Rápidamente tuve que replanificar. A diferencia del viaje de los cronopios Carol y Julio, que era de pocos kilómetros de autopista y mucha estancia en los paraderos, este es de muchos kilómetros en la ruta y poco estar en los pueblos. De modo que para el día 3 la cuestión será visitar localidades más cercanas a la base: al llegar a Solanet tengo ya seis horas de ruta y unos 350 km recorridos. El cansancio se hace notar.
Club El cardal - Solanet |
Estaba cerrado, así que me quedé con las ganas de echar un trago.
* * *
Flora, Fauna y otra chica más
Párrafo aparte es la fauna de la ruta. Uno espera encontrar (y encuentra) mayormente
vacas, algunos caballos, en menor medida ovejas. Quien te
dice un chancho. También aportan algunas ratas, pájaros a montones, mariposas y
otros voladores que suelen hacerse amigos inseparables de radiadores y
parabrisas. Pero, sorpresas te da la vida. Luego de cruzar la rotonda de
Ayacucho, y poco después de cruzar la vía de un tren ahora inexistente,
perduran las señales que señalan el peligro del extinto artefacto. Y como uno de
los objetivos laterales del viaje es relevar las cosas al costado del camino
(sin ton ni son, valga la aclaración), me detuve a tomar unas fotos. Y resulta
ser que a un costado había como un lago, o el final de un arroyo, o vaya uno a
saber qué. Me acerqué, y cuál no sería mi sorpresa al descubrir que había ahí
un bagre. ¡Sí, señor, un bagre! O algo así. Muy orondo el tipo, y bastante
grande, que abría y cerraba su bocota en lo que se supone sería un rito
alimenticio. Pero es pura intuición, porque si de verdad hay algo que
desconozco son las costumbres de los bagres. Más aún si están en la banquina. Eso solo, créame, paga la tarde.
Bagre rutero |
Day # 2 bis - marzo, mmxvii
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