Comprar RELACIONES

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lunes, 9 de diciembre de 2024

Aromas


 Llueve, y olor de la tierra cuando se humedece invade el lugar. Es una aroma sumamente agradable, y hasta hay quienes han sugerido una palabra para mencionarlo. 

Me siento en el asiento del fondo, del lado de la ventanilla. Enseguida me llega el calor del motor, junto con el olor característico de fierro caliente, de grasa derramada en juntas. Solamente deseo que el viaje termine pronto.

Luego un hombre joven se ubica a mí lado. No pasa mucho antes de que me invada olor a lavandina. Lo que en verdad me molesta es que se impregna en la lengua, miles de partículas hacen que la lengua se ponga áspera, y no sé cómo evitar el incordio de la situación. Solamente deseo que se baje.

El joven desciende mucho después de lo que esperaba. Su lugar lo ocupa una mujer oficinista, con olor a cigarrillo en su trajecito azul, el pañuelo multicolor, en el pelo. Imagino su boca inundada por el humo, los pulmones, como yo, ansiosos por que termine el suplicio, en labios que rehuyen el beso ante la presencia de los despojos aromáticos del tabaco.

Fernando

Diciembre, 2024

martes, 3 de diciembre de 2024

martes, 22 de octubre de 2024

Guerra y Paz

 



What passing-bells for these who die as cattle?
      — Only the monstrous anger of the guns.
      Only the stuttering rifles' rapid rattle
Can patter out their hasty orisons.
No mockeries now for them; no prayers nor bells; 
      Nor any voice of mourning save the choirs,—
The shrill, demented choirs of wailing shells;
      And bugles calling for them from sad shires.

What candles may be held to speed them all?
      Not in the hands of boys, but in their eyes
Shall shine the holy glimmers of goodbyes.
      The pallor of girls' brows shall be their pall;
Their flowers the tenderness of patient minds,
And each slow dusk a drawing-down of blinds.

Himno a la juventud condenada

Por Wilfred Owen
¿Qué campanas doblan para estos que mueren como ganado?
— Sólo la monstruosa ira de las armas.
Sólo el rápido traqueteo de los balbuceantes rifles
Pueden hacer sonar sus apresuradas oraciones.
Ya no hay burlas para ellos; ni oraciones ni campanas;
Ni ninguna voz de duelo salvo los coros,
— Los estridentes y dementes coros de las conchas que gimen;
Y las cornetas que los llaman desde tristes condados.

¿Qué velas se podrán sostener para apresurarlos a todos?
No en las manos de los muchachos, sino en sus ojos
Brillarán los sagrados destellos de las despedidas.
La palidez de las cejas de las muchachas será su paño mortuorio;
Sus flores la ternura de las mentes pacientes,
Y cada lento crepúsculo un descenso de las persianas.

lunes, 30 de septiembre de 2024

Por la autora

 


A veces uno no sabe del todo por qué compra libros. ¿Por la tapa? ¿Por la reseña? ¿Por recomendación de alguien? ¿Por la autora? ¿Porque sí?

Conocí a Inés Garland en una charla que reunió a varios escritores en la librería Falena. Mencantó lo que leyó, y lo que dijo, y desde entonces he leído algunas cosas dispersas de ella.

Esta vez se presenta con una novela hecha de retazos, como las mudanzas, en las que hay que volver a ordenar todo lo que se va de una casa a otra. También, supongo, que se forma de las cosas que al final no se llevan, o se pierden. Me alegró mucho esta novela porque puede ser varias cosas, si  uno quiere. Puede ser novela, o autobiografía, o un esquema para algo mayor.

Es divertida, por momentos intensa, a veces breve y otras hasta filosófica.

Por estos días le están haciendo promoción al libro, así que aprovecho para recomendarla.

 


Fernando

Septiembre, 2024 


Fernando

Septiembre, 2024

domingo, 25 de agosto de 2024

Madrugada interruptus


 Suena el teléfono a las cuatro treinta a-eme. No el whatsapp. No un texto. No, un llamado, que implica abrir los ojos. Abrir la boca. Decir algo que no parezca un insulto.

 

Fernando

Agosto, 2024 

domingo, 4 de agosto de 2024

Un partido


 Llega en el segundo tiempo, el examen final se demoró más de la cuenta. Mientras sube los peldaños, su equipo marca un gol. Cuando el griterío se calma, pregunta por el autor del tanto: golazo de Pérez de tiro libre, le informan. Que ganan 4-0, le informan también.

 Poco después, en una jugada algo confusa, el rival descuenta. Los jugadores protestan una falta o una posición adelantada, no se entiende bien. Nadie puede creer que el árbitro expulse a Pérez y a Espósito. Y enseguida el marcador se achica a 4-2. Ahí siente que lo miran raro.

 En el penal que pone las cosas 4-3 lo putean al arquero por la falta tonta y empiezan, por lo bajo, a culparlo de la situación.

 4-4 y ya todos lo responsabilizan abiertamente. ¡Tomátelas, piedra! ¡Sos más mufa que Caaalo! ¿Qué Caaalo?, si este es peor que el Gato.

 Resiste un poco más, hasta que decide irse, harto de las cargadas, a los 75 min. ¡Bien, pibe, bien!, le gritan mientras baja por las gradas. Algunos hasta le dan palmaditas en la espalda.

 Ya en la casa, busca el resultado en internet: su equipo ganó 5-4 con un gol agónico a los 97 min.

 

Fernando

Agosto, 2024 

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