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domingo, 15 de marzo de 2020

Un poema de novela


Hace muchos años, en un taller literario al que asistí, nos pidieron agregar los signos de puntuación al monólogo de Molly Bloom. De allí, tal vez, me quedó una cierta capacidad para leer entrelíneas.

Tiempo después, mi musa inspiradora Cairíope me reveló el arte de anotar, subrayar y resaltar los libros. Esto, a medida que los años pasan, hace que aquella capacidad de la juventud resurja. O no se vaya del todo, ¿no?, algo así como tomar medicación para la EPOC. Lo que esto provoca es la aparición de frases encerradas en otras. Que a veces, incluso, estas sub frases, por así decir, niegan la frase principal.

Y, claro, al leer Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino, me quedó como una costumbre de leer los índices de corrido.  Como dice José Viñals acerca de sus Éufrates y Tigris, algunos índices son bastante aburridos y previsibles. La única sorpresa que podríamos encontrar es que una edición puede tener un capítulo final distinto a otra edición. 20 en Estados Unidos y 21 en Inglaterra, por caso, en La naranja mecánica, de Anthony Burgess.

Y hablando de Inglaterra y de gauchos (el lector desprevenido podrá objetar que no se habló de gauchos aquí. Diremos que sí, que tiene razón, pero ¿se puede hablar de Inglaterra sin que estén implicados, acaso elididos, los gauchos?) es que me apareció ante los ojos un poema oculto en Las aventuras de la China Iron, de Gabriela Cabezón Cámara. Un poema que rompe la tradición de la gauchesca, ciertamente, como para alejar el tedio.
Aquí les dejo, entonces, el resultado

Índice

Fue el brillo, la carreta, los cimientos en el polvo
la China no es un nombre, todo era otra piel
sobre mi piel
bajo el imperio
de Inglaterra, mezclados los dragones
con mi pamapa
A merced de los caranchos
me hundí en la bosta
absorta como estaba
La luz mala
es luz
de hueso
Vos me curás, señora, tenquiu, a fuerza de fuerza
Eso también se come
y se bebe
con scones
(La ciencia inglesa)
Se quedaban suspendidas en el aire
sellamos animal
por animal
sino de gaucho
Quemaba puentes un profeta del pincel
Esta versión que ofrecemos aquí podría considerarse un poema industrial ¿no es cierto?: de la materia prima obtenida, hacemos algo nuevo. Lo que no puede afirmarse es que se le esté agregando valor. Aunque, la verdad sea dicha, tampoco podríamos negarlo.

Para finalizar, esperamos les resulte divertido, que es la intención primera.

Salú.
Las aventuras de la China Iron; Gabriela Cabezón Cámara; Penguin Random House; 2017


fernando berton
marzo, MMXX

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