Fernando
Enero, 2025
para ver el espesor de las cosas
Me siento en el asiento del fondo, del lado de la ventanilla. Enseguida
me llega el calor del motor, junto con el olor característico de fierro
caliente, de grasa derramada en juntas. Solamente deseo que el viaje
termine pronto.
Luego un hombre joven se ubica a mí lado. No pasa mucho antes de que me
invada olor a lavandina. Lo que en verdad me molesta es que se impregna
en la lengua, miles de partículas hacen que la lengua se ponga áspera, y
no sé cómo evitar el incordio de la situación. Solamente deseo que se
baje.
El joven desciende mucho después de lo que esperaba. Su lugar lo ocupa una mujer
oficinista, con olor a cigarrillo en su trajecito azul, el pañuelo
multicolor, en el pelo. Imagino su boca inundada por el humo, los
pulmones, como yo, ansiosos por que termine el suplicio, en labios que
rehuyen el beso ante la presencia de los despojos aromáticos del tabaco.
Fernando
Diciembre, 2024
A veces uno no sabe del todo por qué compra libros. ¿Por la tapa? ¿Por la reseña? ¿Por recomendación de alguien? ¿Por la autora? ¿Porque sí?
Conocí a Inés Garland en una charla que reunió a varios escritores en la librería Falena. Mencantó lo que leyó, y lo que dijo, y desde entonces he leído algunas cosas dispersas de ella.
Esta vez se presenta con una novela hecha de retazos, como las mudanzas, en las que hay que volver a ordenar todo lo que se va de una casa a otra. También, supongo, que se forma de las cosas que al final no se llevan, o se pierden. Me alegró mucho esta novela porque puede ser varias cosas, si uno quiere. Puede ser novela, o autobiografía, o un esquema para algo mayor.
Es divertida, por momentos intensa, a veces breve y otras hasta filosófica.
Por estos días le están haciendo promoción al libro, así que aprovecho para recomendarla.
Fernando
Septiembre, 2024
Fernando
Septiembre, 2024
Fernando
Agosto, 2024
Poco después, en una jugada algo confusa, el rival descuenta. Los jugadores protestan una falta o una posición adelantada, no se entiende bien. Nadie puede creer que el árbitro expulse a Pérez y a Espósito. Y enseguida el marcador se achica a 4-2. Ahí siente que lo miran raro.
En el penal que pone las cosas 4-3 lo putean al arquero por la falta tonta y empiezan, por lo bajo, a culparlo de la situación.
4-4 y ya todos lo responsabilizan abiertamente. ¡Tomátelas, piedra! ¡Sos más mufa que Caaalo! ¿Qué Caaalo?, si este es peor que el Gato.
Resiste un poco más, hasta que decide irse, harto de las cargadas, a los 75 min. ¡Bien, pibe, bien!, le gritan mientras baja por las gradas. Algunos hasta le dan palmaditas en la espalda.
Ya en la casa, busca el resultado en internet: su equipo ganó 5-4 con un gol agónico a los 97 min.
Fernando
Agosto, 2024
¡Hola! Soy el robot, ¿cómo estás? ¿Cómo puedo ayudarte esta mañana? Tengo un sinnúmero de funciones entre las que se pueden contar ayuda fi...