Comprar RELACIONES

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jueves, 17 de octubre de 2019

No escribir con frecuencia

No escribir con frecuencia es, frecuentemente, improductivo para todas las partes: para el editor, que no tiene lo que editar; para el escritor, que no tiene lo que escribir; para el lector, especialmente, que no tiene lo que leer.

Hace unos años descubrí, casi por casualidad, el bar La Poesía, en la esquina de Bolívar y Chile, San Telmo. Como me estaba por separar, salía lo más temprano posible de mi casa, y me encerraba en sus viejas paredes a escribir. Así surgió la idea de contar la historia de un personaje por lo que opinaban los demás. Es decir, el personaje principal, el protagonista, no aparecía nunca. 

A mitad de camino me surgió otro personaje que desvirtuó la historia. A decir verdad, no la historia, sino la forma: ya no era todo en torno de un personaje, sino de dos. Y cuando me quise acordar, ya no estaba la idea original.

Intenté en varias opciones de talleres y tutorías. Solamente me sirvió la última, en febrero de 2019. Pero la verdad es que ya no tengo la voluntad de escribir. Me parece que no sé qué le voy a aportar a la literatura. Y cuando eso pasa, uno está perdido.

Este año viajé a lugares de la infancia, con la esperanza de encontrar inspiración: había allí un montón de recuerdos que, al enfrentarlos con la realidad, mostraron su falsedad, su inutilidad. La gran vereda que yo pensaba no era tal. La casa que tenía un taller alrededor de un árbol ya no era casa sino negocio, y tampoco estaban el taller ni el árbol. La estación del tren está ahí, por suerte, aunque la nueva no tiene la misma elegancia que la anterior, y la locomotora a vapor es apenas un decorado que está siendo atacado por la vegetación, como en esas películas cuando se quiere dar la idea de abandono.

Ese es el tema: abandono. Abandono la intención de escribir una gran novela. Un gran libro de cuentos o poemas. Abandono la intención de hacerme famoso por la escritura. De hacerme famoso, punto.
A veces es necesario, para mí, poner blanco sobre negro lo que me pasa. Contarles a los lectores que me cuesta escribir. Que he perdido la voluntad de sentarme cada mañana en un bar a escribir. Me avergüenza confesar que en parte es porque ya no puedo pagar el café todas las mañanas. Podría, eso sí, buscar un momento al llegar a casa. Apuntar una idea, dialogar con la musa que habita en la parte de de abajo de las mesas del bar ­La Poesía. Aunque ella ya no quiera mostrarse, uno siempre puede ingeniárselas para recrear viejas conversaciones, cambiarlas un poco, pasarles el plumero, ¿nocierto?

Después de todo, hay en estos tiempos una falta enorme de fantasía. La realidad baila sola en la mentira, dice la canción. La literatura son puras mentiras decía Rulfo. Y Forn escribió una novela con ese título, puras mentiras. 

Nunca sabremos, en realidad, de qué va la cosa, si lo que nos cuenta el narrador es o no es verdadero. ¿Cómo sería verdadera una ficción?, pregunta el escritor desprevenido, ya que el lector no tiene qué leer desde hace varios meses.

Esa es la cuestión, mi querido Hamlet.

Hasta la próxima.


Fernando
Octubre, 2019

 

miércoles, 25 de septiembre de 2019

sospechas

Leía esta semana un libro imposible, Quién sabe qué pasará, y me encontré allí con una fotografía a dos colores, que reporduzco aquí con permiso del autor.

Estas lecturas, uno imagina, tienden a crecer hacia los costados cuando la novedad ya pasó, y después de las consabidas alabanzas propias de toda presentación, queda el texto frente al lector. Y esa es la parte más interesante: siempre que vamos a la presentación de un libro, nos encontramos con un escenario que se repite: el libro, el autor, los presentadores, un editor tal vez, un público.Y entonces surge la pregunta: ¿qué esperamos de una presentación de libro? Porque, a no dudarlo, jamás encontraremos sentencias del tipo "no pierdan su tiempo leyendo este pasquín". La presentación está para resaltar todo lo bueno que todo libro tiene, aunque más no sea la palabra "FIN", si bien ya hace muchísimos años que no se usa la palabra fin para indicar el fin. En fin.

Yo en lo personal tiendo a ir cada vez menos a presentaciones de libros, salvo que:

1. el autor sea un gran amigo
2. el libro no exista en la realidad editorial argentina y latinoamericana.

El caso de Quién sabe qué pasará cuadra con la opción 2, como queda dicho desde un comienzo. ¿Y por qué contar esto aquí, ahora, cuando todo parece caer alrededor? Tal vez precisamente por eso, porque la lectura me (¿nos?) salva de las catástrofes.

No quiero abundar en detalles de lo que no está, porque sería abrumar al público. Pero sí quiero decir que lean todo lo que se les cruce y que esté encuadernado. Algunas editoriales son mejores que otras en su catálogo. Algunas tienen libros pasatistas que valen la pena. Otras no.

Pero no importa. Lean. Sientan una ficción correr frente a sus ojos. Esto ha venido ocurriendo del mismo modo desde que se inventó la lectura. Eso no cambia. No hay mutación.

Hasta la próxima.



jueves, 6 de junio de 2019

Momento de reflexión



Un taladro interrumpe la tranquilidad buscada, aunque no es tan grave si se mantiene cerrada la puerta. Sol en la ventana y la sombra de la mano en el papel. Deseos de dormir, salir de paseo, compartir una charla. A mitad del párrafo, notar que no se sabe bien de qué se habla, que es puro placer de escribir, aunque no sea mucho, ni el placer ni lo escrito. Es romper con la inercia del escritorio y de la pantalla, búsqueda de un momento apenas distinto. (Ahora se suman al taladro unas explosiones, seguramente de una protesta sindical). No hay mucho más para decir aquí. La mente está en calma, en un punto aparte por ahora.


El taladro se apagó, y ya pedí la cuenta.

Fernando

Junio, 2019

martes, 4 de junio de 2019

Extinction Rebellion Argentina Die-In 2019






Primera acción directa no violenta de Extinction Rebellion Argentina
#extinctionrebellion #xrargentina #colapsoclimatico #colapsoecologico #emergenciaclimatica #rebelforlife #cambioclimatico #noplanetb #nadaquefestejar #estoesunaemergencia #juventudporelclima #strike4climate

lunes, 3 de junio de 2019

Sincericidio


Que la industria alimentaria nos vende cualquier cosa con otro nombre, ya no es ninguna novedad. Basta buscar los ingredientes de cualquier porducto ultra procesado para darnos cuenta de que el chocolate no contiene chocolate, los cereales no contienen cereales y así.

En los últimos tiempos han aparecido algunos productos "similares a", entonces nos encontramos con "Fiambre de cerdo", "Alimento UAT con leche" o "Bebida láctea", ya que ni siquiera pueden poner qué es, y buscan un genérico englobante. Total, la verdadera leche tampoco es tan verdadera ni el jamón contiene tanto cerdo. ¿Quién puede enojarse de consumir algo que ni siquiera nos engaña ya que no dice ser lo que parece?

Pero este fin de semana me encontré, en un supermercado Día de Floresta, con el producto que da título a esta nota: Algo que dice tener SABOR A CARNE pero que NO CONTIENE PRODUCTOS DE RES.

Así que ya están avisados. Esto tiene sabor a carne pero no contiene carne, no vengan con quejas.


Fernando
Junio, 2019

jueves, 23 de mayo de 2019

Hay veces que no puedo dormir

siento un dolor en las costillas, un leve ronquido logra despertarme, hacerme pensar que estoy roncando, que no puede ser que ronque, que debería cambiar de posición, tener otra almohada, otra cama, otro colchón, otra cosa que me proponga sueños que no necesiten ronquidos, imágenes de fotografías antiguas, casi daguerrotipos, sueños que hubiera tenido si no los hubiera soñado, pesetas en lugar de salud, un espacio intersticial menos aerodinámico y cosas por el estilo.

sin embargo, las notas de una sinfonía me hacen pensar en cosas menos urgentes, tal vez una trompeta con sordina, como una voz suave que me susurra cosas al oído, que me lleva a pensar que no todo es lo que yo creo, que también hay cosas que se parecen a lo que creen los demás, que hay otros mundos, circunstancias en las que no hubiera pensado nunca, ejercicios mentales y de los otros para una veloz interpretación de la realidad cambiante de cara al siglo XXII.

tengo amigos y familiares en otras ciudades y hasta en otros continentes. tengo conocidos acá a la vuelta y parientes lejanos. tengo canas y algunos me dicen que no tengo los años que parezco. me duele a veces la cabeza pero mucho menos desde que me dediqué a respirar. el encuentro con una flor y una mariposa o la vista de un tren desde una postura poco frecuente suelen emocionarme. quisiera que este procesador de textos pusiera las mayúsculas después de los puntos, seguidos o aparte pero no, por eso, querido lector desprevenido, tendrás que imaginarlas. sí, ya sé que has iniciado los trámites jubilatorios, pero uno nunca se olvida de los amigos.


fernando
mayo (que no termina más y tardaremos para cobrar) 2019

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