Los diarios no hablan ni de tí ni de mí ni de nadie, salvo excepciones, porque es más fácil explicar un cuádruple crimen que un amor; tiene más efecto el choque de diez camiones y una moto en una autovía, que el choque de unos labios duros e inexpertos, alrededor de los catorce años, detrás de un limonero que en cualquier momento se convertirá en testigo mudo e inútil de una pasión que no terminará nunca.
Aún cuando tengas hijos y casa con otra.
Aún cuando escribas versos inspirados en otros brazos.
Aún cuando tus lágrimas sean apenas el desesperado reflejo de aquel sollozo profundo e interminable cuando supiste que ya no te quería más.
Gracias, Victor Maini, por poner en tapa -o contra, da igual-, sentimientos que estaban guardados en un cajón ruinoso y que de pronto están de vuelta en primer plano.
Aún cuando tengas hijos y casa con otra.
Aún cuando escribas versos inspirados en otros brazos.
Aún cuando tus lágrimas sean apenas el desesperado reflejo de aquel sollozo profundo e interminable cuando supiste que ya no te quería más.
Gracias, Victor Maini, por poner en tapa -o contra, da igual-, sentimientos que estaban guardados en un cajón ruinoso y que de pronto están de vuelta en primer plano.
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