La información, en esta oportunidad, nos llega desde los Estados Unidos de América, y da cuenta de una protesta de trabajadores ferroviarios para que les paguen días por enfermedad, cuidado de familiares enfermos, etc.
El artículo del New York Times da cuenta de situaciones verdaderamente espeluznantes, que no dejan de serlo por más que se repitan en todas partes del planeta.
Por ejemplo, dice que los trabajadores celebran el aumento de la asignación por hospedaje cuando están fuera de sus hogares por varios días, ya que anteriormente tenían que dormir de a cuatro o cinco en habitaciones para dos en hoteles de morondanga. Y algunos hasta llegaban a comprarse ropa barata para dormir, por el temor a llevarse bichos de regreso a sus casas.
Queremos destacar un párrafo, ejemplo palmario de la deshumanización de la empresa capitalista:
Gunter regularly worked four 10-hour shifts in a row, swinging giant hammers, pounding stakes into railroad ties. His son had been born with a heart defect, and last year he stayed home for his son’s surgery. His supervisor pressured him to come back, saying: “You’re putting me in a tough spot. You have to be here.” Gunter was furious, so he quit.
"Gunter trabajaba frecuentemente turnos de diez horas seguidas, blandiendo mazas enormes, clavando estacas a los durmientes de las vías. Su hijo había nacido con un defecto cardíaco, y el año anterior no había ido a trabajar para ir a la surigía del chico. El supervisor lo presionaba para volver, diciendo: 'Me ponés en un aprieto. Tenés que venir acá.' Gunter se puso furioso, y renunció." (Traducción propia)
Estas situaciones se repiten todo el tiempo, tanto cuando al empleado le dan un turno para el dentista e las 10:00 am un miércoles cuanto, como el caso citado, ocurre algo más serio. Ser empleado, parece, supone poner en suspenso la vida personal entonces todo hay que hacerlos en los horarios en que no se trabaja. Lo que no estaría nada mal, por cierto, de no ser que los centros de salud también cierran alguna vez, o el turno que dan en una hora acorde a las pretensiones patronales puede ser de cuatro a seis meses, o bien nunca.
Así es que, en pleno siglo XXI, seguimos luchando por las mismas cuestiones de hace más de ciento cincuenta años.
Fernando
Diciembre, 2022
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