Leo un poema de Florencia Lobo, que en un momento dice:
"Yo también fui herido por la vida.
Y quise un día arrancar mis raíces,
que una mano me alzara de pronto
y me llevara lejos,
como ganso espantado por la piedra."
(El horticultor dañado por la vida, en https://desconocida.com.ar/tres-poemas-ineditos-de-los.../)
Pienso que yo no soy melancólico por la muerte de Mariela, ya lo era de antes, ciertamente. Si algo hizo Mariela fue iluminar un poco esas zonas oscuras.
Leí hace poco fragmentos de un ensayo de Junichiro Tanizaki, "El elogio de la sombra", donde explica cómo las casas japonesas aprovechan las sombras. Dice Tanizaki:
"...Tenemos, por último, en nuestra salas de estar, ese hueco llamado toko no ma (1) que adornamos con un cuadro o con un adorno floral; pero la función esencial de dicho cuadro o de esas flores no es decorativa en sí misma, pues más bien se trata de añadir a la sombra una dimensión en el sentido de la profundidad".
Así, a veces, creo que estoy: con un hueco paralelo al dolor y perpendicular a las luces tenues.
Todavía me resta definir si pondré ahí un caligrama o un arreglo
floral.
Fernando
Noviembre, MMXXI
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(1) Literalmente "habitación del lecho, alcoba". Hueco practicado generalmente en la pared de la habitación principal, perpendicular al jardín y que desempeña un papel capital en la decoración de la casa japonesa tradicional.
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