San José, contarían las Apostalas, estaba de mal humor. El era el único que tenia cara larga en aquel pesebre donde el niño Jesús, recién nacido, resplandecía en su cuna de paja. Todos sonreían: la Virgen María, los angelitos, los pastores, las ovejas, el buey, el asno, los magos venidos del Oriente y la estrella que los había conducido hasta Belén de Judea.
Todos sonreían, menos uno. San José, sombrío, murmuro:
-Yo quería una nena.
Eduardo Galeano - Puntos de Vista (Desde la página de los cuentos: VER LINK)
Esto viene a cuento de una publicación de Google + que dice que