano que emigra a Estados Unidos porque no encaja en la cultura que le toca vivir en su ciudad natal. Pero se las ingenia, a partir de esta opacidad del lenguaje, para hacernos reflexionar con frases del estilo “Ahorita no está así que tú digas chidote, acá, mamalón”. Eso le dice Ulises, que no habla inglés, a Lin, que no habla castellano. Pero igual ella se da cuenta, porque luego le pregunta si habla español. Es decir que en su breve contacto con el castellano, la chica nota algo raro en el habla de Ulises.

Wait güey


Una vez más, entonces, viejo lector desprevenido, venimos a caer en la cuenta de que lo que decimos no siempre es lo que queremos decir.  Y que la tarea del arte no es ponernos las cosas fáciles. Más bien al contrario, que nuestra experiencia perceptiva frente al hecho artístico se prolongue lo más posible.

Que el chido del cielo los bendiga, carnal. Les trucha, loco.


Fernando Berton

Julio, MMXX

 

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