Hace muchos años, en un taller literario al
que asistí, nos pidieron agregar los signos de puntuación al monólogo de Molly
Bloom. De allí, tal vez, me quedó una cierta capacidad para leer entrelíneas.
Tiempo después, mi musa inspiradora
Cairíope me reveló el arte de anotar, subrayar y resaltar los libros. Esto, a
medida que los años pasan, hace que aquella capacidad de la juventud resurja. O
no se vaya del todo, ¿no?, algo así como tomar medicación para la EPOC. Lo que
esto provoca es la aparición de frases encerradas en otras. Que a veces,
incluso, estas sub frases, por así decir, niegan la frase principal.
Y, claro, al leer Si una noche de invierno un viajero, de
Italo Calvino, me quedó como una costumbre de leer los índices de corrido. Como dice José Viñals acerca de sus Éufrates y
Tigris, algunos índices son bastante aburridos y previsibles. La única sorpresa
que podríamos encontrar es que una edición puede tener un capítulo final
distinto a otra edición. 20 en Estados Unidos y 21 en Inglaterra, por caso, en La naranja mecánica, de Anthony Burgess.
Y hablando de Inglaterra y de gauchos (el
lector desprevenido podrá objetar que no se habló de gauchos aquí. Diremos que
sí, que tiene razón, pero ¿se puede hablar de Inglaterra sin que estén
implicados, acaso elididos, los gauchos?) es que me apareció ante los ojos un
poema oculto en Las aventuras de la China
Iron, de Gabriela Cabezón Cámara. Un poema que rompe la tradición de la
gauchesca, ciertamente, como para alejar el tedio.
Aquí les dejo, entonces, el resultado
Índice
Fue el brillo, la carreta, los cimientos en el polvola China no es un nombre, todo era otra pielsobre mi pielbajo el imperiode Inglaterra, mezclados los dragonescon mi pamapaA merced de los caranchosme hundí en la bostaabsorta como estabaLa luz malaes luzde huesoVos me curás, señora, tenquiu, a fuerza de fuerzaEso también se comey se bebecon scones(La ciencia inglesa)Se quedaban suspendidas en el airesellamos animalpor animalsino de gauchoQuemaba puentes un profeta del pincel
Esta
versión que ofrecemos aquí podría considerarse un poema industrial ¿no es
cierto?: de la materia prima obtenida, hacemos algo nuevo. Lo que no puede
afirmarse es que se le esté agregando valor. Aunque, la verdad sea dicha,
tampoco podríamos negarlo.
Para finalizar,
esperamos les resulte divertido, que es la intención primera.
Salú.
Las aventuras de la China Iron; Gabriela Cabezón Cámara; Penguin Random House; 2017 |
fernando berton
marzo, MMXX
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