Viaje hasta Gral. Belgrano, con escala en Ranchos a tomar
café y chequear mensajes. Llegada al mediodía según lo previsto. La cabaña Tierra Mïa es bastante más de lo que
esperaba, con todo el confort. Romina un encanto, muy eficiente. Envidiable, como de
costumbre, cuando me encuentro con alguien que tuvo la visión para salir de la
locura de la Capital. Y me siento bien por darle de comer, ¿nocierto? <Acá
debería ir un jajajaja, pero no estoy tan seguro si es risa o es dolor>
Cabaña Tierra Mía - Gral. Belgrano |
Almuerzo en el patio, con bastantes tábanos. Después,
pequeña siesta o algo así. La verdad es que no sé si dormí o no. Digamos que un
poco. Después, viaje a Villanueva, y regreso por un camino interior casi sin
darme cuenta. Al punto de salir en la entrada a la cabaña. <Acá, sí, pueden
ir unas risas>.
Seguí de largo a cargar nafta. Me quiero matar con lo que
cuesta un litro. La próxima le mando súper y que Ruedas se la banque.
Final del día con caminata por un lindo circuito que hay acá
cerca, por algo así como un brazo del salado, supongo. Y después hay un
circuito “saludable”, por así decir, cosa de no perder el ritmo y bajar las medialunas.
Pero bueno, vacaciones son vacaciones.
Todo esto de alguna manera debe convertirse en material para
el diario de este viaje. De este homenaje a Carol y Julio, tan lejos de aquella
autopista.
Hoy me di cuenta de que para la época en que Julio y Carol
empezaban su viaje, yo estaba pisando París por primera vez. Las casualidades
no quieren decir nada, salvo que uno tiene conexiones con aquellos a quienes
quiere. Yo no sabría nada de Carol hasta tiempo después, cuando pude leer Los autonautas. Pero sí sabía de Julio, claro. Del Final del juego, de Rayuela, de tantas otras cosas que leí, y tantas que no. Así que
acá estamos. Mañana pienso llegar hasta Ramos Otero, es decir el plan inverso
de los mapas, para acortar el cansancio en los últimos días. No sé por qué los
planos están en orden ascendente. Son cosas que el lector desprevenido tendrá
que dilucidar.
Crossroads - Villanueva |
Fotografías hay unas cuantas. No sé por qué no puedo bajar
las del teléfono. Un bajón, al final con el otro aparato decadente se copiaban
de lo más bien, y este que es toda modernidad se las guarda para él solo. ¿Signo
de los tiempos del hombre tecnológico que
se aisla con los auriculares y al resto que lo cure Lola? Filosofía barata, será
cuestión de llevar este artefacto a la zona de la luz, porque aquí estamos en
las tinieblas del wifi.
Ok. Hasta acá. Son como las diez y media y quizás necesite
descansar un poco. O no, quizás necesite seguir escribiendo, buscarle el tono
al viaje. Al texto del viaje. Es la primera vez que voy a encarar el género
crónica de viaje, así que ya veré que sale.
¡Salud!
Gral. Belgrano - Prov. de Buenos Aires |
Día 1, mmxvii
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