La adopción del cristianismo como religión oficial del Imperio Romano en el año 380 DC simplifica las maneras de estratificar la sociedad, ya que surge el término pagano: que no es cristiano.
Ahora bien, en la primera acepción del diccionario de la RAE, pagano quiere decir Persona que paga, generalmente por abuso, las cuentas o las culpas ajenas. Y, nos preguntamos, ¿qué otra cosa que un pagano en su primera acepción es Jesucristo?
Hemos visto en este blog anteriormente cómo la sociedad de consumo nos plantea que la solución a todo se puede hacer en tres simples pasos: en un caso como una trampa y en el otro como una responsabilidad angustiante, dado que nadie, de manera individual, puede detener lo que se plantea como un problema social; y así nos hace responsables de pagar las culpas ajenas. Si Cristo lo hizo, ¿por qué no debería hacerlo yo?
En consecuencia, una vez que se descubrió esta sencilla manera de dominación -porque, ¿qué otra cosa es una religión oficial en un Estado?-, se sembró la simiente para que los de abajo respeten a los de arriba porque son ellos los que tienen la luz, la verdad y el camino (que bien pueden ser las empresas de electricidad, los tribunales de justicia y las construcciones viales) y entonces tenemos que cumplir con los mandatos para obtener la vida eterna, mientras ellos obtienen la de acá en la Tierra, se la llevan de abajo (es decir, obtienen sus fortunas por medio de la explotación de las clases dominadas, que suelen ponerse por debajo. Vale decir, lo contrario de "llevársela de arriba").
Toda expresión del cristianismo que busca convencer a los feligreses en parecerse a Jesucristo es una metáfora de que el pobre debe respetar al rico. Esto es así porque Jesucristo no es cualquier ser humano, es EL HIJO DE DIOS. Y si Dios ha sido capaz de mandar a la cruz a su propio hijo, ¿qué podemos esperar nosotros, simples mortales?
Para
terminar, la religión nos propone la salvación eterna en estos tres
simples pasos:
1) El pecado nos aleja de Dios y tiene como
consecuencia la muerte
2) Cristo vino a reconciliarnos con Dios, a morir en nuestro lugar
3) Todo aquel que cree en el señor Jesucristo será salvo: Dios le regala la vida eterna
Todo lo que ocurra acá en la Tierra, entonces, es libre albedrío liso y llano: si yo no hago lo que me dicen, es mi culpa, no de Dios.
Fernando
Setiembre, 2023
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