En el híper-plasma puedo organizar los recuerdos por tema, o por persona, también.
La voz de Voggart es áspera, aguardentosa. Se ríe con facilidad y tiene una mirada franca. Nos encontramos en el ascensor, Voggart pregunta:
- ¿Piso?
Yo contesto:
- Cielo.
Y al cielo vamos.
Recuerdo de un lago. Una casa abandonada. Grafitis por todas partes. “Para qué desconocernos si podemos encontrarnos, BB”, dice en varias paredes. Llama la atención que no hay olor a orines.
Voggart sube por una escalera. Desde la terraza se distingue todo el lago, una casa oculta en medio de la arboleda. Voggart pregunta:
- ¿Quiénes viven ahí?
Yo respondo:
- Vos y yo.
Y a la casa del bosque vamos.
*
No hace frío, pero hay un fuego encendido en el hogar. Me acerco a la ventana. Hay una canilla que gotea. Un pajarito se acerca y se posa en el caño. Bebe agua durante un momento. Le saco unas fotos, pero se asusta con el ruido de la cámara y se va. Reviso las tomas. Solo una quedó bien, las otras son imágenes fantasmales.
Voggart preparó café. No sentamos en los sillones del living. La bandeja está apoyada sobre la mesa baja, frente al hogar. El vapor de las tazas se confunde con el humo de los leños. Voggart bebe sorbos cortos y nos quedamos un rato en silencio, miramos la arboleda por la ventana, hasta que se hace la hora de regresar.
Fernando
Enero, 2023
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