Hay que buscar un campeón. Para ser campeón hay que ganarles a todos los otros competidores, ya sea en encuentros uno a uno hasta que quedan dos, o a lo largo de un torneo de todos contra todos y el que obtiene mayor puntaje es el campeón. Se propone al deporte como una actividad saludable, que ayuda al cuerpo pero también al bienestar psíquico. Ser campeón, ganarles a todos, estar en la cúspide son vistos como objetivos deseables por el común de las personas, que tienen que lidiar su día a día con transportes abarrotados, demoras, cansancio, sueldos que no alcanzan, desencantos, pequeñas alegrías que se desvanecen tan rápido como el aguinaldo.
Así, entonces, el empleado medio busca ser campeón. Para eso tiene que ganarles a todos, ser mejor que sus rivales, que no compañeros, para cobrar un peso más que le permita sacar la cabeza diez centímetros más arriba del agua que lo tapa. Con ese modelo en mente, y con innumerables ejemplos de atletas que hicieron lo propio, comete faltas, muchas antideportivas, alcahuetea, chupa medias y rompe los horarios para congraciarse con la comandancia. Hay que ganar a cualquier precio, cueste lo que cueste, gritan desaforados desde las tribunas. ¿Quién, ante el avance irrefrenable del habilidoso, no le ha gritado al seis ¡matálo a ese, che!?
Hemos visto cómo importantes logros estuvieron teñidos, al menos, por la polémica, y otros decididamente por el engaño.
Por citar algunos, el campeonato que Ayrton Senna logró en 1990. Llegaban al último gran premio él y Alain Prost con posibilidades de consagrarse campeón. Senna había protestado que, aún cuando había logrado el mejor tiempo de clasificación, el lugar de largada no lo favorecía, mientras que el segundo, para el caso, Prost, tenía ventaja. Como no le hicieron caso a su reclamo, no tuvo mejor idea que chocar a Prost en la primera curva. Ambos quedaron fuera de competencia, y Senna logró el campeonato.
Senna choca a Prost y sale campeón |
Poco antes, en el mundial de fútbol de México, Maradona convirtió un gol con la mano. Pese a las airadas protestas de los ingleses, el árbitro convalidó el gol. Sin importar que luego Maradona convirtiera el que luego fuera considerado el mejor gol en mundiales, ese hecho ilícito pudo haber condicionado el rendimiento del equipo inglés. Argentina, luego, se consagraría campeón con una destacada actuación frente a Alemania.
Maradona anota un gol con la mano |
Y por último, el increíble caso del ciclista estadounidense Lance Edward Armstrong En 1996 se le detectó un cáncer de testículo, del cual se recuperó hasta volver a las rutas dos años después. Logró siete triunfos consecutivos del Tour de Francia (el más famoso del mundo para este deporte) entre 1999 y 2005, pero luego le quitaron todos esos títulos al comprobarse que había utilizado drogas prohibidas que mejoraron su rendimiento.
Lance Armstrong |
Estos son solo algunos ejemplos que el empleado medio tiene en su retina todo el tiempo, y que no dudará en aplicar para lograr llegar a lo más alto de la tabla de posiciones. Pero lo que no tiene en cuenta es que los demás también serán capaces de semejantes acciones, y que no hay lugar para todos en el podio. En consecuencia, este modelo deportivo pone de manifiesto que algunos merecen estar en la cima y otros no. Y el dinero tiene bastante que ver con esto. Vean, si no, cuántos equipos chicos salen campeones cada año en el mundo. Esas cosas quedan reservadas al tercer mundo, donde quizás un Argentinos Jrs te gana una copa libertadores y después va al descenso. Pero ¿qué pasa en España, Italia, Alemania? Los mismos de siempre ganan sus ligas locales y juegan después las copas. Y los mundiales, que ahora se juegan en países antes impensados, lo mismo, equipos locales que hacen, por lo general, papeles indecorosos y que ponen una ponchada de plata para seguir manteniendo a la FIFA que, como su nombre lo indica, bueno, ustedes ya saben.
Fernando
Julio, MMXX
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